"Crossroads" es la foto tomada por Martin Liebermann en "Greetings from Bielefeld, Alemania" y utilizada bajo permiso del propio autor, para accesar a más de su excelente trabajo fotográfico accesar a su página cibernética: http://www.martin-liebermann.de/
Muchas veces desviando el camino es que hallamos la verdadera senda hecha para nosotros.
San Buenaventura (1218-1274): Los caminos de Dios
(extracto) por Juan Martín Velasco
El símbolo del camino
El camino es una imagen frecuentísima para expresar la relación del hombre con Dios. Se encuentra en las tradiciones orientales y en las religiones monoteístas. Tao, el nombre para lo supremo en una de las religiones de China, significa camino. El hinduismo propone un triple camino -marga-, el de las obras, el del conocimiento y el de la devoción amorosa. El Antiguo Testamento describe los designios de Dios como caminos: «Los caminos de Dios no son nuestros caminos», y el conocimiento y la obediencia del hombre a Dios como seguir sus huellas, sus caminos o sus sendas. Para los cristianos, Jesús es el camino por excelencia al Padre, y, según el Libro de los Hechos, el cristianismo se llegó a conocer como «el camino». «Por un solo camino, decía el pagano Simmaco, no se puede llegar a tan alto misterio».
No es extraño que los santos se hayan servido del símbolo del camino para designar y describir la experiencia de Dios. Vías, es decir, caminos llama santo Tomás a los cinco procedimientos con los que muestra que la afirmación de Dios es razonable. San Buenaventura es el autor que con más frecuencia utiliza en sus escritos la imagen del camino para explicar la relación con Dios. Su obra más importante -que es una de las obras cumbre de la espiritualidad cristiana- lleva por título Itinerario de la mente a Dios. Pero escribió, además, un tratado titulado Sobre el triple camino y en casi todas sus obras remite a la metáfora del camino y las múltiples etapas para explicar el conocimiento humano de Dios, su punto de partida, los obstáculos que comporta, las etapas que contiene, el progreso que exige su recorrido.
Como todos los grandes símbolos, el del camino contiene un apretado haz de significados superpuestos. Significa que la relación con Dios no se consigue en un momento aislado, que requiere un proceso continuado en el que hay pasos y etapas; en el que caben progresos, estancamientos y retrocesos. «Camino» significa, además, que se trata de un recorrido que hacer, de unos pasos que dar. Que el conocimiento de Dios no consiste en saber sobre él; en conocer los pasos que hay que dar, sino en darlos efectivamente. Claro que, tratándose de Dios, ésta como todas las imágenes necesitan ser transignificadas. Los caminos de Dios son sus caminos hacia nosotros, y los que nosotros recorremos siempre tienen algo de vuelta, de respuesta, de retorno. Por otra parte, no imaginemos que porque hay caminos y el camino conduce a Dios que es el Misterio, el infinito, la trascendencia, tengamos que recorrer largas distancias para llegar a su encuentro. En el caso de Dios, el camino no nos conduce desde un lugar donde no esté Dios a otro en el que él more. Con Dios siempre sucede lo que constataba Jacob: «Dios está aquí y yo no lo sabía». Con las palabras de san Buenaventura: «Dios está presentísimo al alma y por eso puede ser conocido por ella». El camino conduce, pues, desde una situación en la que el sujeto ignora la presencia de Dios a otra en la que toma conciencia de esa presencia y consiente a ella. Por último, no hay un camino, sino tantos como caminantes: «Para cada hombre guarda un rayo nuevo de luz el sol, y un camino virgen Dios» (León Felipe).
Libro de San Buenaventura - Itinerario De la Mente a Dios completo aquí: http://www.mediafire.com/?gw3ac6dcojsnh0a
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