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domingo, 22 de julio de 2012

“Nadie es profeta en su tierra”

EN SU PROPIO PAIS, UN GENIO ES COMO EL ORO EN LA MINA-. BENJAMIN FRANKLIN (1706-1790) CIENTIFICO Y POLITICO ESTADOUNIDENSE (Aportación de Ramón Figueroa)


¿PROFETA EN SU TIERRA?
La frase tan conocida “Nadie es profeta en su tierra” fue pronunciada en primera instancia por el mismo Jesucristo.  Y la dijo cuando en su pueblo, Nazaret, no quisieron creer lo que acababa de decirles:  que la profecía de Isaías sobre el Mesías se refería a El mismo. 
Nos cuenta el Evangelio (Lc. 4, 21-30) que la gente “aprobaba y admiraba la sabiduría de las palabras”  de Jesús.  Pero de allí a que alguno de los suyos viniera, sin pre-aviso alguno, a declararse el Mesías, ya eso era inaceptable. 
¿Qué le sucedió a los nazaretanos contemporáneos de Jesús?  Lo mismo que nos sucede a nosotros.  Primeramente por orgullo y envidia no podían aceptar que uno de su propio grupo, del entorno cercano, pudiera destacarse más que ellos.  ¡Mucho menos ser el Mesías! 
Y comenzaron a comentar: “Pero ... ¿no es  éste el hijo de José?”.  Jesús penetra sus pensamientos y les agrega:  “Seguramente me dirán:  haz aquí en tu propia tierra todos esos prodigios que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm”.  Y de seguidas la sentencia:  “Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra”. 
Luego les demuestra con sucesos del Antiguo Testamento cómo Dios es libre de distribuir sus dones a quién quiere, cómo quiere y dónde quiere.  Les recuerda el caso de la viuda no israelita, a la cual fue enviado el gran Profeta Elías (cfr. 1ª Reyes 17, 7).   “Había ciertamente muchas viudas en Israel en los tiempos de Elías ... sin embargo a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda que vivía en Sarepta, ciudad de Sidón”.   Pasó luego a recordarles otro hecho similar:  la curación del leproso Naamán, que era de Siria, en tiempos del Profeta Eliseo (cfr. 2ª Reyes 5).
El Señor quiso demostrarles que la gracia divina no es para un solo grupo, raza, pueblo o nación, y que también en tiempo de los Profetas Dios benefició a gente que no pertenecía al pueblo de Israel.  El segundo pecado de los nazaretanos, fue parecido también al nuestro:  el egoísmo no les permitía aceptar que los dones de Dios pudieran ser para los demás.  Por eso se enfurecieron a tal punto que  sacaron a Jesús de la ciudad, con la intención de lanzarlo por un barranco, cosa que no pudieron lograr.
Igual que a Jesús, también los que tienen la misión de anunciar la verdad han sufrido y sufrirán rigores similares.  El cristiano que vive y anuncia a Cristo es, como El, “signo de contradicción”, pues si ha de seguir y predicar a Cristo, le tocará remar contra-corriente. 
Sucedió lo mismo a los Profetas del Antiguo Testamento, entre éstos, a Jeremías quien, al reconocerse escogido por Dios, teme y trata de negarse a su vocación (Jer. 1, 4-5; 17 y 19).   Pero Dios, que lo escogió desde siempre, no sólo lo anima, sino hasta lo amenaza, para que no deje de cumplir la misión que le ha asignado.  “Tú ahora renueva tu valor y ve a decirles lo que Yo te mande.  No temas enfrentarlos, porque Yo también podría asustarte delante de ellos ... Ellos te declararán la guerra, pero no podrán vencerte, pues Yo estoy contigo para ampararte”.


Reflexión:


- “Éste sí que habla bien. ¿De dónde será?” – Admirado, preguntó un nazareno al conocido con quien compartía la banca de la sinagoga.
- “¿No le conoces? Es el que vivía al lado del panadero, que hace dos años se fue”.
- “¿El hijo de la viuda, María, la que estaba casada con el carpintero?”
- “Ése mismo” – Asintió.
- “¡Buenoo!” – Concluyó algo desanimado.

La psicología humana tiende a valorar más lo ajeno que lo propio. Con frecuencia preferimos el producto de importación al local o se nos antoja el coche del otro aunque el nuestro esté prácticamente nuevo.

Pero esto se hace más notorio en lo personal. La vida de los demás nos parece con menos problemas que la nuestra; el trabajo más llevadero que el que nos ha tocado en suerte; incluso, nos parece que la familia ajena goza de más armonía que la nuestra.

¡Cuánta fe le falta al hombre en sí mismo y en lo propio! Saber que no hay otra familia mejor que la propia pues es la única que uno tiene, mejor trabajo que el que uno realiza pues es el único que le da ciertos ingresos, e incluso mejores problemas que los que uno vive pues son los únicos que podremos tener la satisfacción de superar.

Pero, sobre todo, tomar conciencia que no hay otro Dios más grande que el nuestro. Además de que es el único, porque sólo él se ha manifestado como Padre, capaz de perdonar siempre y todo hasta el punto que él mismo ha dado la vida para que nosotros podamos tenerla en abundancia.
 
Cuando Dios escoge para una misión -no importa cuál sea- no da marcha atrás y proporciona toda la ayuda necesaria para cumplirla.  Como nos dice San Pablo en sus enseñanzas sobre los carismas y las diferentes funciones dentro de la Iglesia (1ª Cor. 12,  4-31)  unos serán llamados para ser apóstoles, otros profetas, otros maestros, otros administradores, etc., etc.  Otros serán fieles en el pueblo de Dios. 

A los apóstoles, profetas y maestros toca asumir los riesgos, seguros de la compañía de Dios.  A los fieles toca el evitar comportarse como los nazaretanos, no dejarse llevar por consideraciones humanas llenas de orgullo, envidia o egoísmo, sino con humildad, sencillez y generosidad, seguir a los escogidos de Dios.

Oremos:
Padre Santo, no permitas que caigamos en desesperanza por puros prejuicios contra las personas. Que estemos dispuestos a dar a cada quién su oportunidad, aceptando que Dios puede soplar sobre cualquiera, incluso sobre el que menos pensamos, al igual que lo hace sobre nosotros. Danos una mente amplia y un espíritu abierto, para aceptar que la luz puede venir de aquel que menos pensamos y que nosotros podemos equivocarnos. Danos Tu Luz. Todo esto te lo pedimos por Cristo nuestro Señor…Amén.
 
Tomado de:  
http://www.buenanueva.net/bn2010/nadieprofeta.html
http://www.aqplink.com/roguemos/2012/02/marcos-61-6-nadie-es-profeta-en-su-tierra/  
http://www.es.catholic.net/aprendeaorar/32/399/articulo.php?id=1940 

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