Chadys (Combo) 2 Libros y CD

Agradezco su aportación


Las donaciones son bienvenidas, y de forma segura a través de PayPal.



Translate

Saludos cordiales:

Saludos amigos del blog!!!! Quiero darles la bienvenida a mi humilde aposento cibernético con el cual comparto desde el año 2009 lo que me apasiona en el mundo de las artes, la historiografía, la música, la literatura y la espiritualidad. Y también escritos originales... Pueden accesar a mi música en Spotify, YouTube y a los interesados en mis publicaciones literarias, las pueden adquirir en su librería preferida en Puerto Rico, Amazon, eBay, o escribiéndome. Muchas bendiciones!

Visitas al blog

domingo, 15 de junio de 2025

Carta a Mileva Maric, de su esposo.

La carta era humillante, decía así: 
 
"Te encargarás de que mi ropa esté en orden. Que me sirvan mis 3 comidas regulares al día, en mi habitación. Que mi dormitorio y estudio estén siempre en orden, y que mi escritorio no sea tocado por nadie excepto yo.
Renunciarás a tus relaciones personales conmigo, excepto cuando éstas se requieran por apariencias sociales.
No solicitarás que:
- Me siente junto a tí en casa...
- Que salga contigo..
-Que viaje contigo.... "
 
Su nombre era Mileva Maric, hija de una familia de terratenientes del imperio Astro-Húngaro que por su gran inteligencia, y por favores a su padre, pudo cursar la secundaria en Austria e ingresar al Instituto Politécnico Federal de Zurich; antes de presentar el examen de ingresó a la carrera de matemáticas, estudió medicina en la Escuela Federal de Berna, Suiza. En una época en que las oportunidades de estudio para las mujeres era muy restringida, finales del siglo XIX, y a pesar de su gran capacidad intelectual, fue vigilada severamente por ser la única estudiante mujer.
 
Fue en el Instituto Politécnico donde conoció a su pareja con la que tendría una hija antes de casarse. Es posible que esa niña haya sido dada en adopción pero no hay claridad sobre su destino.
 
Posteriormente contraen matrimonio y Mileva tiene que abandonar sus estudios para atender a la familia y apoyar a su marido que no alcanza a ganar lo suficiente en la oficina de patentes donde trabajaba y para que éste terminará de elaborar su tesis.
 
Al poco tiempo nació su segundo hijo. Mileva siguió en las labores del hogar y se dedicó a rentar cuartos a estudiantes para apuntalar el sueldo insuficiente de su marido.
 
A seis años de su segundo embarazo nació su tercer hijo con problemas de salud mental. Es cuando su matrimonio se empezó a resquebrajar y su conyugue termina involucrándose con una prima de la familia.
Él decide permitir que ella se quede en casa a cambio de que mantenga las reglas estrictas que se enumera en la carta antes mencionada.
 
A pesar de ser vista como una pareja modelo, no pudo evitarse la separación y divorcio. 
 
Durante su vida matrimonial, él se dedicó a desarrollar una teoría que le permitiría ganar el premio nobel. Hay evidencias que quien planteó las bases de esa teoría fue ella.
 
Tras su separación, Mileva se dedicó por entero a cuidar a su hijos,
 y gracias a ella el mayor de sus hijos pudo concluir los estudios de ingeniería en la misma escuela donde conoció a su marido. Pero Mileva nunca más pudo dedicarse a la ciencia. Murió el 4 de agosto de 1948 en Zurich, Suiza, sumida en la pobreza, siendo sepultada en el cementerio de Northeim Friedhof en Zurich. Tiempo después tuvieron que quitar su lápida porque nadie pagó los impuestos necesarios.
 
El esposo de Mileva Maric se llamaba... Albert Einstein.
 
De la red. 

sábado, 14 de junio de 2025

Método Montessori

 

El método Montessori no surgió con niños dóciles y obedientes, sino con niños considerados "imposibles": enfermos mentales, discapacitados, marginados, desahuciados del sistema educativo, muchos sin el cuidado de sus propias familias. María Montessori, médica psiquiatra, logró transformaciones sorprendentes en ellos gracias a un enfoque basado en la libertad, la confianza y el respeto. Su primera escuela, con niños de barrios pobres, generó tanta admiración que personas de todo el mundo viajaban a Roma para presenciar los "milagros Montessori". Los niños pasaban de la rebeldía a la obediencia voluntaria, del desinterés a la motivación y del desorden a la disciplina, lo que demostraba el poder transformador de su pedagogía.

EL MÉTODO MONTESSORI

https://dspace.itsjapon.edu.ec/jspui/bitstream/123456789/3976/1/El%20Metodo%20Montessori.pdf


Maria Montessori en su vejez rodeada de niños

Montessori es un concepto que nos puede parecer novedoso por la gran difusión que marcas, escuelas, educadores y padres han proyectado durante estos últimos años. Pero esta revolucionaria metodología educativa tiene más de un siglo. Un universo pedagógico de fama internacional creado por la italiana Maria Montessori.

Puede parecer increíble que Maria Montessori, mujer pacifista, progresista y defensora de los derechos sociales, naciera y se educara a finales del siglo XIX en el seno de una familia italiana de clase alta y extremadamente católica. Recibió la estricta educación de un contexto sociopolítico donde la libertad de las mujeres estaba casi limitada a las tareas del hogar.

Su padre Alejandro Montessori, militar de profesión, le aconsejó ser maestra, pero Maria quería cambiar las cosas, quería cambiar el mundo. A sus 14 años empezó a estudiar ingeniería y biología y, en al año 1896 consiguió licenciarse en Medicina, título que poquísimas italianas habían conseguido obtener hasta esa fecha. Maria Montessori siguió estudiando durante toda su vida materias tan diversas como antropología o filosofía y fue pionera en psicología experimental desarrollando incluso su propia clasificación de enfermedades mentales.

La vida de esta joven médico cambió cuando a la edad de 28 años visitó el manicomio y el reformatorio de Roma y quedó horrorizada al ver cómo a los niños internados se les daba un trato tan inhumano. Pequeños sin futuro, abandonados a su suerte y destinados a permanecer recluidos y marginados de por vida. María Montessori decidió que aquello era intolerable y llegó a la conclusión de que la educación de todos los niños, sin diferencia, debía basarse en el amor y en el respeto. Sin saberlo, la joven Montessori estaba gestando una metodología educativa que iba a cambiar el pensamiento de millones padres, educadores, políticos, pensadores y científicos, dando forma a un método revolucionario en el sistema educativo global que se basaría en respetar el autoaprendizaje del niño. 

La vida de Maria Montessori no debió ser fácil en un contexto donde la represión fascista de su país tenía objetivos contrarios a una educación libre, progresista y social y, donde las mujeres dependían del consentimiento de sus maridos para tomar cualquier tipo de decisión profesional. Es por eso que quizá Maria, sin intención de contraer matrimonio, tomara la que sería la peor decisión de su vida. A los 28 años dejó al hijo que tuvo en secreto con su colega de profesión Giuseppe Montesano en manos de una nodriza, un escándalo que de hacerse público hubiera puesto fin a su carrera. Quince años más tarde, Maria recuperó el contacto con su hijo Mario que ya nunca se separó de ella y que heredó su legado difundiendo los ideales de su madre por todo el mundo.


Maria Montessori como profesora infantil al inicio de su carrera

Las penurias y sacrificios valieron la pena y Maria consiguió cambiar radicalmente la visión que los adultos tenían sobre el niño, enseñándoles a abandonar su posición de fuerza y superioridad frente a él. Consiguió que aquella sociedad hermética de principios del s. XX entendiera que el niño era capaz de auto educarse a su propio ritmo. Pero sobre todo, consiguió que esos valores hayan perdurado hasta nuestros días.

Su proyecto pedagógico comenzó con niños desfavorecidos, niños de reformatorios o manicomios excluidos de la sociedad y niños con escasos recursos económicos. En 1907 Maria Montessori abrió en uno de los barrios más pobres de Roma su primera escuela: Casa dei bambini. Algo que más tarde se conocería como “el milagro de San Lorenzo”. Una escuela donde los niños rebeldes e introvertidos se volvieron amables y respetuosos aprendiendo con interés y con entusiasmo cualquier tarea. La Casa dei bambini se convirtió en un centro de investigación donde se educaba a todos los niños con dignidad, libertad e independencia. La sociedad quedó impresionada por los resultados de esta innovadora escuela y a partir de ahí su revolucionario método daría la vuelta al mundo y convertiría a Maria Montessori en un personaje icónico.


Primera escuela creada por Maria Montessori

Hoy, paradójicamente, la mayoría de colegios Montessori se encuentran en zonas lujosas y cuestan una fortuna. A su metodología educativa se adhieren familias con recursos para pagar los elevados gastos de alguna de las miles escuelas Montessori de todo el mundo para que sus hijos reciban una educación exclusiva. Escritores como Gabriel García Marquez y Ana Frank, celebridades como Hillary Clinton, Jaquelin Kennedy o George Clooney y empresarios millonarios como Jeff Bezos, Sergey Brin o Larry Page se han formado en colegios que siguen el método Montessori.

Maria Montessori se inspiró en las innovadoras ideas educativas sobre el autoaprendizaje del médico francés Jean Itard y en los materiales creados por Eduardo Séguin para ayudar al niño a desarrollar sus habilidades. También descubrió los trabajos del pedagogo suizo Pestalozzi que insistía en la necesidad de educar al educador. Tres conceptos pilares del método Montessori.

En 1909 impartiría en Italia el primer curso sobre su metodología y tres años más tarde su fama internacional consiguió que Alexander Graham Bell y su hija invitaran a María Montessori a Estados Unidos para abrir la primera Casa de los niños en el país, formando la American Montessori Association bajo la propia dirección de la hija de Bell.

Tras su distanciamiento con el régimen de Mussolini, en 1934 Maria tuvo que abandonar su país natal y se trasladó a Barcelona y, en 1939 a las puertas de la Segunda Guerra Mundial, se trasladó a la India con su hijo Mario para aplicar su metodología con niños de primaria. Fue entonces cuando nació su interés por los niños de 0 a 3 años, defendiendo que la educación debía iniciarse desde el nacimiento del niño a través de comunidades infantiles como propuesta para sustituir a las guarderías tradicionales.

 Tras su distanciamiento con el régimen de Mussolini, en 1934 Maria tuvo que abandonar su país natal. En 1952 Maria Montessori se fue para siempre dejándonos un valioso legado universal. Nuestra sociedad se nutre hoy de sus enseñanzas, su pensamiento y sus valores para educar a los niños que, al fin y al cabo, son el futuro de todas las cosas. ¡Bravissimo Maria!  

De la red. 

Cuando la vida nos deja una sola cuerda

Uno de los más grandes violinistas de todos los tiempos, Nicolo Paganini, era un hombre tenaz, luchador y no se rendía fácilmente, tenía la virtud de sacarle a su instrumento las más exquisitas melodías. Aunque algunos lo tenían por extraño, nadie quería perderse la oportunidad de escuchar un espectáculo suyo. Por eso las entradas a sus conciertos se agotaban rápidamente.

El violinista más famoso de la historia

Una noche el público expectante, colmaba el auditorio donde el músico ofrecería un concierto. Paganini entró al escenario y la ilusión se apoderó de los presentes. La orquesta se preparó y él colocó sobre su hombro el violín. La belleza de la música que salía de aquellas cuerdas era indescriptible. Parecía que las notas poseían alas, y volaban bajo el toque de sus dedos encantados. Simplemente un apasionado por la música hacía gala de su ingenio.

Repentinamente se alcanzó a escuchar un ruido extraño. La pasión de Paganini había reventado una de las cuerdas del instrumento. La orquesta y el director se detuvieron, pero él continuó tocando con las tres que le quedaban. Pocos minutos después una segunda cuerda saltó de su lugar y la orquesta volvió a detenerse. Paganini, sin embargo, continuó tocando, completamente concentrado en aquella increíble melodía que nacía de su violín. Aunque le faltaban dos cuerdas, se manejó con las cuerdas que le quedaban. No duró mucho para que ocurriera lo absurdo: quedó con solo una cuerda. La orquesta nuevamente se detuvo, pero… como si nada hubiera ocurrido, Paganini arrancó de aquella solitaria cuerda los más asombrosos sonidos, la música seguía fluyendo y el concierto alcanzó su máxima expresión.

Aquella noche la magia de Paganini se convirtió en leyenda. Ya no era solo un violinista extraordinario, apasionado y tenaz. Había demostrado cómo sobreponerse al más duro revés que podría sufrir un violinista: perder tres de las cuatro cuerdas de su instrumento.

La lección resulta clara: Muchas veces la vida nos deja con una sola cuerda. Perdemos el trabajo, quedamos viudos, somos golpeados por una devastadora enfermedad o sufrimos una pérdida económica. Paganini nos ayuda a entender que aun cuando solamente nos quede una cuerda, podemos seguir sacando con ella las más conmovedoras melodías. Son estas lecciones las que a su tiempo serán la inspiración necesaria que tendrán nuestros hijos al crecer, porque la vida es así, muchas veces solamente nos deja con una sola cuerda y tenemos que seguir tocando la música que late en nuestros corazones. Es más fácil inspirarse cuando hemos visto que nuestros padres lo hicieron primero.

Cuando sienta que se le derrumba todo el mundo, bríndese una nueva oportunidad y continúe caminando. Nunca la vida romperá todas nuestras cuerdas. Aún existe la cuerda de la perseverancia, de la inteligencia, la confianza en Dios, y a nosotros nos corresponde intentarlo una vez más. Elija sacar la mejor de las canciones con la única cuerda que tiene.

La victoria es el arte de continuar, aunque la orquesta se detenga y le aseguro que sus hijos nunca olvidarán la lección aprendida, la cual se convertirá en la más fuerte inspiración cuando tengan que luchar con sus propios sentimientos ante la adversidad. - Sixto Porras


La épica escena cuando Paganini rompe sus cuerdas y continua con su actuación ejecutando solo con una cuerda (película "El Violinista del Diablo").

Sabin y la vacuna contra el polio.

 

En una época donde la poliomielitis paralizaba a miles de niños cada año, un médico tomó una decisión que cambiaría la historia… no solo de la medicina, sino de la humanidad.

Albert Bruce Sabin nació en 1906, en Białystok, Polonia. Judío de origen, emigró a Estados Unidos donde se nacionalizó, se formó como médico y dedicó su vida a la investigación viral.

A mediados del siglo XX, mientras otros competían por patentes y prestigio, Sabin desarrolló una vacuna oral contra la polio —fácil de administrar, efectiva y segura— que sería clave para erradicar la enfermedad en muchos países.

Cuando llegó el momento de decidir, Sabin lo tuvo claro:

«Muchos insistieron en que patentara la vacuna, pero no quise. Este es mi regalo para todos los niños del mundo».

Renunció a cualquier ganancia. Gracias a su decisión, entre 1959 y 1961, millones de niños fueron vacunados en Europa del Este, Asia y otras regiones. En Italia, su vacuna fue autorizada en 1963 y obligatoria en 1966, erradicando la polio del país.

 
Albert Sabin no solo curó una enfermedad. Nos dejó una lección más profunda: que el conocimiento, cuando se comparte sin condiciones, puede convertirse en el mayor acto de amor.
 
De la red. 

miércoles, 11 de junio de 2025

Está en la mente...

Si tuviera alas… sería libre.
Eso pensaba la tortuguita, mirando al cielo.
Veía volar al ave con envidia. Con un anhelo silencioso.
Pero el pajarito, en su sabiduría sencilla, le respondió:
- "La libertad no está en las alas. Está en la mente."
Y ahí, en esa frase, muchos de nosotros podríamos encontrar una verdad que olvidamos.
¿Sabes cuántas veces sentiste que necesitas algo más para ser feliz?
Más tiempo. Más dinero. Más juventud.
Más fuerza. Más “alas”.
Pero… ¿y si no se trata de tener más?
¿Y si la libertad empieza con aceptar lo que eres, lo que tienes y decidir qué hacer con ello?
A veces, lo único que te encierra… es la costumbre de pensar en pequeño.
Hoy, quizás sea buen momento para dejar de esperar alas… y comenzar a volar con la mente.
 
De la red... 

domingo, 8 de junio de 2025

Alex y Chela

 

Cuando Alejandro Lora tenía apenas 18 años y comenzaba a tocar con Three Souls in My Mind en bares de mala muerte, conoció a una chica con mirada fuerte y espíritu rebelde: Celia García, aunque todos terminaron llamándola Chela. No era groupie. Era cómplice. Y desde entonces, nunca se separaron.
Chela vendía boletos, pegaba carteles, organizaba tocadas clandestinas y hasta corría a los gorilas que intentaban censurar al grupo. Era la fuerza invisible detrás del escenario. Pero también la voz firme que lo empujaba a no rendirse.
Cuando nació El Tri y Alex se volvió leyenda del rock mexicano, ella ya estaba ahí, desde antes de la fama, desde antes del himno que sería Triste canción. En realidad, muchas de esas letras nacieron en la sala de su casa, entre peleas, abrazos y noches sin dormir.
Chela fue su representante, su manager, su socia, su todo. Durante más de 50 años han recorrido juntos cada escenario, cada gira, cada hotel. Él canta con la voz rasposa de la calle. Ella organiza todo lo demás.
No hay chismes. No hay escándalos. Solo una historia de amor que se volvió rocanrol.
Porque mientras otros se pierden en el ruido,
Alex y Chela aprendieron a vivir al ritmo de un mismo corazón… y una guitarra distorsionada.
 
De la red. 

El 5%

Un día, un maestro entró a su clase y pidió silencio. Pero nadie le hizo caso.
Insistió una, dos, tres veces… hasta que por fin, logró que todos lo escucharan.
Y entonces, les dijo algo que nadie esperaba.
—Después de muchos años dando clases —comenzó—, me di cuenta de algo:
En cada grupo, solo el 5% de los alumnos hará una diferencia real en el futuro.
Ese pequeño grupo se convertirá en personas brillantes, profesionales que ayudan, que aportan, que cambian las cosas.
¿Y el otro 95%?
—Están solo de paso —dijo con sinceridad—. Vienen, aprueban, tal vez trabajan… pero no dejan huella. No destacan. No construyen algo grande.
Y no importa si son abogados, doctores, maestros o cualquier otra cosa…
Siempre se repite la misma proporción:
De cada 100 personas, solo 5 lo hacen diferente.
El maestro confesó que a veces le hubiera gustado saber desde el inicio quiénes son ese 5%…
Pero no se puede.
Solo el tiempo lo dice.
Aun así, prometió algo:
Seguir enseñando con todo su corazón, por esos pocos que sí escuchan, que sí aprenden, que sí despiertan.
Porque aunque solo un puñado marque la diferencia…
valen más que todo el ruido junto.
✨️Moraleja:
No importa cuántos te escuchen… si lo que enseñas llega al corazón de unos pocos, ya sembraste algo que crecerá.
Porque a veces, solo hace falta un 5% comprometido… para cambiar el 100% del mundo.
 
De la red. 

sábado, 7 de junio de 2025

Somos un híbrido.

Hace apenas unas semanas, un nuevo estudio revolucionario confirmó lo que durante décadas fue una incómoda sospecha entre los arqueólogos: el Niño de Lapedo, cuyos restos fueron hallados en 1998 en una cueva portuguesa, es mucho más que un fósil infantil. Gracias a técnicas de datación molecular de última generación, los científicos han podido establecer con precisión que este niño vivió hace entre 27.800 y 28.500 años. Pero eso no es lo más sorprendente. Lo que ha dejado a la comunidad científica sin aliento es que este pequeño no era un Homo sapiens puro, ni tampoco un neandertal. Era un híbrido. Un niño nacido de la unión de dos especies humanas distintas. Y eso lo cambia todo.

Hasta hace poco, la mayoría de los expertos creía que los neandertales se habían extinguido hace unos 40.000 años, sin dejar descendencia directa. Sin embargo, este nuevo análisis no solo confirma que seguían existiendo miles de años después de su supuesta desaparición, sino que seguían cruzándose con los Homo sapiens modernos. El Niño de Lapedo tenía una mandíbula robusta y piernas cortas, características propias de los neandertales, pero también un cráneo más esférico y un mentón bien definido, como el de los humanos modernos. Estos rasgos mixtos no pueden explicarse por casualidad: son el rastro físico de una hibridación genética.

Y aún hay más. El contexto en el que fue hallado su cuerpo demuestra que nuestros antepasados no solo compartían espacio con los neandertales, sino también creencias espirituales. El niño fue cuidadosamente enterrado, cubierto de ocre rojo, acompañado por huesos de animales y plumas, en lo que parece haber sido un ritual fúnebre simbólico. Esta práctica no era común entre los Homo sapiens del sur de Europa en esa época, pero sí lo era entre los neandertales. ¿Significa esto que también heredamos sus creencias, sus costumbres, su forma de comprender la vida y la muerte?

Este descubrimiento, confirmado en marzo de 2025 por varios equipos europeos de investigación, no es solo un dato curioso. Es una prueba contundente de que el ser humano moderno no es el producto de una evolución lineal, sino el resultado de una compleja mezcla de especies que compartieron territorios, sangre y cultura. Las implicaciones son enormes: si los neandertales no desaparecieron como se creía, sino que se integraron en nuestras poblaciones, entonces parte de su legado vive en nosotros, en nuestro ADN, en nuestras emociones más profundas, incluso en nuestros rituales y nuestra forma de amar, temer o recordar.

Lo más perturbador de todo es pensar que durante años, siglos incluso, la historia oficial nos ocultó esta posibilidad. Se enseñó en escuelas y universidades que los neandertales eran una especie inferior, condenada a extinguirse frente a la supuesta superioridad del Homo sapiens. Hoy, sin embargo, los datos genéticos revelan que todos los humanos no africanos portamos al menos un 2% de ADN neandertal. En otras palabras, somos más ellos de lo que nos gustaría admitir. Y quizás, si escarbamos un poco en nuestras raíces más profundas, entenderemos que lo que llamamos humanidad es en realidad una fusión, un entrelazamiento de vidas, culturas y misterios aún por descubrir.

Si este tipo de hallazgos siguen saliendo a la luz, tendremos que reescribir buena parte de los libros de historia. El Niño de Lapedo no es un caso aislado. Es la punta de un iceberg genético y cultural que apenas estamos empezando a explorar. ¿Qué más nos oculta el pasado? ¿Qué otras verdades incómodas están a punto de emerger de la tierra? La ciencia no deja de avanzar, y cada descubrimiento nos acerca, irónicamente, a nuestros orígenes más salvajes y desconocidos. Pero sobre todo, nos recuerda que la historia humana no es la de una sola especie dominante, sino la de un encuentro: uno que aún resuena, con fuerza, en nuestros propios cuerpo.

De la red... 

viernes, 6 de junio de 2025

Las Letras Que Me Salvaron.

 

“Me pasé 79 años fingiendo que sabía leer… y a los 80, firmé mi primer libro con lágrimas en los ojos.” 

Desde niño, la vida no me dio chance de estudiar. A los 6 años ya trabajaba recogiendo café. Cuando llegaban cartas a la casa, yo me las llevaba al pecho como si entendiera algo… pero por dentro me sentía chiquito. Nunca lo dije. Aprendí a disimular, a sonreír, a decir “ya lo leí”, aunque no supiera ni una letra. Pasé mi juventud viendo libros como objetos sagrados… pero lejanos. 

A los 70, mi esposa murió. Quedé solo con su foto y una libreta donde escribía cosas que yo nunca supe leer. Un día decidí que ya no podía seguir ignorando ese mundo. Me inscribí en una clase de alfabetización para adultos. Era el más viejo del grupo, y al principio me temblaban las manos cada vez que abría un cuaderno. Pero no falté ni un solo día. Una tarde, leí mi primer párrafo en voz alta… y lloré como niño. 

Con el tiempo, empecé a escribir todo lo que había guardado en el alma: historias de campo, de pobreza, de amor, de guerra. A los 80, publiqué mi primer libro: “Las letras que me salvaron”. Me invitaron a una feria de libros… y firmé mi nombre con orgullo. Un anciano campesino que no sabía leer… y que hoy hace llorar a otros con lo que escribe. 

“Nunca es tarde para aprender… porque hay cosas que solo el corazón puede escribir cuando la edad ya no pesa, pero el alma sí.” 

– Don Ignacio Herrera

lunes, 2 de junio de 2025

El mundo necesita más gorriones que halcones.

Todos lo vieron caer. Nadie se acercó. Y cuando gritó por ayuda, solo recibió burlas. Hasta que alguien muy pequeño… decidió quedarse.

Un cuervo se estrelló contra el suelo por una fuerte tormenta. Una de sus alas sangraba y colgaba. Intentó levantarse, pero el dolor era muy intenso. Desesperado, miró hacia el cielo con los ojos llenos de lágrimas.
— ¡Ayuda… no puedo volar! ¡AYUDA!

Una urraca vio al cuervo y se burló:
— ¡JAJA, te lo mereces por orgulloso! Te reías de nosotros, porque podías volar alto, y mírate ahora, dando pena...

Otras aves volaron alrededor, pero miraban al cuervo con desprecio e indiferencia.

El cuervo agachó la cabeza. Estaba solo, hambriento y herido; perdió la fe.

Pero entonces, una vocecita linda surgió de un arbusto:
— Soy pequeño, pero si quieres… puedo ayudarte.

Era un gorrión, diminuto, tímido, tierno. Saltó junto a él, llevando en su pico una migaja de pan seco.

Luego trajo una gota de agua, un poco de hojas secas y preparó un nido junto a las raíces del árbol.

— ¿Por qué haces esto? —preguntó débilmente el cuervo.

— ¡Porque estás vivo! Y porque, si yo hubiera caído, me gustaría que alguien me ayudara.

Pasaron los días. Al principio, el cuervo no podía ni moverse, pero el gorrión no lo abandonó. Lo alimentaba, le contaba cuentos y le cantaba canciones. Y cuando el cuervo pudo extender su ala nuevamente, se sintió feliz de tener a un nuevo amigo, pero tuvo que despedirse y seguir su camino.

La primavera llegó rápidamente. Y un día, mientras el gorrión recogía semillas, un halcón saltó sobre él. El pobre gorrión no pudo escapar.

Pero de pronto, una silueta negra apareció en el cielo. El cuervo, fuerte y majestuoso, se lanzó, extendiendo sus alas con fuerza. Se estrelló contra el halcón, se enfrentó a él y logró que se alejara del débil gorrión.

— Me salvaste... —dijo el gorrión, aun temblando de miedo.

— No, ¡fuiste tú! Fuiste tú quien me salvó primero —respondió el cuervo—. Gracias a ti sé que la bondad puede ser enorme, incluso en el pecho más pequeño.

Recuerda esto:
El mundo necesita más gorriones que halcones.
Más gente que, aunque no tenga mucho, ofrezca todo lo que tiene.
El verdadero héroe no siempre tiene alas enormes; a veces, solo tiene el valor de quedarse cuando todos se van.
Y eso... eso cambia vidas.

Nunca desprecies la ayuda de nadie.
Jamás desprecies la ayuda de nadie.

“Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo.”
Lo dijo Eduardo Galeano.

Hay gente que tiene poco, pero no duda en compartirlo con sus amigos y con quienes ama.
Esa gente es de otro nivel, es gente buena.

También dicen que, a quien da sin esperar nada a cambio, la vida siempre los bendecirá dándoles el doble o el triple, porque la bondad siempre vuelve.

En esta vida hay gente malagradecida y mala, pero también hay gente que vale la pena ayudar, porque es gente que sabe ser agradecida y decente.
Son nobles y no necesitan que nadie les cobre el favor; les nace del corazón.

Porque, aunque este mundo está lleno de indiferencia,
también hay personas que valen la pena.
Gente que no te cobra el favor.
Gente que te cura el alma. 

De la red... 

domingo, 1 de junio de 2025

¿Entonces, para qué sirve leer?

 “Maestro, he leído muchos libros… pero ya olvidé la mayoría. ¿Entonces, para qué sirve leer?”
Esa fue la pregunta de un alumno curioso.
Y el maestro… no respondió.
Solo lo miró en silencio.

Pasaron unos días.
Estaban sentados junto a un río.
De pronto, el anciano le dijo:

— Tengo sed. Tráeme un poco de agua... pero usa ese colador viejo que ves ahí en el suelo.

El alumno lo miró desconcertado.
Era un pedido absurdo.
¿Cómo iba a traer agua con un colador lleno de agujeros?

Pero no se atrevió a contradecirlo.

Tomó el colador y lo intentó.
Una vez.
Y otra.
Y otra más…

Corría, llenaba, perdía toda el agua en el camino.
Intentó ir más rápido.
Tapar los agujeros con las manos.
Cambiar de ángulo…

Nada funcionaba.
No podía retener ni una gota.

Agotado, frustrado, se sentó a los pies del maestro y dijo:

— Lo siento. Fracasé. Era imposible.

El maestro lo miró con ternura y le dijo:

— No has fracasado. Mira el colador.

El alumno lo miró.
Y entonces lo notó:
Aquel colador sucio, viejo y ennegrecido… ahora brillaba.
El agua, al pasar una y otra vez, lo había limpiado.

💬 Y el maestro continuó:

— Así es la lectura.
No importa si no recuerdas todo lo que lees.
No importa si el conocimiento parece escaparse de tu memoria como el agua del colador…

Porque mientras lees, tu mente se limpia.
Tu espíritu se renueva.
Tus ideas se oxigenan.
Y aunque no lo veas, te estás transformando por dentro.

📖 Ese es el verdadero propósito de leer.
No llenar la memoria…
sino limpiar el alma.


De la red...

sábado, 31 de mayo de 2025

La oración (Reflexiones)

La oración respeta el pasado, honra el presente y planifica el futuro. -CP

Con la oración podemos reflexionar sobre el pasado, honrar nuestros exitos y reflexionar sobre lecciones aprendidas. El presente es un regalo, donde debemos agradecer por lo que tenemos y a su vez trabajar las cosas que ansiamos. El futuro se planifica a través de la oración, ya sea consciente o inconscientemente, se trabaja en ello. La oración abre caminos para nuestro crecimiento y desarrollo, tanto en lo personal como en lo espiritual. La oración es una reflexión constante y atemporal, ya que en ella convergen el pasado, el presente y el futuro de quienes somos: Seres espirituales viviendo una experiencia humana. - CP

La oración y la sangre se parecen en que deben fluir constantemente para que haya vida. - CP

 

Cecilia Payne: La mujer que descubrió de qué están hechas las estrellas

La Mujer Que Descubrió El Hidrógeno

Los seres humanos llevamos observando las estrellas desde hace milenios, cuando nuestros primeros antepasados comenzaron a mirar hacia el cielo. A lo largo de nuestra historia, los centelleantes patrones de luz sobre el cielo negro han servido de brújulas y calendarios, han contado historias de dioses y diosas, y han inspirado a poetas y artistas. Pero la relación de la humanidad con las estrellas  cambió radicalmente en 1925, cuando una joven estudiante de posgrado descubrió de qué estaban hechas las centelleantes luces y sentó las bases de la astrofísica estelar. 

Esta astrónoma intuitiva y brillante era Cecilia Payne, una mujer que a los 24 años demostró que las estrellas no eran como nuestra Tierra, sino esferas brillantes de hidrógeno y helio, los dos elementos más ligeros y simples del universo.

 “Es un conocimiento fundamental para la humanidad”, afirma Anna Frebel, astrofísica del Instituto Tecnológico de Massachusetts (Estados Unidos).

Pero como sucede con muchas hipótesis o descubrimientos que se oponen a las principales teorías de la época, la tesis de Payne fue cuestionada y discutida. El hecho de que fuera una joven astrónoma la que se oponía al statu quo en una época en la que todos los expertos académicos en astronomía eran hombres aumentó las tensiones.

Hoy en día, la tesis de licenciatura  de Payne (con sus más de 200 páginas amarillentas por el paso del tiempo y el uso) sigue siendo un elemento básico de las estanterías de los astrofísicos estelares. La comunidad científica la considera una obra maestra de la escritura astronómica que hace un encaje de piezas perfecto. “Prestaba atención a los detalles. Era precisa y realmente valiente”, afirma la astrofísica estelar Meridith Joyce, de la Universidad de Wyoming (EE. UU.), sobre la tesis de Payne.

la astrónoma Cecilia Payne (más tarde Payne-Gaposchkin tras contraer matrimonio)

En su tesis de licenciatura de 1925, la astrónoma Cecilia Payne (más tarde Payne-Gaposchkin tras contraer matrimonio) propuso por primera vez que las estrellas están formadas principalmente por hidrógeno y helio, con un puñado de elementos más pesados.

Investigando las estrellas

A principios del siglo XVII, el hombre empezó a construir y utilizar telescopios. Los observadores se dieron cuenta de la abundancia de estrellas en el cielo nocturno y de que se agrupaban en "nebulosas" parecidas a nubes.

A principios del siglo XIX, los observadores utilizaron por primera vez prismas para convertir la luz solar en un arco iris de colores. Ese mismo siglo, los astrónomos descubrieron que colocando un prisma entre la lente de un telescopio y un detector podían registrar la luz de las estrellas.  El prisma descomponía la luz de las estrellas, que caía sobre una placa fotográfica de cristal recubierta de una emulsión. Al interactuar los fotones de luz con esa emulsión, se creaba una marca oscura. Sobre esa placa se extendía un patrón de regiones oscuras y espacios vacíos, cada uno de los cuales marcaba un color de luz específico: la firma de una estrella lejana.  

A mediados del siglo XIX, los investigadores descubrieron que la luz de elementos gaseosos calentados en laboratorios producía patrones espectrales opuestos: regiones vacías separadas por líneas brillantes de color. Los físicos se dieron cuenta de que podían utilizar esas líneas brillantes para interpretar la química de ese gas.

La comunidad científica descubrió que los materiales de la corteza terrestre mostraban patrones similares a los observados en las estrellas, por lo que los astrónomos pensaron que el Sol y todas las estrellas estaban hechos de la misma materia que la Tierra. "No teníamos ninguna razón real para creer que algo en el universo fuera diferente de lo que podíamos observar en la Tierra", dice Joyce.

Galaxia espiral NGC 3982

El trabajo de Payne influyó en gran parte de lo que hoy sabemos sobre la evolución de las estrellas y las galaxias. Las regiones de formación estelar que salpican los brazos de esta galaxia espiral, llamada NGC 3982, son ricas en hidrógeno.

¿Quién fue Cecilia Payne?

Cecilia Payne nació el 10 de mayo de 1900, en la localidad inglesa de Wendover. Según su autobiografía, durante su adolescencia estudió ciencias y música antes de obtener una beca para asistir al Newnham College de la Universidad de Cambridge en 1919.

Payne estudió inicialmente botánica, pero se cambió a física en su primer año. Aprendió física atómica de Ernest Rutherford, el hombre que descubrió que cada átomo tenía un núcleo cargado positivamente, y de Niels Bohr, que estudió cómo se comportaban los electrones alrededor de ese núcleo positivo.

A finales de ese año, Payne asistió por casualidad a una conferencia de Arthur Eddington en el Trinity College (Irlanda), donde anunció los resultados de su expedición durante el eclipse total de sol de 1919. Captó imágenes de las posiciones de las estrellas, que parecían desplazarse, debido al tirón del Sol sobre su luz estelar, alterando las trayectorias de las luces. Durante aquella conferencia, Eddington confirmó la flamante teoría general de la relatividad de Albert Einstein, y Payne se enamoró de la astronomía.  

En 1923 se embarcó rumbo a Estados Unidos para iniciar sus estudios de posgrado en el Harvard College Observatory y en el Radcliffe College de Cambridge (Massachusetts). “Llegó al único lugar donde las mujeres podían triunfar” en astronomía, dice Thom Burns, conservador de fotografías astronómicas del observatorio.

Cuando Payne se incorporó al observatorio, todos los astrónomos y estudiantes eran hombres. También trabajaban en el observatorio entre 10 y 20 mujeres, pero eran las “computadoras”, término utilizado para designar a los ayudantes de laboratorio que realizaban cálculos. En este caso, las mujeres buscaban patrones en la luz de las estrellas y registraban los cambios en las estrellas visibles. Payne, con una beca de posgrado, tenía un papel diferente al de las demás mujeres.

Su mentor, Harlow Shapley, instó inicialmente a Payne a continuar el trabajo de una computadora, Henrietta Swan Leavitt, que se había dado cuenta de que las variaciones en la luz de algunas estrellas podían utilizarse para medir distancias. Pero Payne no estaba interesada en el proyecto de Leavitt. “En su lugar, quería centrarse en las décadas de placas de espectroscopia casi intactas”, dice Burns.  

Ninguna institución tenía más de esas placas de emulsión que conservaban las firmas de las estrellas que Harvard. Annie Jump Cannon, otra computadora, había empezado a clasificar estrellas basándose en sus firmas. Payne quería basarse en este trabajo, combinando lo que aprendió sobre el funcionamiento interno de los átomos en Newnham con las recientes teorías científicas de la física y la química, para comprender las estrellas.

La física de las estrellas

La investigación en física se fue acelerando en aquella época, y los descubrimientos y las teorías científicas comenzaron a viajar por todo el planeta.

Los investigadores habían descubierto el origen de los patrones de las placas espectroscópicas: electrones que cambian de nivel de energía al girar alrededor del núcleo de un átomo, acción que emite o absorbe luz. El color de esa luz era específico de un átomo concreto, lo que significaba que un electrón de un átomo de carbono siempre absorbía o emitía la misma cantidad de luz para alcanzar un estado más rápido o volver a un estado más relajado. Al cabo de unos años, los experimentos determinaron la mayoría de las energías que lanzan a los electrones a diferentes niveles para muchos de los elementos atómicos.

Buscando esas líneas características en los espectros de la luz de las estrellas, los científicos pudieron ver que los colores que faltaban o los espacios vacíos de las placas coincidían perfectamente con los elementos atómicos. Ahora podían identificar los elementos constituyentes. Las estrellas en el cielo mostraban espacios en blanco donde su gas absorbía la energía procedente del horno nuclear que ardía en sus núcleos.

La mayoría de estos estudios de laboratorio se centraron en los elementos neutros. Las estrellas son bolas gigantes de gas presurizado y muy caliente, y nadie había descubierto aún cómo esos extremos podían cambiar los patrones de luz de los distintos elementos.

Payne combinó los conocimientos de la física atómica con una “idea brillante” del físico indio Meghnad Saha, según escribió en su autobiografía. Saha acababa de determinar cómo se comporta un gas a distintas temperaturas y densidades y, en concreto, cómo se mueven los electrones que contiene en ambientes extremos.

Basándose en las altas temperaturas y presiones de las estrellas, Payne calculó las intensidades de las líneas espectrales de la luz estelar en las placas de Harvard. “Las distintas líneas siempre tienen una cierta relación de intensidad entre sí”, explica Frebel. A partir de ahí, Payne pudo calcular la abundancia de los elementos en las estrellas.

El trabajo de Payne demostró que el hidrógeno y el helio (los dos elementos químicos más ligeros) son increíblemente abundantes en las estrellas, mientras que los elementos más pesados son mucho menos frecuentes. También describió el origen de las formas observadas en las líneas: cómo las presiones y temperaturas interiores del material gaseoso afectan a la firma luminosa. Entender esas formas, dice el astrofísico estelar de la Universidad Estatal de Iowa (Estados Unidos) Steven Kawaler, “es esencial para utilizarlas, los espectros, para comprender la dinámica de las atmósferas”. Payne utilizó las líneas de absorción no sólo para las abundancias o las temperaturas, añade, sino para comprender lo que ocurre físicamente en el interior de las estrellas.

Las estrellas lo son todo

Payne terminó su tesis en 1925, y con ella se doctoró en astronomía en Radcliffe. Al principio, sus contemporáneos se mostraron escépticos. El célebre astrónomo de Princeton (Estados Unidos) Henry Norris Russell, uno de los principales astrónomos estelares de todos los tiempos, fue uno de sus más críticos. Como guiño a sus preocupaciones, escribió sobre el hidrógeno y el helio: “La enorme abundancia derivada para estos elementos en la atmósfera estelar casi con toda seguridad no es real”.

Mientras que el resto del texto rezuma confianza, dice Kawaler, esta afirmación fue una “difusión temporal de un resultado por lo demás muy emocionante.” Sin embargo, sólo cuatro años más tarde, Russell confirmó los hallazgos de Payne.

Este trabajo “nos dio el punto de partida para comprender lo que se mide en espectroscopia estelar”, dice Frebel, que utiliza la luz de las estrellas para buscar las más antiguas. Los descubrimientos de Payne han ayudado a futuros investigadores a reconstruir lo que ocurre bajo la superficie de una estrella a lo largo de su vida, cómo la energía producida en el centro de las estrellas se desplaza a través de sus capas exteriores y cómo las estrellas mueren en explosiones o se desvanecen débilmente en el fondo negro.

“Las estrellas lo son todo”, afirma Joyce. “Todo lo demás que sabemos sobre el universo procede de las estrellas”.

Tomado de: https://www.nationalgeographic.es/espacio/2025/01/cecilia-payne-que-estan-hechas-estrellas-cambio-fisica 

jueves, 22 de mayo de 2025

El millonario que encontró la felicidad en la pobreza.

 


Este hombre de la fotografía no es un vagabundo, ni un mendigo, ni un pobre. Es León Tolstoi, el genio de la literatura rusa. Todos conocen su nombre, pero pocos saben la historia que encierra esta imagen.
A los 50 años, Tolstoi cayó en una profunda depresión. A pesar de su fama, riqueza y nobleza —era conde y reconocido en todo el mundo—, sentía un vacío que nada podía llenar. Descubrió que el dinero, el poder e incluso la salud no eran garantía de felicidad. Observaba a ricos infelices y a enfermos con ganas de vivir. Y él, en medio de todo, se marchitaba por dentro.
Un día cualquiera, caminando por la avenida Afanasevsky, vio a un niño huérfano. Lo llevó a su casa por compasión, y en ese acto, algo cambió. Por primera vez en mucho tiempo, se sintió vivo. Su tristeza se desvaneció al pensar en alguien más que en sí mismo. Desde ese día, abandonó sus lujos y privilegios, se vistió con ropas sencillas y dedicó su vida a los demás.
“No me hables de religión ni de caridad, muéstramelo con tus actos”, decía. Predicó la no violencia, defendió la fraternidad entre los pueblos, y sus ideas inspiraron a Gandhi. Muchos lo llamaron loco. Pero en un mundo obsesionado con poseer, Tolstoi eligió dar.
Un viejo amigo le preguntó una vez: “¿Por qué haces todo esto? ¿Qué te importan los demás?”. Y Tolstoi respondió con una frase inmortal:
“Si sientes dolor, estás vivo. Pero si sientes el dolor de los demás… entonces eres verdaderamente humano.”
 
De la red.

martes, 20 de mayo de 2025

Un sueño y los cuándo...

 

Le sumaría: "edúcate en el camino. Diversifícate, y no te sueltes de la oración..." porque están los buscones, parásitos y mentirosos a todo nivel, y hay que aprender a ver más allá de donde la luz ilumine. 

Hay que aprender a discernir los cuándo: Cuándo luchar, cuando esperar, cuándo dar un paso más y en fe, cuándo volver atrás, cuándo gritar un no con coraje o un sí con alegría, cuándo descansar, cuándo bailar, porque todo proceso amerita su descanso, su ocio y su pasión, - CP

domingo, 18 de mayo de 2025

Dios no necesita soldados. Necesita hermanos. Y tú, sí, tú… eres uno de ellos. - Robert Prevost (León XIV)

 

Cita del Papa León XIV
 
“Hermanos, hermanas…
Les hablo, especialmente a ustedes que ya no creen, que ya no esperan, que ya no rezan, porque piensan que Dios se ha ido.
A ustedes que están hartos de los escándalos, del poder mal usado, del silencio de una Iglesia que a veces parece más un palacio que un hogar.
Yo también me enojé con Dios.
Yo también vi morir a personas buenas, sufrir a niños, llorar a abuelos sin medicinas.
Y sí… hubo días en los que recé y solo escuché un eco.
Pero entonces descubrí algo:
Dios no grita. Dios susurra.
Y a veces susurra desde el lodo, desde el dolor, desde una abuela que te alimenta sin tener nada.
No vengo a ofrecerles una fe perfecta.
Vengo a decirles que la fe es un caminar entre piedras, charcos y abrazos inesperados.
No les pido que crean en todo.
Les pido que no cierren la puerta. Que le den una oportunidad al Dios que los espera sin juzgar.
Yo soy solo un sacerdote que vio a Dios en la sonrisa de una mujer que perdió a su hijo… y aun así cocinó para los demás.
Eso me cambió.
Así que si estás roto, si no crees, si estás cansado de las mentiras…
ven igual. Con tu enojo, tus dudas, tu mochila sucia.
Aquí nadie te pedirá una tarjeta VIP.
Porque esta Iglesia, mientras yo respire, será un hogar para los sin hogar, y un descanso para los cansados.
Dios no necesita soldados.
Necesita hermanos.
Y tú, sí, tú…
eres uno de ellos.”
 
Robert Prevost (León XIV)

La sexalescencia.

NACE LA SEXALESCENCIA, HOMBRES Y MUJERES NACIDOS EN AÑOS 50 Y 60's, SIN PLANES DE ENVEJECER.
 
Circula por las redes sociales un artículo del Dr. Manuel Posso Zumárraga del que surge un nuevo término, la sexalescencia, para identificar a un grupo de adultos de 60 o más años.
Describe hombres y mujeres que manejan las nuevas tecnologías, modernos, progresistas, con ganas de disfrutar de la vida, aprender, colaborar con la sociedad, viajar, conocer gente nueva, y ser dueños de su destino, renunciando a la ubicación como personas de la tercera edad.
Es una generación que ha echado fuera del idioma la palabra “sexagenario”, porque sencillamente no tiene entre sus planes actuales la posibilidad de envejecer. Se trata de una verdadera novedad demográfica parecida a la aparición, en su momento, de la “adolescencia”, que también fue una franja social nueva que surgió a mediados del Siglo XX.
Este nuevo grupo humano que hoy ronda los sesenta o setenta, ha llevado una vida razonablemente satisfactoria. Son hombres y mujeres independientes que trabajan desde hace mucho tiempo y han logrado cambiar el significado tétrico que tanta literatura le dio durante décadas al concepto del trabajo.
Lejos de las tristes oficinas, muchos de ellos buscaron y encontraron hace mucho la actividad que más le gustaba y se ganan la vida con eso.
Debe ser por esto que se sienten plenos; algunos ni sueñan con jubilarse. Los que ya se han jubilado disfrutan con plenitud de cada uno de sus días sin temores al ocio o a la soledad. Disfrutan el ocio, porque después de años de trabajo, crianza de hijos, carencias, desvelos y sucesos fortuitos bien vale mirar el mar con la mente vacía.
La mujer sexalescente pudo sobrevivir al deseo de poder que le dio el feminismo de los 60 y pudo detenerse a reflexionar qué quería en realidad. Algunas se fueron a vivir solas, otras estudiaron carreras que siempre habían sido masculinas, algunas estudiaron una carrera universitaria junto con la de sus hijos, otras eligieron tener hijos a temprana edad, fueron periodistas, atletas o crearon su propio “yo”.
Este tipo de mujeres nacidas en los 50s.
Pero algunas cosas ya pueden darse por sabidas, por ejemplo que no son personas detenidas en el tiempo; la gente de “sesenta o setenta”, hombres y mujeres, manejan la compu como si lo hubiera hecho toda la vida. Se escriben, y se ven, con los hijos que están lejos y hasta se olvidan del viejo teléfono para contactar a sus amigos. Por lo general están satisfechos de su estado civil y si no lo están, no se preocupan por cambiarlo.
A diferencia de los jóvenes; los sexalescentes conocen y ponderan todos los riesgos. Nadie se pone a llorar cuando pierde: sólo reflexiona, toma nota, cultivan su propio estilo… Ellos no envidian la apariencia de jóvenes astros del deporte, ni ellas sueñan con tener la figura de una vedette. En lugar de eso saben de la importancia de una mirada cómplice, de una frase inteligente o de una sonrisa iluminada por la experiencia. Hoy la gente de 60 o 70, como es su costumbre, está estrenando una edad que todavía NO TIENE NOMBRE, antes los de esa edad eran viejos, hoy están plenos física e intelectualmente, recuerdan la juventud, pero sin nostalgias y ellos lo saben.
La gente de 60 y 70 de hoy celebra el Sol cada mañana y sonríe para sí misma muy a menudo…hacen planes con su propia vida, no con la de los demás.
 
Créditos al autor

Los Inuit


Durante siglos se les llamó “esquimales”, una palabra impuesta que significa “comedores de carne cruda”. No era un elogio. Era una etiqueta. Un resumen injusto de una cultura compleja y milenaria.
Pero ellos nunca se llamaron así. El nombre correcto es Inuit, que significa simplemente la gente. Son los pueblos del Ártico: cazadores, navegantes, constructores de hielo, sabios del silencio blanco.
Muchos los han juzgado por cazar focas. Pocos han entendido que, para los Inuit, esa práctica no es crueldad, sino vida. No es trofeo, sino respeto. En las regiones donde nada crece, el hielo no perdona al ingenuo.
Sus cuerpos han aprendido a resistir el frío más brutal. Su cultura, a narrar el mundo sin necesidad de exceso. Y su corazón… a emocionarse con lo nuevo.
Existe una foto, tomada hace décadas, donde un hombre Inuit escucha música grabada por primera vez. Se ve su rostro: sereno, atento, asombrado.
Y en esa mirada, uno entiende que la humanidad no está en lo que comemos ni en cómo nos vestimos. Está en cómo sentimos.
Créditos: El Ilustrador

Dr. Jekyll y Mr. Hyde (Trasfondo)

 

Robert Louis Stevenson estaba bajo los efectos de la c0c4ín4 cuando escribió El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Su esposa, Fanny Stevenson, contó que una noche fue despertada por los gritos de su marido. Lo sacó de su pesadilla, solo para ser reprendida: "¿Por qué me despertaste? Estaba soñando una magnífica historia de terror". Lo había interrumpido justo cuando su mente tejía la primera escena de transformación del Dr. Jekyll en su oscuro alter ego, Hyde.

Fanny Stevenson no era la mujer que los padres de Robert habían imaginado para él. Aunque era hermosa e ingeniosa, Fanny le llevaba diez años, era estadounidense, estaba divorciada y tenía un espíritu rebelde. Sabía disparar un revólver y liaba sus propios cigarrillos. Pero Robert estaba completamente enamorado de ella, tanto que la siguió hasta América. Cuando su familia se negó a pagarle el pasaje, trabajó y ahorró durante tres años solo para reunirse con ella. Todo salió bien al final, pues, de haber amado a otra persona, tal vez la historia de Dr. Jekyll y Mr. Hyde habría sido muy diferente.
Fanny leyó el primer borrador de Robert y le aconsejó reescribirlo como una alegoría. Así que él comenzó desde cero, quemando el manuscrito original por temor a querer rescatar partes de él. Reescribió toda la historia en solo seis días, y esta versión se convirtió en una de las novelas de terror más famosas de todos los tiempos, reflejando la profunda lucha interna entre el bien y el mal que habita en cada ser humano.
 
De la red.

Si tienes un libro, nunca vas a estar solo. - Sabina

 

“A mí lo que me ha salvado son los libros que he leído, de todo. Pero principalmente, de la soledad. Por ejemplo, ocurre mucho en las giras, cuando a un avión le pasa algo y nos quedamos todos tirados en un aeropuerto, que los músicos se desesperan, no saben qué hacer. Pero yo, si tengo un buen libro, ¡estoy feliz! Los libros me acompañan, me ayudan a pensar, a vivir un montón de vidas distintas a la mía. En lugar de estar como un animal enjaulado mirando a un avión que va a salir en seis horas, puedo estar en la antigua Roma viviendo las vidas de otros. Creo que ese es el único consejo que me he atrevido a dar en la vida: si tienes un libro, nunca vas a estar solo.”
Joaquín Sabina

Albert Camus y su maestro. El Sr. Germain (Reflexión)

 


Antes de que Albert Camus fuera un reconocido periodista, uno de los más influyentes escritores de su época y premio Nobel de literatura en 1957.
Camus fue un niño pobre, huérfano de padre y con una madre ciega. Alguien así no tiene muchas oportunidades de mejorar su calidad de vida ni de desarrollarse, pero en su vida se cruzó con una persona que fue clave; un maestro.
El Sr. Germain viendo que Camus era realmente destacable le ayudo a continuar su educación al liceo y al pasar los años siguió incentivandolo para que buscara abrirse camino en la educación.
El Sr. Germain no solo fue su maestro, sino también le inculcó valores humanos y fue un apoyo moral a lo largo de su vida.
En 1957 Camus está en el peak de su carrera y después de ganar el Nobel de literatura le escribe a su maestro por correspondencia estás palabras:
"Louis Germain
19 de noviembre de 1957
Querido señor Germain:
"Esperé a que se apagara un poco el ruido que me rodea en estos días antes de hablarle desde todo corazón. Acabo de recibir un honor demasiado grande, el que no he buscado ni solicitado. Pero cuando supe la noticia, mi primer pensamiento, después de mi madre, fue para usted. Sin usted, sin la mano afectuosa que tendió al niño pobre que yo era, sin su enseñanza y su ejemplo, nada de todo esto hubiera sucedido.
No es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero me ofrece la ocasión de decirle lo que usted ha sido, y sigue siendo para mí, y de asegurarle que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que puso en ello, siguen vivos en uno de sus pequeños escolares que, a pesar de los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido.
Lo abrazo con todas mis fuerzas.
Albert Camus"