—¿Sabes por qué estoy vivo hoy?
Cuando era adolescente, los nazis nos subieron a un tren rumbo a Auschwitz. Días enteros sin comida, sin agua, sin abrigo. Nevaba. El frío era brutal. La muerte estaba en cada rincón del vagón.
Junto a mí, un anciano temblaba sin parar. Yo también me estaba congelando, pero usé mis manos para frotar las suyas, su cara, sus piernas. Lo abracé toda la noche, le hablé, le pedí que no se rindiera.
Cuando salió el sol, descubrí algo que me estremeció: todos los demás en el vagón habían muerto congelados. Solo quedábamos él… y yo.
Él vivió porque lo mantuve caliente.
Yo viví… porque lo mantuve vivo.
Y entonces Ángel decía:
“El secreto de la supervivencia es calentar el corazón de los demás. Cuando das calor, lo recibes también. Cuando ayudas a vivir… vives tú también.”
FUENTE. Datos Historicos
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