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domingo, 24 de junio de 2012

Los cuatro Cánticos del Siervo de Yahvé.

jesus subiendo al cielo
 
Los cuatro Cánticos del Siervo de Yahvé.

 Los cuatro Cánticos del Siervo de Yahvé en el libro de Isaías (42.1–9; 49.1–6; 50.4–11; 52.13–53.12), consideran la figura del auténtico creyente, de aquel que, aun a costa de duros sufrimientos personales, se mantiene fiel al Señor y proclama públicamente su fe en él. Quien así sea, «será prosperado, será engrandecido y exaltado, será puesto muy alto» (52.13). La Iglesia desde sus primeros pasos ha interpretado estos cánticos como un anuncio de los padecimientos, la muerte y la glorificación de Jesucristo, el Siervo del Señor por excelencia.

 En la Semana Santa leemos en la Eucaristía los cuatro cánticos o poemas de Siervo:
* lunes, el 1°, Isaías 42
* martes, el 2°-, Isaías 49
* miércoles, el 3°-, Isaías 50 (más abreviado, se leyó el Domingo de Ramos).
* viernes, el 4°-, Isaías 52-53.

Estos poemas del Siervo pertenecen al "Segundo Isaías", un profeta que habló a mediados del siglo VI antes de Cristo, durante el destierro de Babilonia, añadiendo al libro original de Isaías los capítulos 40-55, llamados "el libro de la consolación".
Este Siervo de Yahvé que anunciará la salvación, que será luz para las naciones, que se ofrecerá él mismo a la muerte para salvar a todos y que finalmente será glorificado por Dios, había sido identificado con el pueblo entero de Israel, al que también se le llama "siervo", y que cumpliría así una función intercesora por toda la humanidad. Pero ya los mismos judíos lo interpretaron pronto como el anuncio de un personaje concreto, que asumiría en su propia vida la historia de su pueblo.
En el Nuevo Testamento se aplicó claramente esta figura a la persona de Jesús de Nazaret, mediador de la salvación para todas las naciones. Es muy expresivo el episodio del eunuco que iba leyendo en su carro el pasaje de Is 53,7-8, sobre la oveja que llevan al matadero, que no abre la boca para quejarse y da su vida por los demás. El eunuco pregunta de quién hay que entender estas palabras, y entonces el diácono Felipe le anuncia la Buena Nueva de Jesús (Hechos 8).
El canto primero (Is 42,1-7) está puesto en boca de Dios, que presenta a un elegido, su preferido, sobre el que enviará su Espíritu para que pueda cumplir bien su misión, que no será nada fácil: dictará ley a las naciones, implantará la justicia y el derecho. "Te he destinado a ser alianza del pueblo y luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos...". Y todo eso no lo hará con violencia: no alzará la voz, no acabará de quebrar la caña débil ni apagará la mecha vacilante. En la escena del bautizo de Jesús en el Jordán, los evangelistas aplican a Jesús estas palabras de Yahvé sobre el Siervo. Más tarde, Mateo (Mt 12,18-21) refiere a Jesús todo este primer poema.
El segundo canto (Is 49,1-6) está en labios del mismo Siervo, que es consciente de haber sido elegido desde el seno materno para una misión concreta: ser en manos de Dios como una espada, como una saeta, para conseguir sus fines; tiene que unificar al pueblo de Israel y hacer que vuelva a Dios y, además, ser luz de las naciones. Pero aquí ya aparece un elemento que en el primer canto sólo se podía leer entre líneas: las dificultades que va a tener el Siervo. Habla de fatiga y de dudas: ¿será en vano todo lo que va a hacer? ¿resultará todo un fracaso? "En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas". Pero triunfa la confianza en Dios: "Mi Dios era mi fuerza".
El tercer canto (Is 50, 4-9) lo dice también el Siervo. Describe su misión como la de un discípulo abierto a lo que Dios le dice: "El Señor me ha abierto el oído para que escuche como los iniciados". Primero escucha como discípulo y luego transmite a los demás esas palabras: "Para saber decir al abatido una palabra de aliento". En este tercer canto se habla más explícitamente del sufrimiento: el Siervo ofrece su espalda a los golpes, su mejilla a los que le mesan la barba, su rostro a los insultos y salivazos. Pero también aquí la confianza que tiene en Yahvé es la que le dará ánimos para perseverar en su misión. "El Señor me ayuda: no quedaré defraudado". No se tendrá que avergonzar. Si el Señor le ayuda, ¿quién podrá condenarle?
El cuarto canto (Is 52,13-15; 53, 1-12) es el más completo y profundo. Lo proclamamos el Viernes Santo, antes de la Pasión. Aquí el sufrimiento llega a su plenitud. El Siervo, inocente, se entrega por los demás (por "los muchos", o sea, por todos) y carga sobre sí las deudas de los pecadores. Una especie de "coro" comenta en 53, 1-10 lo que ha dicho Dios hasta ese momento, y canta la impresionante profundidad del dolor del Siervo: "Despreciable, varón de dolores ...Eran nuestras dolencias las que él llevaba, él fue herido por nuestras rebeliones". Pero los últimos versos, otra vez en labios de Dios, hablan de la glorificación de su elegido: verá la luz, su sacrificio habrá servido de salvación para todos, y Dios le hará grande y poderoso, porque "él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores".
En los cuatro cantos se habla cada vez con mayor precisión de la misión del Siervo: elegido desde el seno materno, recibe la fuerza del Espíritu porque está destinado a hacer volver al pueblo de Israel a los caminos de Dios, y llamado a ser luz para todas las naciones, y a entregar su vida por la salvación de muchos. Y también con creciente intensidad, de los sufrimientos que tendrá que soportar, desde las fatigas y las dudas y los golpes hasta la muerte. Para ser finalmente glorificado por Dios.
Estos poemas son en verdad una de las cumbres teológicas principales de todo el Antiguo Testamento. Nada extraño que el Nuevo Testamento les dé también tanta importancia. Nunca se ha hablado tan claro del valor redentor del sufrimiento. Anticipan lo que diría Jesús del grano de trigo que muere para dar fruto. A nosotros nos ayudan a contemplar y agradecer en estos días la muerte de Cristo como la muerte "vicaria" por nosotros, la muerte "expiatoria" por la que el verdadero Siervo nos alcanza la salvación. ·
J. ALDAZÁBAL

Breve estudio para descargar: www.autorescatolicos.org/tomaskraft16.doc
Los cuatro Cánticos en su totalidad:

Primer canto: El Siervo de Yahvé - Isaías 42.1-9
 He aquí mi siervo,  yo le sostendré;  mi escogido,  en quien mi alma tiene contentamiento; (Mt. 3.17; 17.5; Mr. 1.11; Lc. 3.22; 9.35) he puesto sobre él mi Espíritu;  él traerá justicia a las naciones. No gritará,  ni alzará su voz,  ni la hará oír en las calles. No quebrará la caña cascada,  ni apagará el pábilo que humeare;  por medio de la verdad traerá justicia. No se cansará ni desmayará,  hasta que establezca en la tierra justicia;  y las costas esperarán su ley. (Mt. 12.18-21) Así dice Yahvé Dios,  Creador de los cielos,  y el que los despliega;  el que extiende la tierra y sus productos;  el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, (Hch. 17. 24-25) y espíritu a los que por ella andan: Yo Yahvé te he llamado en justicia,  y te sostendré por la mano;  te guardaré y te pondré por pacto al pueblo,  por luz de las naciones, (Lc. 2.32; Hch. 13.47; 26.23) para que abras los ojos de los ciegos,  para que saques de la cárcel a los presos,  y de casas de prisión a los que moran en tinieblas. Yo Yahvé;  este es mi nombre;  y a otro no daré mi gloria,  ni mi alabanza a esculturas. He aquí se cumplieron las cosas primeras,  y yo anuncio cosas nuevas;  antes que salgan a luz,  yo os las haré notorias.
Segundo canto: El Siervo sufriente de Yahvé  - Isaías 49.1–6
«Óiganme, países del mar, préstenme atención, naciones lejanas: El Señor me llamó desde antes de que yo naciera; pronunció mi nombre cuando aún estaba yo en el seno de mi madre. Convirtió mi lengua en espada afilada, me escondió bajo el amparo de su mano, me convirtió en una flecha aguda y me guardó en su aljaba.

Me dijo: “Israel, tú eres mi siervo, en ti me mostraré glorioso.” Y yo que había pensado: “He pasado trabajos en vano, he gastado mis fuerzas sin objeto, para nada.” En realidad mi causa está en manos del Señor, mi recompensa está en poder de mi Dios. He recibido honor delante del Señor mi Dios, pues él ha sido mi fuerza. El Señor, que me formó desde el seno de mi madre para que fuera su siervo, para hacer que Israel, el pueblo de Jacob,se vuelva y se una a él, dice así: “No basta que seas mi siervo sólo para restablecer las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivientes de Israel; yo haré que seas la luz de las naciones, para que lleves mi salvación hasta las partes más lejanas de la tierra.”» 

Tercer canto del Siervo de Yahvé - Isaías 50.4–11  

El Señor Yahvé me dió lengua de sabios, para saber hablar en sazón palabra al cansado; despertará de mañana, despertaráme de mañana oído, para que oiga como los sabios. El Señor Yahvé me abrió el oído, y yo no fuí rebelde, ni me torné atrás. Dí mi cuerpo á los heridores, y mis mejillas á los que me mesaban el cabello: no escondí mi rostro de las injurias y esputos. Porque el Señor Yahvé me ayudará; por tanto no me avergoncé: por eso puse mi rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado. Cercano está de mí el que me justifica; ¿quién contenderá conmigo? juntémonos. ¿Quién es el adversario de mi causa? acérquese á mí. He aquí que el Señor Yahvé me ayudará; ¿quién hay que me condene? He aquí que todos ellos como ropa de vestir se envejecerán, los comerá polilla. ¿Quién hay entre vosotros que teme á Yahvé, y oye la voz de su siervo? el que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Yahvé, y apóyese en su Dios. He aquí que todos vosotros encendéis fuego, y estáis cercados de centellas: andad á la luz de vuestro fuego, y á las centellas que encendisteis. De mi mano os vendrá esto; en dolor seréis sepultados.

Cuarto canto: Sufrimientos y triunfo del siervo del Señor - Isaías 52.13–53.12
Mi siervo tendrá éxito, será levantado y puesto muy alto. Así como muchos se asombraron de él
al ver su semblante, tan desfigurado que había perdido toda apariencia humana, así también muchas naciones se quedarán admiradas; los reyes, al verle, no podrán decir palabra, porque verán y entenderán algo que nunca habían oído.
53
¿Quién va a creer lo que hemos oído? ¿A quién ha revelado el Señor su poder? El Señor quiso que su siervo creciera como planta tierna que hunde sus raíces en la tierra seca. No tenía belleza ni esplendor, ni su aspecto era atractivo; los hombres lo despreciaban y lo rechazaban. Era un hombre lleno de dolor, acostumbrado al sufrimiento. Como a alguien que no merece ser visto, lo despreciamos, no le tuvimos en cuenta. Y sin embargo, él estaba cargado con nuestros sufrimientos, estaba soportando nuestros propios dolores. Nosotros pensamos que Dios lo había herido, que le había castigado y humillado. Pero fue traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atormentado a causa de nuestras maldades; el castigo que sufrió nos trajo la paz, y por sus heridas alcanzamos la salud. Todos nosotros nos perdimos como ovejas siguiendo cada cual su propio camino, pero el Señor cargó sobre él la maldad de todos nosotros. Fue maltratado, pero se sometió humildemente y ni siquiera abrió la boca; lo llevaron como cordero al matadero, y él se quedó callado, sin abrir la boca, como una oveja cuando la trasquilan. Se lo llevaron injustamente y no hubo quien lo defendiera; nadie se preocupó de su destino. Le arrancaron de esta tierra, le dieron muerte por los pecados de mi pueblo. Lo enterraron al lado de hombres malvados, lo sepultaron con gente perversa, aunque nunca cometió ningún crimen ni hubo engaño en su boca. El Señor quiso oprimirle con el sufrimiento. Y puesto que él se entregó en sacrificio por el pecado, tendrá larga vida y llegará a ver a sus descendientes; por medio de él tendrán éxito los planes del Señor. Después de tanta aflicción verá la luz, y quedará satisfecho al saberlo; el justo siervo del Señor liberará a muchos, pues cargará con la maldad de ellos. Por eso, Dios le dará un lugar entre los grandes y con los poderosos participará del triunfo, porque se entregó a la muerte y fue contado entre los malvados, cuando en realidad cargó con los pecados de muchos e intercedió por los pecadores.



Tomado de: 
1- http://linajeescogido.tripod.com/AnalisisLibrosSagrados/Isaias/Isaias.htm
2- http://www.sbch.cl/sitio/2011/la-mision-de-jesucristo-el-siervo-sufriente-y-de-sbu-de-acuerdo-con-isaias-49-1-6/
3- http://www.mercaba.org/DIESDOMINI/SS/cantos_del_siervo.htm

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