
Cuando estás pasando por una crisis de fe, el mejor lugar donde encontrarás las respuestas es el mismo donde ocurre la crisis, el corazón. Ahí es donde Dios habla, ahí es donde surge la paz, ahí es donde más duele, y donde más se aprende. La oración es la mejor compañera durante la tormenta, y las mejores decisiones son las que tomarás luego de haber apreciado los remansos de paz que brinda el abandonarse a la voluntad del Padre, luego de asegurar que has dado el máximo, solo luego.
Las lecciones aprendidas pueden olvidarse. Pero las vividas no.
Cuando educas tu intelecto, puedes olvidar. Cuando educas tus sentidos, puedes olvidar. Pero cuando educas el corazón la lección jamás se olvida.
Las lecciones del corazón son cual tatuaje, te marcan para toda la vida. Ahora; tú decides recordarlas como cicatriz, o como un tatuaje hermoso al que podrías llamar experiencia.
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