En este blog compartiré mi música, poemas, reflexiones,y artículos de contenido histórico. También compartiré trabajos de quienes han sido mis maestros, y todo lo que me apasiona en el mundo de la historia, la espiritualidad y de las artes.
Saga Espiritual - Chadys
Agradezco su aportación
Las donaciones son bienvenidas, y de forma segura a través de PayPal.
Translate
Saludos cordiales:
Saludos amigos del blog!!!! Quiero darles la bienvenida a mi humilde aposento cibernético con el cual comparto desde el año 2009 lo que me apasiona en el mundo de las artes, la historiografía, la música, la literatura y la espiritualidad. Y también escritos originales...
Pueden accesar a mi música en Spotify, YouTube y a los interesados en mis publicaciones literarias, las pueden adquirir en su librería preferida en Puerto Rico, Amazon, eBay, o escribiéndome. Muchas bendiciones!
Visitas al blog
sábado, 14 de abril de 2012
La conquista de la oración.
La oración no debe ser una oración hecha solo para pedir y quejarse ante el Señor, aunque la gran parte de las veces acudamos a El exclusivamente por la necesidad. la oración también debe ser un depositario de confianza y por tanto nuestra oración debe ser hecha a la medida del agrado del Señor. En ella podemos pedirle a Dios que cargue por un rato nuestras penas y nos permita descanso, y El, si es ésta su voluntad, fácilmente lo hará. Todo depende de nuestra fe, constancia, compromiso, urgencia y profundidad de nuestra oración.
La oración, como se dice en nuestra parroquia, muchas veces las transformamos de alabanzas a quejabanzas, y Dios también necesita ser conquistado, atraído. La única manera para asegurarnos que nuestra súplica sea recibida positivamente es la genuinidad. Asegurando que hemos dado el todo primero, porque Dios no hará por nosotros lo que podemos hacer solitos. Si hemos fallado, pedir perdón genuinamente, si nos han defraudado, clamar a Dios por justicia y que conmueva la conciencia de quien nos ha fallado, si es por necesidad, para que la supla, si es por enfermedad, por sanación. Algo bien importante es que siempre, siempre debemos ofrecer primero nuestro dolor a favor de nuestros pecados y de quien nos ha transgredido o defraudado, al ofrecerlos estamos practicando la caridad y aseguramos que Dios tome como prioridad nuestra oración, de quejabanza estamos convirtiendo nuestra plegaria en una ofrenda, estamos convirtiéndonos uno en Cristo, porque estamos ofreciendo nuestro sacrificio por el prójimo, inclusive, aunque nos haya hecho mal.
La oración debe ser una que vaya directa de corazón a corazón, que aunque haya dolor, un corazón herido, una fe quebrantada, salga pura, incondicional y esperanzada en ese mismo deseo de ser amado. Es la única manera de asegurar que sea no solo escuchada, sino que Dios haga esa oración suya, y tu deseo se convierta en el suyo. Es la manera predilecta de hacernos uno con Cristo. En ese instante; con el Cristo crucificado, el que redime, el redentor. También podemos asegurar que al igual que El, en su momento resucitaremos y sobrevendrá la gracia divina sobre nuestra plegaria, nuestra alma y el ambiente que nos rodea, lo cual es tan necesario.
Cuando mencionamos constancia en la oración queremos hablar de continuidad, ser consecuente. Una oración constante como el rosario, hace en el alma lo que el ejercicio de levantar pesas hace con el cuerpo. Duele; molesta, ensorra, pero con el tiempo vamos viendo y sintiendo los resultados en nuestras actitudes, nuestra manera de vivir la vida, sentimos mayor fortaleza espiritual y desarrollamos templanza, lo cual es simplemente el equilibrar nuestro estilo de vida, saber que así como alimentamos el cuerpo, nuestra mente y espíritu deber ser igualmente alimentados. Así como no debemos darle al cuerpo todo lo que pide, a la mente y al alma tampoco, aprendemos a controlar lo que perciben los sentidos y a discernir. Separando lo que es malo de lo bueno, y escogiendo lo que realmente nos conviene. Sea una pareja, sea trabajo, sea amistad, sea alimento...en todo, podemos aplicar estos principios, pero la oración debe ir primero, refinando nuestros propios juicios e inclinaciones con el tiempo y la práctica.
Para esto se hace imprescindible la virtud de la constancia, porque solo el tiempo muestra el bien que hace a la persona el no quitarse, el continuar, incluso, sin fe. La fe cual goma se alejará y acercará, pero la constancia es la fricción que evitará que se aleje por mucho tiempo. La constancia es para la fe y el alma lo que la fuerza de la gravedad para los objetos y la Tierra. La misma constancia lleva a la fe al igual que la fe lleva a la constancia, adentrándonos con el tiempo a esa profundidad, ese estado contemplativo en el que comulgan nuestra esencia humana con la esencia divina, el ser inferior con el superior. En fin, Dios con el hombre. Ya en este estado no hay más que decir, solo sentir el ser amado y el dejarse amar, ya en este estado entramos en la mística de Dios, pero esto conlleva tiempo, dedicación, y voluntad. La mayoría nos conformamos con continuar en lo sencillo, y esto no está mal. Al fin y al cabo, el Espíritu de Dios es quien guía y hace al místico, porque éste jamás se hará solo, en nuestro postulado lo importante es que aprendamos a orar, el resto dejárselo a Dios en sus santas manos y su Divina Voluntad. Con el tiempo y la constancia es que sabremos qué es lo que Dios espera de nosotros, al igual que con la conquista de la oración le mostramos a Dios lo que esperamos de El y cuan comprometidos estamos con nuestra petición.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario