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Saludos amigos del blog!!!! Quiero darles la bienvenida a mi humilde aposento cibernético con el cual comparto desde el año 2009 lo que me apasiona en el mundo de las artes, la historiografía, la música, la literatura y la espiritualidad. Y también escritos originales... Pueden accesar a mi música en Spotify, YouTube y a los interesados en mis publicaciones literarias, las pueden adquirir en su librería preferida en Puerto Rico, Amazon, eBay, o escribiéndome. Muchas bendiciones!

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lunes, 4 de junio de 2012

El amor: testimonio y maravilla.


El amor de pareja es algo que no nace de la noche a la mañana. Cuando tu comienzas una relación que vale la pena, ésta fluye naturalmente, con una simple sonrisa, una presentación, un compartir, o un simple contacto visual, pero lo suficientemente profundo como para mantener en el pensamiento a esa otra persona y alimentar el deseo de volver a verla, conocerla. Entablar una amistad.

El verdadero amor debe nacer y fluir de ambas partes en paralelo, para que sea justo el proceso y balanceada la entrega o el compromiso. Debe dársele prioridad a el proceso de involucrarse en el mundo tanto uno como del otro, conocerse en todas sus facetas para ir descubriendo si en realidad hay compatibilidad y nazca ese amor. Para que nazca ese amor primero debe nacer una amistad desinteresada, porque el verdadero amor libera, solo se ata la persona libremente, por amor. Entonces en vez de cadenas, esas ataduras se convierten en lazos, lazos que el tiempo y la constancia llamarán lazos de amor.

No nace de la noche a la mañana, muchos dicen que es una decisión, y es cierto. Pero es de sabios decidir amar a alguien que te corresponderá de igual manera, de otra forma como que no hace sentido el concepto. También debe haber cierta atracción, porque si la otra persona no te atrae, pues tampoco tiene sentido siquiera el intentarlo. Dicen que "matrimonio y mortaja del cielo baja", pero dado a nuestra experiencia, podemos llegar a la conclusión que Dios o el "destino" pueden facilitar las circunstancias y poner a las personas de frente, pero a estos mismos individuos es a quienes les corresponde el reconocer y aprovechar la situación. De no estar preparados; entonces puede que la persona idónea o la oportunidad les halla pasado de frente y la hayan perdido, por no haberlo reconocido, o tal vez por no haber superado una lección de un amor pasado. Sumamos; La manera más saludable que podemos concebir nuestras pasadas relaciones amorosas es como lecciones de vida. Si no lo tomamos así, cuando pensemos en el pasado fluirán rencores, reclamos, y cosas que solo envenenarán tu pensamiento, opacando la enseñanza que trajo consigo esa experiencia.

Si seguimos pasando las mismas experiencias no pensemos que culpables son los hombres o las mujeres, porque quizás el culpable eres tú, y solo tú, que hasta que no aprendas o superes ese "algo" en específico Dios o "el destino" no te proveerán algo mejor. Dios no nos va a brindar cosas que no merecemos, así de sencillo, lo mejor que podemos hacer es analizar y crecer, para cuando se cruce esa persona en nuestro camino saberlo reconocer. En ese postulado podemos resumir este breve pensamiento, esperar sin desesperar. Para que se nos honre eso que esperamos tal y como lo esperamos, tras la prueba que nos hace merecedores de ese nuevo amor.

El amor no se busca, el amor llega, el amor no se trabaja cuando aún no ha nacido, el amor nace y luego se trabaja, el amor nunca envejece ni muere cuando es verdadero, siempre es fresco y simplemente evoluciona. El amor si solo se basa en el sexo y la atracción física, cuando ésto deje de ser la novedad, lo demás morirá, porque nunca fue amor, solo fue enamoramiento, que es la primera fase que lleva al amor. El problema con la mayoría de los seres humanos es que se quedan en esa fase y no descubren la profundidad, lo valioso, la grandeza del verdadero amor, porque solo se esmeraron, involucraron, y dieron prioridad en la relación al mero sexo, a ese enamoramiento, a la atracción. El sexo es complemento del amor, pero antes de experimentar el sexo con esa persona que queremos amar, lo justo es experimentar el amarlo sin haber experimentado el sexo, para así asegurar la veracidad entre ambos de ese hermoso sentimiento. Este concepto es algo casi olvidado; y al escribir sobre el asunto me siento casi un ser prehistórico, por decirlo de una manera jocosa, pero triste y real, en este mundo decadente que vivimos.

El haber decidido escribir sobre este asunto nace de todos los posibles pensamientos que invaden mi mente cada vez que me preguntan sobre mi estado civil, todo lo escrito y mucho más... Lo graciosos del asunto es que siempre que me cuestionan culmino con una sonrisa sencilla diciendo que estoy solo, y para que no me indaguen sobre el asunto añado jocosamente, que no ha nacido mujer que me soporte, que cuando me toque voy a ser padre-abuelo, y que voy a pagar todas las que he hecho. Soy un hombre soltero de 37 años de edad y no tengo hijos. Por ahí se dice que "soltero maduro...", pero nada que ver con este servidor, jeje.

Alguna vez pensé ser sacerdote, pero descubrí en el proceso de mi educación bíblica que mi destino era hacer una familia propia, ésto sin descuidar mi labor como sacerdote laico, a la cual Dios nos invita a todos. He tenido muchos amores, los cuales la gran mayoría ni los he buscado, así como han llegado se han tenido que ir por circunstancias diversas, desgraciadamente. Ninguno ha sido ese amor definitivo, tampoco  puedo decir que lo espero o lo busco, simplemente estoy a la expectativa mientras continúo mis labores actuales. Las propuestas de toda índole y pretendientes nunca han faltado, pero luego de varias experiencias y mucha oración he sabido discernir y eludir sabiamente cuando no me conviene o simplemente no me interesa.

Para culminar; solo puedo sumar que así como corren los ríos, como se mueven las olas del mar, como los árboles toman su espacio, cuando conozca a esa persona hecha para mí, el amor fluirá y se desarrollará normalmente, trabajado por ambos. De ésto consiste la belleza real, en descubrir y trabajar el milagro como algo natural, y hacer de esto una maravilla. Así es el amor; una maravilla natural y cotidiana, que aquél que la descubre no queda defraudado, ni intenta otra fórmula para la felicidad cuando la que tiene es más que suficiente para hacerle feliz, simplemente aprende a revivirla y recrearla con cada día que pasa, cual si fuera el último, o por lo menos lo intenta cuando lo recuerda... Aquel que ama carece de tiempo para tantas cosas, ya que siempre se encuentra ocupado amando. Aunque como en nuestro caso, carezca de pareja para compartir tanto amor...por el momento.

Artículo complementario sobre el verdadero amor:

EL VERDADERO AMOR
       
Un sabio maestro se encontró frente a un grupo de jóvenes que se declaraban en contra del matrimonio. Los muchachos argumentaban que el romanticismo constituye el verdadero sustento de las parejas y que es preferible acabar con la relación cuando éste se apaga en lugar de entrar a la hueca monotonía del matrimonio.

El maestro les escuchó con atención y después les relató un testimonio personal:

- Mis padres vivieron 55 años casados. Una mañana mi mamá bajaba las escaleras para prepararle a papá el desayuno cuando sufrió un infarto y cayó. Mi padre la alcanzó, la levantó como pudo y casi a rastras la subió a la camioneta. A toda velocidad, condujo hasta el hospital mientras su corazón se despedazaba en profunda agonía. Cuando llegó, por desgracia, ella ya había fallecido.

Durante el sepelio, mi padre no habló, su mirada estaba perdida. Casi no lloró. Esa  noche sus hijos nos reunimos con él. En un ambiente de dolor y nostalgia recordamos hermosas anécdotas. Él pidió a mi    hermano teólogo que dijera algunas reflexión sobre la muerte y la eternidad. Mi hermano comenzó a hablar de la vida después de la muerte. Mi padre escuchaba con gran atención. De pronto pidió "llévenme al cementerio". 

"Papá" respondimos "¡Son las 11 de la noche! No podemos ir al cementerio ahora!" Alzó la voz y con una mirada vidriosa dijo: "No discutan  conmigo por favor, no discutan con el hombre que acaba de perder a la que fue su  esposa por 55 años". Se produjo un momento de respetuoso silencio. No discutimos más. Fuimos al cementerio, pedimos permiso al velador y, con una linterna llegamos a la lápida. Mi padre la acarició, oró y nos dijo a sus hijos que veíamos la escena conmovidos: "Fueron 55 buenos años...¿saben?, Nadie puede hablar del amor verdadero si no tiene idea de lo que es compartir la vida con una mujer así". Hizo una pausa y se limpió la cara. "Ella y yo estuvimos juntos en todo. Alegrías y penas. Cuando nacieron ustedes, cuando me echaron de mi trabajo, cuando ustedes enfermaban", continuó  "Siempre estuvimos juntos. Compartimos la alegría de ver a nuestros hijos terminar sus carreras, lloramos uno al lado del otro la partida de seres queridos, rezamos juntos en la sala de espera de muchos hospitales, nos apoyamos en el dolor, nos abrazamos y perdonamos nuestras faltas... hijos, ahora se ha ido y estoy contento, ¿saben por que?, porque se fue antes que yo, no tuvo que vivir la agonía y el dolor de enterrarme, de quedarse sola después de mi partida. Seré yo quien pase por eso, y le doy gracias a Dios. La amo tanto que no me hubiera gustado que sufriera..."

Cuando mi padre terminó de hablar, mis hermanos y yo teníamos el rostro empapado de lágrimas. Lo abrazamos y él nos consoló:

- "Todo está bien hijos, podemos irnos a casa; ha sido un buen día". Esa noche entendí lo que es el verdadero amor. Dista mucho del romanticismo y no tiene que ver con el erotismo. Más bien es una comunión de corazones que es posible porque somos imagen de Dios. Es una alianza que va mucho mas allá de los sentidos y es capaz de sufrir y negarse cualquier cosa por el otro."
Cuando el maestro terminó de hablar, los jóvenes universitarios no pudieron debatirle. Ese tipo de amor les superaba en grande. Pero, aunque no tuviesen la valentía de aceptarlo de inmediato, podían presentir que estaban ante el amor verdadero. El maestro les había dado la lección mas importante de sus vidas.

Autor desconocido. Adaptado por el Padre Jordi Rivero.
Tomado de: http://www.corazones.org/articulos/anecdotas/amor_verdadero.htm

Efesios 3:17-21
que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, para que, arraigados y cimentados en el amor, podáis comprender con todos los santos cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que os vayáis llenando hasta la total Plenitud de Dios. A Aquel que tiene poder para realizar todas las cosas incomparablemente mejor de lo que podemos pedir o pensar, conforme al poder que actúa en nosotros, a él la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones y todos los tiempos. Amén.

Efesios 5:25
Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella.

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