En tus adentros... Otra de felicidad.

La felicidad viene de adentro, como siempre digo. Aquel que no se acepta, no toma prioridades, no se organiza, no lucha, no se ama primero como debe, para luego compartir ese amor con los demás, solo encontratá pequeños fragmentos de lo que es la felicidad. Normalmente buscará solo vivir el momento. Recordemos que la felicidad comienza con la autorealización, y ésto nada tiene que ver con la parranda, el jangueo, o logros económicos. Tampoco estamos condenando ningún estilo de vida  ni las prioridades individuales, que quede claro. Todo lo anterior, debidamente balanceado, puede ser un buen complemento a la felicidad individual y la autorealización. Así como el crecimiento en el campo intelectual... pero lo que queremos recalcar es que eso no lo es todo, es parte del todo, pero no es todo, ni siquiera un gran porciento.

Cuántas personas con los mejores títulos y posiciones de empleo conocemos que su vida es una total infelicidad e inconformidad! Todo por falta de establecer prioridades, y no trabajar su campo emocional y espiritual. Buscan la felicidad afuera... y el adentro en el olvido. Lo ideal es que se trabajen los campos intelectuales, emocionales y espirituales en sociedad, como conjunto. Pero la raza humana aún no ha evolucionado para llegar a eso... Nuestro sistema es en parte culpable.

La verdadera felicidad comienza en la educación primaria, en el hogar con la inculcación de valores, con el ejemplo de los padres y la familia. La autorealización simplemente comienza con una actitud positiva, alimentada de humildad, sencillez, y el ejemplo de los mayores. La persona sencilla, positiva y humilde emanará un magnetismo para el igual, un amor natural el cual siempre será reciprocado de muchas maneras. Asegurará para sí una mejor calidad de vida, y mayores posibilidades para desarrollarse en cuanto campo desee. Busca la verdadera felicidad, que hace tiempo anda jugando a escondidas en tus adentros. Una vez la encuentres aliméntala día tras día, y aférrate a ella, para que no desee volver a esconderse.