Es una de las imágenes que cambiaron la percepción
de la guerra de Vietnam.
El 8 de junio de 1972, un avión de Vietnam del Sur
bombardeó con napalm la población de Trang Bang.
Allí se encontraba Kim Phuc con su familia. Con su
ropa en llamas, la niña de nueve años corrió fuera de la población. En ese
momento, cuando sus ropas ya habían sido consumidas, el fotógrafo Nic Ut
registró la famosa imagen. Luego, Nic Ut la llevaría al hospital.
Kim Phuc vive ahora en Canadá, desde donde conversó con Alejandra Martins de la BBC.
¿Cómo recuerda aquel 8 de junio de 1972, día del
ataque con napalm?
Siempre recuerdo ese día. Nos habíamos refugiado
con mi familia, vecinos del pueblo y soldados en el templo. Habíamos almorzado,
cuando vimos el humo amarillo despedido por los aviones para marcar el blanco
de un bombardeo.
Nos dimos cuenta de que iban a atacar el templo.
Los soldados, survietnamitas, nos dijeron que debíamos salir, primero los
niños.
Comencé a correr con los otros niños. Veía que el
avión volaba cada vez más bajo y más cerca, cuando de pronto lanzó cuatro
bombas.
"Me vi
rodeada de fuego, estaba por todas partes. Sentí el fuego en mi brazo
izquierdo. Recuerdo que pensé, ¡oh, no! ¡tengo quemaduras, ya no seré normal!"
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Sabía que debía seguir corriendo, pero era una
niña, y cada tanto me detenía a mirar. Repentinamente escuche las explosiones,
y me vi rodeada de fuego, estaba por todas partes. Sentí el fuego en mi brazo
izquierdo. Recuerdo que pensé, ¡oh, no! tengo quemaduras, ¡ya no seré normal!
Estaba tan asustada. Mis ropas se consumieron con el fuego. Agradecí a Dios que
mis pies no se habían quemado, y pude seguir corriendo.
Huí del fuego y recuerdo que pude ver a mis
hermanos y a mi primo, sólo corríamos y corríamos. En un momento estaba tan
exhausta que no pude más y me detuve. Uno de los soldados me dio agua para
beber. Yo gritaba, nam ua, nam ua, en vietnamita, que significa,
demasiado caliente. El soldado tenía una cantimplora con agua y la vertió sobre
mi cuerpo. Ahora sé que no debía hacer eso, pero él intentó ayudarme.
En ese momento me desmayé y ya no supe más nada,
hasta que me desperté mucho, mucho después en un hospital.
Hay otra famosa fotografía de ese día que muestra a
su abuela corriendo cargando a su primo de tres años, inconsciente y con la
piel negra y despellejada de las quemaduras. ¿Qué pasó con su familia?
Ese día perdí a mis dos primos, uno de nueve meses
y otro de tres años. Mi tía, la madre de los niños, sufrió graves quemaduras en
un brazo y una pierna. Ella aún vive en Vietnam.
¿Quién le llevó al hospital?
Supe después que después de quedar inconsciente
quien me llevó al hospital fue el "tío Ut", como yo llamo a Nick Ut
(el fotógrafo vietnamita de la agencia Associated Press que capturó la famosa
imagen).
Me llevó en su auto. Mis padres no estaban allí. Ellos
corrían detrás nuestro y no pudieron atravesar el fuego, así que debieron
regresar al templo.
Permaneció en el hospital durante 14 meses, y fue
sometida a 17 operaciones de injertos de piel ¿Cómo enfrentó esto una niña de
nueve años?
Ram Chavez, veterano de Vietnam que dialogó con
la BBC para este especial, se encontró con Kim Phuc en 1998.
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Fue terrible. Era tanto el dolor y la picazón.
Estaba discapacitada, mi brazo, mi mano, mi axila, mi cuello, se contrajeron, y
tenía que hacer ejercicios cada hora, cada día, y toda vez que lo hacía el
dolor era enorme.
No quería hacerlo, pero mi mamá me alentaba, y
todos los miembros de mi familia, siempre que podían venían a ayudarme.
Sufrí mucho con el dolor físico, además de las
pesadillas frecuentes, del trauma.
En su libro "La niña de la foto", Denise
Chong relata los baños de cada día en una solución especial
Eso fue muy difícil para mi. Era muy doloroso
porque las enfermeras tenían que colocarme en esa bañera y cortar la piel
muerta. Debían hacerlo para prevenir una infección.
Recuerdo esos baños cada mañana. Llegaba un punto
en que ya no podía aguantar más el dolor y me desmayaba. Y eso me pasaba casi
todos los días.
¿Antes del ataque con napalm, qué experiencia tenía
de la guerra?
Sabía de la guerra, oía hablar de ella, pero nunca
se me había aparecido. Teníamos todo, mi mamá tenía un restaurante, mi hermana
era maestra.
Cuando volvía de la escuela, entraba a mi casa,
grande y preciosa y me sentía como una princesa entrando a su palacio.
Pero de repente llegó la guerra, y se lo llevó
todo. Lo llevó todo.
¿Cuáles eran sus sentimientos respecto a aquellos
que lanzaron el napalm?
Sufrí tanto dolor, pesadillas. Todo eso fue
generando en mi una carga de odio, ira, resentimiento. Me preguntaba, ¿por qué
a mi?
"Cuando
volvía de la escuela, entraba a mi casa y me sentía como una princesa
entrando a su palacio. Pero de repente llegó la guerra, y se lo llevó todo."
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Pero ahora le agradezco a Dios, que cuando me hice
cristiana y me acerqué a Jesús, mi fe realmente me ayudó y recé para que Dios
me ayudara a liberarme de esos sentimientos.
Odiaba a todo el mundo, no quería seguir viviendo.
Pero al rezar, Dios me ayudó y mi fe me llevó a otra etapa. Pude cambiar el
significado para mi de lo que sucedió y puedo vivir con alegría, paz en mi
corazón, esperanza y perdón. Me doy cuenta de que Dios tocó mi vida.
Y pude salir al mundo y ayudar a otras víctimas.
Antes de ello, vivía en aquella batalla interna y
oscuridad. Nadie puede ser feliz así.
Ahora vivo en el presente, y tengo una familia
maravillosa.
¿Usted vivió en Cuba cerca de seis años, que
recuerdos tiene?
Tengo muchos, muchos recuerdos de Cuba, mucha gente
que me ayudó, como mi familia adoptiva, mami Nuria y papi Manolo, ellos me
querían mucho, y yo pude aprender español, fue magnífico, quiero mucho a Cuba,
el país es muy lindo y la gente muy amable, amistosa.
Allí me casé con mi marido, vietnamita, tengo muy
buenos recuerdos. No quiero perder mi español. Tengo deseos de, algún día
llevar a mis hijos Thomas y Steven a Cuba, para que conozcan a mi familia
adoptiva y a mis amigos. Hablan un poquito de español porque yo les enseño,
cada día les enseño una palabra nueva
¿Cuál es la misión de la fundación Kim Phuc?
A través de la fundación ayudamos a niños en todo
el mundo que son víctimas de guerra.
Y como embajadora de buena volunta de UNESCO, mi
misión es difundir un mensaje de paz.
¿Qué siente al ver que la foto de Kim Phuc
corriendo desnuda a los 9 años sigue siendo vista una y otra vez en todo el
mundo?
Creo que es una imagen terrible, porque en ella
podemos ver cuán atroz puede ser la guerra. No hay que decir mucho. Cualquiera
que vea esa fotografía puede ver la profundidad del sufrimiento, la
desesperanza, el dolor humano de la guerra, especialmente para los niños.
Los niños necesitan cariño y alegría, no acabar
corriendo así.
"No hay que
decir mucho. Cualquiera que vea esa fotografía puede ver la profundidad del
sufrimiento."
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Cuando veo esa imagen una y otra vez, le agradezco
a Dios que el "tío Ut" congeló ese momento de la historia con su
fotografía, y permitió que las próximas generaciones vieran lo que puede ser el
horror de la guerra.
Me siento feliz de que la gente pueda ver ahora
otra fotografía de mi vida, adulta, en la que se ve amor, esperanza y perdón.
La gente puede ver con estas imágenes que puede
elegir algo mucho mejor que la guerra.
Podemos elegir entre el bien y el mal porque
tenemos libre albedrío. Y si elegimos el mal sabemos las consecuencias.
Treinta años después de la guerra, cuando piensa en
las víctimas, 58.000 estadounidenses, 2 millones de vietnamitas, ¿qué siente
respecto a su país?
Vivimos miedo, desesperación y sufrimiento. Treinta
años después hay mucho por hacer, pero veo a la nueva generación y creo que nos
espera un futuro maravilloso.
Siempre rezo por mi país. Creo que debemos recordar
lo que pasó, pero debemos seguir adelante y hacer lo mejor que podamos por
nuestro futuro y por nuestros niños.
Es hora de sanar y enfocarnos en
una vida mejor. Kim Phuc con su hijo Thomas, hoy de 11 años. (Foto de ©Joe McNally)
Tomado de: http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/specials/newsid_4497000/4497073.stm#xq1
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