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martes, 14 de mayo de 2013

ES HORA DE TOMAR RESPONSABILIDAD Y CRECER/ DEL DIABLO. Él TIENE MÁS RELIGIONES QUE VIDAS UN GATO.

Mientras Jesús cargó con nuestro pecados Satanás continúa cargando nuestras culpas....

Mira que a Satanás le echamos la culpa de casi todo, cuando la única libertad de la que es dueño es de ser el tentador. El mal lo hacemos solitos y libremente. Humanidad, dejémonos de excusas y comenzemos a ser responsables por nuestras decisiones, primero en el hogar, luego en la comunidad, después como país, y por último como raza humana. Perdonen la palabra, pero es hora ya de dejarnos de pendejases.... tomar responsabilidad y crecer.

DEL DIABLO, SATÁN, DEMONIOS (y otros seres en las culturas). Él TIENE MÁS RELIGIONES QUE VIDAS UN GATO

Escrito por: ccortesamador el 10 Mar 2013 - 
EL DIABLO Y SUS SÍMBOLOS
"Entretanto, Satán, el enemigo de Dios y el Hombre, llena su mente de ambiciosas imaginaciones, extiende su raudo vuelo y explora el solitario camino que conduce a las puertas del infierno. Toma unas veces la derecha, otras la opuesta mano; ya se desliza con iguales alas por la superficie del abismo, ya se eleva cual torre aérea hacia la ardiente concavidad del firmamento."
JOHN MILTON. El paraíso perdido.
EL ORIGEN DEL DIABLO. Especialistas, teólogos y demonólogos discuten el origen del diablo: unos dicen que se remonta a las religiones animistas del siglo X a.C. en Medio Oriente; otros creen que en el siglo VI a.C., refiriéndose a Zoroastro —Zaratustra—, profeta y reformador religioso que acabó con los dioses buenos y malos de Persia. Éste creó a un dios supremo llamado Ahura Mazda, en contraposición a Ahriman, fuerza maléfica representada por una serpiente que encabezaba un ejército de demonios. Mazda y Ahriman eran irreconciliables, una distinción muy clara ente el bien y el mal, y dio al ser humano la libertad de elegir entre uno u otro. Los esenios, secta judía que floreció en el siglo II a.C., autores de los Manuscritos del Mar Muerto, introdujeron el concepto del mal dentro del judaísmo, que en un principio no tenía ninguna figura que se pareciera al diablo, sino que las desgracias que azotaban a los humanos eran castigos divinos porque Sathan atormentaba a los justos acusándolos y sometiéndolos a distintas pruebas, ya que era su misión confiada por Dios, como en El libro de Job. Más tarde en El libro de Zacarías cambió de actitud y se volvió independiente, dedicándose a martirizar a los justos por mero gusto personal. Finalmente, en El libro de la sabiduría escrito en el siglo I a.C., se volvió tan malo que precipitó la caída del hombre y la suya propia. Se fusionaron así Ahriman el persa y con Sathan el judío. El ángel del mal y sus seguidores los ángeles caídos se arrojaron sobre la tierra como estrellas brillantes. Así nació otro nombre del diablo: Lucifer, quien trae la luz. Ver más en http://noemagico.blogia.com/2007/101401-el-diablo-y-sus-simbolos.php

LOS DEMONIOS. En el pensamiento griego los demonios son seres divinos o semejantes a los dioses por un cierto poder. El demonio de alguien se identifica también con la voluntad divina y, en consecuencia, con el destino del hombre. Luego, la palabra ha pasado a designar a los dioses inferiores y por fin a los espíritus malos. Según otra línea de interpretación, los demonios son las almas de los difuntos, genios desfavorables o temibles, intermediarios entre los dioses inmortales y los hombres vivientes, pero mortales. Un genio está ligado a cada hombre y desempeña el papel de consejero secreto, actuando por intuiciones repentinas más que por razonamientos. Es como su inspiración interior. El demonio simboliza una iluminación superior a las normas habituales, que permiten ver más lejos y con más seguridad, de un modo irreductible a los argumentos. Autoriza incluso a violar las reglas de la razón, en nombre de una luz trascendente que no es sólo el orden del conocimiento, sino también del orden del destino.
Para muchos pueblos primitivos, a diferencia del demonio interior que es como el símbolo de un lazo particular del hombre con una conciencia superior, y que desempeña a veces el papel de ángel de la guarda, los demonios son seres distintos e innumerables, que se arremolinan por todas partes para lo mejor y para lo peor. Ver más en http://noemagico.blogia.com/2007/101401-el-diablo-y-sus-simbolos.php

SATANÁS EN EL ANTIGUO TESTAMENTO. La figura de Satanás fue tomando cuerpo de manera gradual, y algo difusa, en el Antiguo Testamento, pero después, durante el período de la literatura apocalíptica y apócrifa (del 200 a.C. al 150 d.C.), se definió con mayor precisión. El judaísmo siguió siendo monoteísta, de manera que Satanás no podía convertirse nunca en un principio plenamente independiente, como, por ejemplo, su “homólogo” del mazdaísmo, pero el poder que le asignó el judaísmo apocalíptico era considerable. El Señor y el diablo se percibían en una oposición a la vez ética y cósmica. Cada cual tenía su propio reino: el del Señor era luminoso, mientras que el de Satán era tenebroso. El diablo, cuyos designios eran embaucar a Israel y apartarlo de Yahvé, cosecharía algunos éxitos, pero, al final del mundo, Israel se arrepentiría y el Mesías forzaría la desaparición del imperio del diablo. Mientras tanto, el diablo comanda toda una hueste de ángeles caídos y espíritus malos que merodean por todo el mundo buscando la ruina y la destrucción de las almas
La concepción animista del mundo veía detrás de cada fenómeno o actuación de “poderes” buenos o malignos. Sobre este trasfondo, las religiones paganas desarrollaron una demonología más o menos compleja asociada a su concepción politeísta de lo divino. La religión de Israel asumió estas representaciones míticas para evocar todo lo que, en la experiencia humana, escapa a la observación directa. Por esta razón, asimiló los dioses del paganismo cananeo, convertidos en demonios, a los malos espíritus que habitan en los desiertos y las ruinas, y a los poderes de la muerte relegados a los lugares infernales; Baal-Zebub, el antiguo dios sanador de Eqrón será presentado finalmente como su príncipe. Para evocar esta fauna maléfica que instiga al hombre al mal y le produce daño, recurrió sin escrúpulos a elementos de origen babilonio, iranio e incluso griego. Hay que aguardar al siglo III antes de nuestra era para que un apócrifo, el libro de Henok, trate de organizar el mundo infernal, responsable de los desórdenes y de las desgracias de la humanidad >Ver en.
http://noemagico.blogia.com/2007/101401-el-diablo-y-sus-simbolos.php
SATANÁS EN EL NUEVO TESTAMENTO. Tras el período apocalíptico, el papel de Satanás en el judaísmo se vio considerablemente reducido, toda vez que los rabinos, que dominaron el judaísmo desde el siglo I en adelante, le prestaron escasa atención. Pero el Cristianismo se fundó y gestó en pleno período apocalíptico y, en consecuencia, el Nuevo Testamento y el subsiguiente pensamiento cristiano otorgaron a Satanás un papel importantísimo. La función del diablo es algo así como servir de contrapeso a Cristo. El mensaje nuclear del Nuevo Testamento consiste en que Cristo ha venido a salvarnos. ¿De qué? Del poder del diablo. La oposición entre el Señor y el diablo es implacable e irreductible, y cualquiera que se interponga en el camino del Salvador o trate de frustrar su plan de salvación es, de manera ya explícita ya implícita, acólito de Satanás. El diablo tiene bajo su mando a todas las fuerzas opositoras al Señor, tanto naturales como sobrenaturales, incluidos demonios, infieles, herejes y hechiceros. Ver más en http://noemagico.blogia.com/2007/101401-el-diablo-y-sus-simbolos.php

LOS NOMBRES DEL DEMONIO. El término demonio viene del griego dáimon, que era un espíritu o genio protector, no maléfico, hasta que este término pasó al Cristianismo con el significado actual de espíritu del mal. Los hebreos llamaban al espíritu maligno de gran poder a Satan, el obstructor, el enemigo. Satan se tradujo al griego como diabolos, de donde procede el diabolus latino, el diablo hispano y el devil inglés. Hay otros nombres con los que se conoce al Demonio y que se pueden leer en la Biblia: Satán, Belcebú, Behemont, Mammon, Moloch, Leviatán, Belial, Señor de las Moscas, la Gran Cabra, Señor de los Infiernos, y otros. Literalmente, el nombre Diablo tiene el sentido de calumniador
Lucifer el portador de la luz, en el Cristianismo, es uno de los nombres del diablo que se remonta a Isaías donde la bajada a los infiernos del rey de Babilonia se compara con la caída del refulgente lucero del alba (en hebreo Helal). Los padres de la Iglesia trasladaron el nombre de Lucifer a Satán, siguiendo a Lucas, donde se presenta a Satán cayendo del cielo como un rayo. Algunos grupos gnósticos consideraron a Lucifer un poder divino autóctono o también como el “primogénito de dios”. La mayoría de las veces se olvida que, como nombre antiguo del lucero del alba [Fósforo, “el portador de luz”, llamado también Heósforo, es el dios griego del lucero del alba. Se le representaba también como un joven desnudo y alado que con una antorcha en su mano abre paso ante su madre Eos y su padre Helio. Su nombre latino es Lucifer.]
EL TAROT. El Diablo aparece en el Tarot como Baphomet de los templarios, macho cabrío en la cabeza y patas, mujer en los senos y brazos.
Ver más en http://noemagico.blogia.com/2007/101401-el-diablo-y-sus-simbolos.php
El Diablo, el Adversario y Perturbador es la contraimagen de Dios en el cielo como regente del infierno. Sus atributos provienen probablemente en primer lugar del demonio etrusco del mundo subterráneo, Charu: nariz de pico de buitre, orejas puntiagudas de animal, alas, y dientes como colmillos (como los del demonio Tuchulcha), que como símbolo de la muerte lleva un martillo. A ello se le añaden propiedades corporales del macho cabrío, como cuernos, patas y rabo, con lo cual esta imagen simbólica recuerda al dios de la naturaleza Pan. Más raramente se le atribuyen cascos de caballo o, como señal de división, un pie humano y un pie de caballo. Para diferenciar sus alas a las de los ángeles se le suele dotar con las alas del murciélago que revolotea por las noches. En cuadros de aquelarre de las brujas en montes de mala fama, suele llevar en el trasero un segundo rostro que sus súbditos deben besar (osculum infame). Amplificaciones legendarias del pasaje bíblico de Isaías hacen remontar la existencia del diablo a su rebelión contra Dios y su precipitación en el mundo subterráneo. Sin embargo, no siempre se representa como figura amedrentadora. En ciertas leyendas populares aparece como cazador con vestiduras verdes o rojas, y en obras plásticas medievales también como hermoso y seductor “príncipe de este mundo”, cuya espada, sin embargo, está roída y carcomida por sapos, serpientes y gusanos
Ver más en http://noemagico.blogia.com/2007/101401-el-diablo-y-sus-simbolos.php

“... así continúa Satán ardorosamente su camino
a través de pantanos, precipicios y estrechos,
de vapores densos, o enrarecidos;
y con la cabeza, manos, alas y pies,
nada, se sumerge, fluctúa, se arrastra
y vuela.”
JOHN MILTON. El paraíso perdido.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=21391
Dice Eduardo Galeano que esta es una modesta contribución a la guerra del Bien contra el Mal. El autor aporta algunos identikits que nos ayudan a identificar los diversos rostros del Príncipe de las Tinieblas. En esta muestra sólo figuran los demonios de más larga duración, que desde hace siglos o milenios siguen activos en el mundo.
El Diablo es musulmán
Ya el Dante sabía que Mahoma era terrorista. Por algo lo ubicó en uno de los círculos del infierno, condenado a pena de taladro perpetuo. "Lo ví rajado", celebró el poeta en La divina comedia, "desde la barba hasta la parte inferior del vientre…"
Más de un Papa había comprobado que las hordas musulmanas, que atormentaban a la Cristiandad, no estaban formadas por seres de carne y hueso, sino que eran un gran ejército de demonios que más crecía cuanto más sufría los golpes de las lanzas, las espadas y los arcabuces.
En tiempos actuales, los misiles fabrican muchos más enemigos que los enemigos que destripan. Pero, ¿qué sería de Dios, al fin y al cabo, sin enemigos? El miedo manda, las guerras comen miedo. La experiencia prueba que la amenaza del infierno es siempre más eficaz que la promesa del Cielo. Bienvenidos sean los enemigos. En la Edad Media, cada vez que tambaleaba el trono, por bancarrota o furia popular, los reyes cristianos denunciaban el peligro musulmán, desataban el pánico, lanzaban una nueva Cruzada y santo remedio. Ahora, hace un ratito nomás, George W. Bush ha sido reelecto presidente del planeta gracias a la oportuna aparición de Bin Laden, el Satán mayor del reino, que en vísperas de la elección anunció, desde la tele, que iba a comerse a todos los niños crudos.
Allá por el año 1564, el demonólogo Johann Wier había contado los diablos que estaban trabajando en la tierra, a tiempo completo, por la perdición de las almas cristianas. Había siete millones cuatrocientos nueve mil ciento veintisiete, que actuaban divididos en setenta y nueve legiones.
Muchas aguas hirvientes han pasado, desde aquel censo, bajo los puentes del infierno. ¿Cuántos suman, hoy día, los enviados del reino de las tinieblas? Las artes de teatro dificultan el conteo. Estos engañeros siguen usando turbantes, para ocultar sus cuernos, y largas túnicas tapan sus colas de dragón, sus alas de murciélago y la bomba que llevan bajo el brazo.
El Diablo es judío
Hitler no inventó nada. Desde hace dos mil años, los judíos son los imperdonables asesinos de Jesús y los culpables de todas las culpas.
¿Cómo? ¿Que Jesús era judío? ¿Y judíos eran también los doce apóstoles y los cuatro evangelistas? ¿Cómo dice? No puede ser. Las verdades reveladas están más allá de la duda y no exigen más evidencia que su propia existencia. Las cosas son como se dice que son, y se dice porque se sabe: en las sinagogas el Diablo dicta clase, y los judíos están desde siempre dedicados a profanar hostias y a envenenar aguas benditas. Por ellos han ocurrido las bancarrotas económicas, las crisis financieras y las derrotas militares; son ellos quienes han traído la fiebre amarilla y la peste negra y todas las pestes.
Inglaterra los expulsó, sin dejar ni uno, en el año 1290, pero eso no impidió que Chaucer, Marlowe y Shakespeare, que nunca habían visto un judío, fueran obedientes a la caricatura tradicional y reprodujeran personajes judíos según el molde satanísimo del parásito chupasangre y el avaro usurero.
Acusados de servir al Maligno, estos malditos anduvieron los siglos de expulsión en expulsión y de matanza en matanza. Después de Inglaterra, fueron sucesivamente echados de Francia, Austria, España, Portugal y numerosas ciudades suizas, alemanas e italianas. Los reyes católicos, Isabel y Fernando, expulsaron a los judíos, y también a los musulmanes, porque ensuciaban la sangre. Los judíos habían vivido en España durante trece siglos. Se llevaron las llaves de sus casas. Hay quienes las tienen todavía. Nunca más volvieron.
La colosal carnicería organizada por Hitler culminó una larga historia de persecución y humillación. La caza de judíos ha sido siempre un deporte europeo. Ahora los palestinos, que jamás lo practicaron, pagan la cuenta.
El Diablo es mujer
El libro Malleus Maleficarum, también llamado El martillo de las brujas, recomendaba el más despiadado exorcismo contra el demonio que lleva tetas y pelo largo. Dos inquisidores alemanes, Heinrich Kramer y Jakob Sprenger, lo escribieron, por encargo del Papa Inocencio VIII, para hacer frente a las conspiraciones demoníacas contra la Cristiandad. Se publicó por primera vez en 1486, y hasta fines del siglo dieciocho fue el fundamento jurídico y teológico de los tribunales de la Inquisición en varios países.
Los autores sostenían que las brujas, harén de Satán, representaban a las mujeres en estado natural: "Toda brujería proviene de la lujuria carnal, que en las mujeres es insaciable." Y demostraban que "esos seres de aspecto bello, contacto fétido y mortal compañía" encantaban a los hombres y los atraían, silbidos de serpiente, colas de escorpión, para aniquilarlos. Y advertían a los incautos, citando a la Biblia: "La mujer es más amarga que la muerte. Es una trampa. Su corazón, una red, y cadenas sus brazos."
Este tratado de Criminología, que envió a miles de mujeres a las piras de la Inquisición, aconsejaba someter a tormento a todas las sospechosas de brujería. Si confesaban, merecían el fuego. Si no confesaban, también, porque sólo una bruja, fortalecida por su amante el Diablo en los aquelarres, podía resistir semejante suplicio sin soltar la lengua.
El Papa Honorio III había sentenciado que el sacerdocio era cosa de machos:
- Las mujeres no deben hablar. Sus labios llevan el estigma de Eva, que perdió a los hombres. Ocho siglos después, la Iglesia católica sigue negando el púlpito a las hijas de Eva.
El mismo pánico hace que los fundamentalistas musulmanes les mutilen el sexo y les tapen la cara. Y el alivio por el peligro conjurado mueve a los judíos muy ortodoxos a empezar el día susurrando:
- Gracias, Señor, por no haberme hecho mujer.
El Diablo es homosexual
Desde 1446, los homosexuales marchaban a la hoguera en Portugal. Desde 1497, los quemaban vivos en España. El fuego era el destino que merecían estos hijos del infierno, que del fuego venían. En América, en cambio, los conquistadores preferían arrojarlos a los perros. Vasco Núñez de Balboa, que a muchos emperró, creía que la homosexualidad era contagiosa. Cinco siglos después, escuché decir lo mismo al arzobispo de Montevideo.
Cuando los conquistadores asomaron en el horizonte, sólo los aztecas y los incas, en sus imperios teocráticos, castigaban la homosexualidad -y con pena de muerte. Los demás americanos la toleraban, y en algunos lugares la celebraban, sin prohibición ni castigo.
Esta provocación insoportable debía desatar la cólera divina. Desde el punto de vista de los invasores, la viruela, el sarampión y la gripe, pestes desconocidas que mataban indios como moscas, no venían de Europa sino del Cielo. Así Dios castigaba el libertinaje de los indios, que practicaban la anormalidad con toda naturalidad. Ni en Europa, ni en América, ni en ningún lugar del mundo se ha llevado la cuenta de los muchos homosexuales condenados al suplicio o a la muerte por el delito de ser. Nada sabemos de los tiempos lejanos, y poco o nada sabemos del ahora nomás.
la Alemania nazi, estos "degenerados culpables de aberrante delito contra la naturaleza" estaban obligados a portar un triángulo rosado. ¿Cuántos fueron a parar a los campos de concentración? ¿Cuántos murieron allí? ¿Diez mil, cincuenta mil? Nunca se supo. Nadie los contó, casi nadie los mencionó. Tampoco se supo nunca cuántos fueron los gitanos exterminados.
El 18 de setiembre del año 2001, el gobierno alemán y los bancos suizos resolvieron "rectificar la exclusión de los homosexuales entre las víctimas del Holocausto". Más de medio siglo demoraron en corregir la omisión. A partir de esa fecha, pudieron reclamar indemnización los homosexuales que habían sobrevivido en Auschwitz y otros campos, si es que alguno quedaba todavía vivo.

Tomado de: http://lacomunidad.elpais.com/cortesamador/2009/4/6/del-diablo-satan-demonios-y-otros-seres-las-culturas 

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