Insistió una, dos, tres veces… hasta que por fin, logró que todos lo escucharan.
—Después de muchos años dando clases —comenzó—, me di cuenta de algo:
En cada grupo, solo el 5% de los alumnos hará una diferencia real en el futuro.
Ese pequeño grupo se convertirá en personas brillantes, profesionales que ayudan, que aportan, que cambian las cosas.
¿Y el otro 95%?
—Están solo de paso —dijo con sinceridad—. Vienen, aprueban, tal vez trabajan… pero no dejan huella. No destacan. No construyen algo grande.
Y no importa si son abogados, doctores, maestros o cualquier otra cosa…
Siempre se repite la misma proporción:
De cada 100 personas, solo 5 lo hacen diferente.
El maestro confesó que a veces le hubiera gustado saber desde el inicio quiénes son ese 5%…
Pero no se puede.
Solo el tiempo lo dice.
Aun así, prometió algo:
Seguir enseñando con todo su corazón, por esos pocos que sí escuchan, que sí aprenden, que sí despiertan.
Porque aunque solo un puñado marque la diferencia…
valen más que todo el ruido junto.

No importa cuántos te escuchen… si lo que enseñas llega al corazón de unos pocos, ya sembraste algo que crecerá.
Porque a veces, solo hace falta un 5% comprometido… para cambiar el 100% del mundo.
De la red.
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