Uno más uno continúan siendo uno, se convierten en tres con el matrimonio, y luego se multiplican en factores indeterminados. Al final del camino, por un breve lapso de tiempo, vuelven a ser uno, para reencontrarse más adelante y volver a ser dos, siendo uno.
Con la falta de comprensión, traiciones y el factor tiempo estos dos que se hicieron uno pueden volver a fragmentarse para intentar que funcione el ejercicio nuevamente, sumándose a una cifra diferente, pero similar. La diferencia con este nuevo ejercicio es que tendrán que buscar la manera de formar un nuevo conjunto con el resultado de la ecuación anterior, ya que estos resultados son indisolubles. Hacer que funcione esta nueva ecuación resulta más difícil que la anterior, por eso recomendamos asegurarse realizar el primer ejercicio con una cifra que valga la pena, para que sea tu ecuación definitiva.
La gravedad es una de las cuatro interacciones fundamentales observadas en la naturaleza. Origina los movimientos a gran escala que se observan en el universo: la órbita de la Luna alrededor de la Tierra, la Tierra girando sobre su propio eje, y los planetas en órbita alrededor del Sol. Es lo que conocemos como Sistema Solar, sistema planetario al cual pertenecemos. Porqué hacemos esta salvedad? Porque nuestro fin es presentar una sencilla analogía entre este sistema y el sistema natural del amor humano. Con la única diferencia que los seres humanos tenemos la libertad para escoger alrededor de quien girar.
Dos seres enamorados practican cual planeta los movimientos de rotación y traslación. Giran sobre sí mismos y a su vez giran en órbita alrededor del otro. Aunque mantienen su propia independencia, la fuerza de la gravedad del mismo amor les atrae y libremente, deciden juntarse. Desde ese instante toman decisiones el uno con y por el otro, luchan por mantenerse cerca el uno del otro, girando en sus propios ejes independientes pero unidos como resolución de ambos, formando un nuevo núcleo familiar. Esta misma familia se une a otras para formar parte de una comunidad (planetas), la cual bajo unas reglas y leyes establecidas para el bien de todos giran sus vidas en torno a su propio concepto de sistema solar (Dios), lleve los nombres que lleve ese ser supremo reconocido por casi todos en la comunidad. Inclusive, algunos también decidieron contar con su Luna (María), quien alumbra sus noches frías, con la luz que la misma brinda. Viva luz, reflejo de su esposo el Sol.
Por última similitud; ambos sistemas resultan ser fuentes de luz, de armonía, de pluriformidad y de vida. Entrelazados por la fuente universal de vida. El oculto, que se revela en la majestuosidad de su obra, jamás en sí mismo. Grande en el amor, soberano en su humildad.
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