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domingo, 14 de diciembre de 2025

Resisitir - Marie Durand

 38 AÑOS EN UNA CELDA… Y UNA SOLA PALABRA QUE NO BORRARON JAMÁS

La historia real de MARIE DURAND, mártir hugonota.

(Fuentes: archivos de la Torre de Constance, registros reales franceses, John Foxe, historiadores hugonotes)

Tenía 19 años.

No predicaba. No escribía libros. No lideraba iglesias.

Su “crimen” fue uno solo:

Ser protestante reformada en la Francia católica del siglo XVIII.

En 1730, soldados irrumpieron en su casa. Su padre ya había muerto en prisión por la misma fe. Su hermano estaba escondido.

A Marie la encadenaron… y la llevaron a la Torre de Constance, una prisión húmeda, circular, sin ventanas, a orillas del Mediterráneo.

Allí entró una joven.

Saldría… una anciana.

La torre no tenía camas. Dormían en el suelo. Comían pan duro. El agua estaba contaminada. Las enfermedades eran constantes.

Las mujeres gritaban por la noche.
Algunas enloquecían. Otras se suicidaban.

Y cada cierto tiempo, el carcelero les hacía la misma oferta:

“Renuncia a tu fe. Di que vuelves a la Iglesia de Roma… y sales libre hoy mismo.”

Marie podía haber salido el primer día. Solo tenía que decir una frase…Nunca la dijo.

Años se convirtieron en décadas.

Marie vio morir a amigas en sus brazos.
Vio cuerpos arrastrados fuera.
Vio cómo el tiempo borraba rostros…
pero no borró su fe.

En una piedra del suelo de la celda, alguien grabó una palabra.

Marie la repasaba con el dedo una y otra vez, como quien toca una promesa:

“RÉSISTER”
(Resistir)

Esa palabra sigue ahí hoy. Tallada en la piedra. No es leyenda. Es historia visible.

En 1768, tras 38 años de encierro, el rey ordenó su liberación.

Marie salió encorvada. Con el cabello blanco. Con el cuerpo roto.

Un testigo escribió:

“Había pasado más tiempo en prisión que muchos hombres en libertad.”

¿Sabes qué hizo al salir?

No habló de venganza. No habló de odio. No habló de Roma.

Dijo esto:

“Dios me sostuvo. Y volvería a hacerlo todo otra vez.”

Murió dos años después… libre.

Pero su fe nunca estuvo encarcelada.

Hoy muchos abandonan la fe por presión social. Por burlas. Por comodidad.

Marie Durand pasó 38 años encerrada y nunca negó a Cristo.

No por valentía humana. Sino porque Dios fue más real que sus cadenas.

Hay palabras que el mundo puede borrar. Hay nombres que el tiempo olvida. Pero hay una palabra
que sigue grabada en piedra y en el cielo:

RESISTIR.

 De la red... 

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