Enseñaba a parir verdades.
La
mayéutica no introduce conocimiento desde afuera; lo extrae desde lo
más hondo del ser. Porque muchas veces no ignoramos la verdad… solo la
hemos enterrado bajo miedo, orgullo o costumbre.
Pensar duele.
Dudar incomoda.
Pero ahí comienza la libertad.
Implementarla es un acto de honestidad brutal:
1. Cuestiona lo que te define
¿Quién serías si dejaras de repetir lo que otros te dijeron que eras?
2. Sospecha de tus certezas
Toda convicción no examinada termina gobernándote.
3. Aprende a dialogar contigo
No para justificarte, sino para desnudarte sin mentiras.
4. Acepta no saber
El sabio no presume respuestas, cultiva preguntas.
Es la herida que despierta
La mayéutica incomoda porque rompe la ilusión de control.
Te obliga a mirar tus contradicciones sin huir.
Y solo quien se atreve a mirar, puede transformarse.
Como decía Sócrates:
"La vida no examinada no merece ser vivida."
Y como enseñaría un estoico:
no puedes controlar lo externo, pero sí la claridad con la que te miras.
Recuerda:
No busques maestros que te digan qué pensar.
Busca preguntas que te obliguen a despertar.
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