Aquel humo blanco era el DDT que se vendía en ese entonces como el "milagro de Dios", un químico supuestamente inofensivo para los humanos que prometía acabar con todas las plagas del mundo. Así, hay varias imágenes de aquella época de como se rociaba por las calles mientras la gente seguía normal con su vida sin saber realmente el peligro que estaban corriendo tras aquel humo.
Pero la historia cambió cuando Rachel Carson, una bióloga marina que trabajaba para el gobierno, recibió una carta que transformó su vida. Una amiga le contaba cómo, tras el paso de los camiones fumigadores, los pájaros de su jardín caían al suelo revolcándose. Rachel decidió investigar por su cuenta y lo que descubrió fue terrorífico, y es que el humo no desaparecía, se concentraba como veneno con el tiempo.
Ella documentó científicamente cómo el DDT entraba en el agua y el suelo para ser absorbido por los insectos, estos luego eran comidos por peces y pájaros, acumulando el tóxico en concentraciones cada vez más letales hasta llegar al ser humano. Descubrió además que el químico debilitaba la cáscara de los huevos de las aves, impidiendo que nacieran las crías. La naturaleza no se estaba simplemente acabando; estaba siendo esterilizada.
Cuando anunció que publicaría sus hallazgos en el libro "Primavera Silenciosa", la industria química, liderada por gigantes de aquel entonces, entró en pánico. No era solo una cuestión de imagen, era un negocio multimillonario en riesgo por aquella mujer. Intentaron detener la publicación amenazando con demandas a las editoriales y lanzaron una campaña para destruirla personalmente.
Como no podían refutar sus datos, atacaron a la mujer diciendo que era una solterona amargada y una "histérica" que quería que los insectos dominaran la tierra.
Rachel tuvo que defenderse ante el Congreso y las cámaras de televisión en el momento más débil de su vida. Lo que nadie sabía era que, mientras los ejecutivos la insultaban, ella escondía bajo su peluca las quemaduras de la radiación y aguantaba el dolor de un cáncer de mama que ya había llegado a sus huesos. Sabía que si mostraba debilidad, la industria ganaría. Así que se mantuvo firme, habló con una calma devastadora y presentó pruebas irrefutables de que el hombre estaba envenenando su propio futuro.
Rachel Carson falleció en 1964, apenas dos años después de publicar su libro, pero su sacrificio no fue en vano. Su valentía obligó al gobierno a investigar, lo que llevó a la prohibición del DDT y al nacimiento de la Agencia de Protección Ambiental.
Para esta historia me base en la investigación de "Silent Spring" (1962) y archivos del Comité Asesor Científico del Presidente Kennedy (1963). El contenido tiene fines históricos y educativos
De la red...
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