El látigo es para los caballos,
el freno para los asnos,
y el garrote para la espalda del necio.
Proverbios 26:3
el freno para los asnos,
y el garrote para la espalda del necio.
Proverbios 26:3
La necedad es una especie de locura. La
necedad reside en lo más profundo del ser y las acciones del necio
simplemente reflejan la estupidez que se ha enraizado en el corazón. El
necio no se da cuenta del impacto que causan sus acciones porque es un
insensato. Sus acciones no tienen sentido y tratar de entenderlas sería
caer en el mismo disparate que estamos criticando. Por su falta de
raciocinio al majadero se le puede comparar con las bestias de carga,
aunque en muchas ocasiones éstas han mostrado mayor sensatez que un
necio. Es por esta misma razón que al mentecato se le debe tratar con
mano de hierro, sin miramientos ni consideraciones, puesto que la única
razón que él puede entender es la fuerza.
Nadie
está exento de cometer una que otra estupidez pero debemos cuidarnos de
que nuestra conducta en general no pueda ser catalogada como necia ni
que volvamos a caer en la necedad que caracterizó a nuestra vida antes
de que tuviéramos un encuentro personal con nuestro Señor Jesucristo. El
apóstol Pablo escribió: «En otro tiempo también nosotros éramos necios y
desobedientes…Pero cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios
nuestro Salvador, él nos salvó…» Evitemos todo
tipo de necedad que esté tratando de obstaculizar nuestro progreso
espiritual.
Artículo completo en: http://lacomunidad.elpais.com/pacifista/tags/necio/2
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