
El misticismo de Dios... no es algo para hablarlo, sino para vivirlo, a través de la oración y la meditación. Entonces tratamos de intimar con Dios.
Intimar con Dios... es la mayor aventura, pero para intimar con El primero hay que conocerle.
Conocer a Dios... descubrir lo imposible. Lo cual se conseguirá en su plenitud en la otra vida. Pero aquí; conocer a Dios comienza con el amor. Deseando ser amado, amando primero.
Amar a Dios... se hace inevitable durante el proceso. Aquel que está realmente vivo, ama a Dios. De otra forma es un muerto viviente. Aquel que se atreve... descubre en el proceso las huellas o pistas que Dios va dejando en el camino.
Seguir las huellas de Dios... es la mayor aventura!!!!! Aquel que las sigue no desvía el camino, asegura un proceso de crecimiento, prueba y amor constante...Se convierte en el más amoroso soldado, aquel que vence, incluso en la derrota.
Vence...porque se encontró con Dios.
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