


En este blog compartiré mi música, poemas, reflexiones,y artículos de contenido histórico. También compartiré trabajos de quienes han sido mis maestros, y todo lo que me apasiona en el mundo de la historia, la espiritualidad y de las artes.
“Siempre preséntate.”
Una frase que me dijo un amigo cuando aún trabajaba en las artes.
“No importa qué tan pequeña sea la oportunidad. Siempre preséntate.”
En su momento no me pareció un gran consejo. Era simple. Sincero. Pero esas palabras se me quedaron grabadas.
Recuerdo el día que me llegó un guion. Lo hojeé por encima, sin interés. Estaba cansado, distraído… y no sentí la chispa.
Lo tiré. Literalmente.
Pero entonces, la voz de mi amigo retumbó en mi cabeza:
“Siempre preséntate.”
Así que lo saqué de la basura, lo leí con calma… y pensé: ¿por qué no?
Semanas después, estaba cara a cara otra vez con Bob Zemeckis.
Y así… comenzó a escribirse la historia.
Volver al Futuro no empezó con magia.
Otro actor tenía el papel principal. Grabamos seis semanas antes de que llegara Michael.
El estudio buscaba algo diferente. Alguien con chispa.
Yo ya había puesto el alma en el Doc Brown.
Volver a empezar desde cero con otro compañero… me aterraba.
No sabía si podría hacerlo de nuevo.
Pero entonces entramos en escena juntos.
Y simplemente funcionó. Al instante. Naturalmente. Como si siempre hubiéramos sido compañeros.
Incluso años después, sin ensayos, podíamos regresar a esos personajes como si nunca hubiéramos parado.
Como accionar un interruptor.
La conexión nunca desapareció.
Y ahora…
Esa historia sigue viajando en el tiempo.
He conocido a personas que crecieron viendo Volver al Futuro, que se convirtieron en científicos, ingenieros, inventores.
Algunos se enamoraron del cine gracias a ella.
Otros me han dicho que cambió la manera en que pensaban sobre el tiempo, las posibilidades… el futuro.
De todos los papeles que he interpretado,
ninguno ha resonado tanto.
Ninguno ha sido heredado con tanto asombro, de padres a hijos.
Y pensar… que estuve a punto de perderlo.
Una suave lección que quiero compartir,
de parte de mí, Christopher Lloyd:
A veces, los momentos más grandes se esconden dentro de las decisiones más pequeñas.
Así que… siempre preséntate.
Nunca sabes a dónde te puede llevar.
A veces… te lleva de regreso al futuro.
De la red...
Hedy Lamarr fue una actriz e inventora austriaca-estadounidense, pionera en la tecnología que un día sentaría las bases de los sistemas de comunicación wifi, GPS y Bluetooth actuales. A pesar de su belleza natural, ampliamente vista en la gran pantalla en películas como Sansón y Dalila y Carga Blanca , la sociedad ha ignorado durante mucho tiempo su ingenio inventivo.
Lamarr era originalmente Hedwig Eva Kiesler, nacida en Viena, Austria, el 9 de noviembre de 1914 en el seno de una familia judía acomodada. Hija única, Lamarr recibió mucha atención de su padre, director de banco y hombre curioso, quien la inspiró a mirar el mundo con los ojos abiertos. A menudo la llevaba a dar largos paseos donde conversaba sobre el funcionamiento interno de diferentes máquinas, como la imprenta o los tranvías. Estas conversaciones guiaron el pensamiento de Lamarr y, con tan solo 5 años, se la podía encontrar desmontando y volviendo a montar su caja de música para comprender su funcionamiento. Mientras tanto, su madre, pianista de concierto, la introdujo en las artes, inscribiéndola en clases de ballet y piano desde muy pequeña.
La brillante mente de Lamarr fue ignorada, y su belleza cobró protagonismo cuando fue descubierta por el director Max Reinhardt a los 16 años. Estudió interpretación con Reinhardt en Berlín y en 1930 consiguió su primer papel secundario en una película alemana titulada Geld auf der Stra βe ("Dinero en la calle"). Sin embargo, no fue hasta 1932 que Lamarr alcanzó el reconocimiento como actriz por su papel en la controvertida película Éxtasis .
El comerciante de municiones austriaco Fritz Mandl se convirtió en uno de los fanáticos más fervientes de Lamarr cuando la vio en la obra Sissy . Lamarr y Mandl se casaron en 1933, pero la relación duró poco. Ella dijo una vez: "Supe muy pronto que nunca podría ser actriz mientras fuera su esposa... Él era el monarca absoluto en su matrimonio... Yo era como una muñeca. Era como una cosa, un objeto de arte que debía ser custodiado y encarcelado, sin mente, sin vida propia". Era increíblemente infeliz, ya que se vio obligada a hacer de anfitriona y sonreír a petición de los amigos y escandalosos socios comerciales de Mandl, algunos de los cuales estaban asociados con el partido nazi. Escapó de las garras de Mandl en 1937 huyendo a Londres, pero se llevó consigo el conocimiento adquirido en las conversaciones durante la cena sobre armamento en tiempos de guerra.
Durante su estancia en Londres, la suerte de Lamarr dio un giro cuando conoció a Louis B. Mayer, de los famosos estudios MGM. Con este encuentro, consiguió su billete a Hollywood, donde deslumbró al público estadounidense con su gracia, belleza y acento. En Hollywood, Lamarr conoció a diversos personajes peculiares de la vida real, como el empresario y piloto Howard Hughes.
Lamarr salió con Hughes, pero lo que más le interesaba era su afán de innovación. Su mente científica había sido reprimida por Hollywood, pero Hughes ayudó a impulsar el espíritu innovador de Lamarr, dándole un pequeño equipo para usar en su tráiler durante el rodaje. Aunque tenía una mesa de inventos en casa, el pequeño set le permitió a Lamarr trabajar en inventos entre tomas. Hughes la llevó a sus fábricas de aviones, le mostró cómo se construían y le presentó a los científicos responsables del proceso. Lamarr se inspiró para innovar, ya que Hughes quería crear aviones más rápidos que pudieran venderse al ejército estadounidense. Compró un libro de peces y otro de pájaros y observó los más rápidos de cada especie. Combinó las aletas del pez más rápido y las alas del ave más rápida para esbozar un nuevo diseño de alas para los aviones de Hughes. Al mostrarle el diseño a Hughes, este le dijo a Lamarr: «Eres un genio».
Lamarr era sin duda una genio, pues su mente inventiva seguía en constante desarrollo. Una vez dijo: «Mejorar las cosas me sale natural». Creó un semáforo mejorado y una pastilla que se disolvía en agua para producir un refresco similar a la Coca-Cola. Sin embargo, su invento más significativo se diseñó mientras Estados Unidos se preparaba para entrar en la Segunda Guerra Mundial.
En 1940, Lamarr conoció a George Antheil en una cena. Antheil era otra figura peculiar pero inteligente a tener en cuenta. Conocido por sus escritos, bandas sonoras y composiciones musicales experimentales, compartía el mismo espíritu inventivo que Lamarr. Ella y Antheil hablaron de diversos temas, pero una de sus mayores preocupaciones era la inminente guerra. Antheil recordó: «Hedy dijo que no se sentía muy cómoda, sentada en Hollywood y ganando mucho dinero en semejante estado de cosas». Tras casarse con Mandl, adquirió conocimientos sobre municiones y diversas armas que resultarían beneficiosos. Así pues, Lamarr y Antheil comenzaron a experimentar con ideas para combatir a las potencias del Eje.
Ambos idearon un extraordinario sistema de comunicación para guiar torpedos hacia sus objetivos en tiempos de guerra. El sistema consistía en el uso de "saltos de frecuencia" entre ondas de radio, con el transmisor y el receptor saltando a nuevas frecuencias simultáneamente. Esto impedía la interceptación de las ondas de radio, permitiendo así que el torpedo alcanzara su objetivo. Tras su creación, Lamarr y Antheil solicitaron una patente y apoyo militar para la invención. Si bien se le concedió la patente estadounidense n.° 2.292.387 en agosto de 1942, la Armada decidió no implementar el nuevo sistema. El rechazo llevó a Lamarr a apoyar los esfuerzos bélicos con su fama, vendiendo bonos de guerra. Feliz en su país de adopción, se nacionalizó estadounidense en abril de 1953.
Mientras
tanto, la patente de Lamarr expiró antes de que viera un solo centavo.
Si bien continuó acumulando créditos en películas hasta 1958, su ingenio
inventivo aún no había sido reconocido por el público. No fue hasta sus
últimos años que Lamarr recibió algún premio por su invento. La
Electronic Frontier Foundation otorgó conjuntamente a Lamarr y Antheil
su Premio Pionero en 1997. Lamarr también se convirtió en la primera
mujer en recibir el Premio Bulbie Gnass al Espíritu de Logro de la
Convención de Invenciones. Aunque falleció en el año 2000, Lamarr fue
incluida en el Salón Nacional de la Fama de los Inventores por el
desarrollo de su tecnología de salto de frecuencia en 2014. Este logro
la ha llevado a ser apodada "la madre del Wi-Fi" y otras comunicaciones
inalámbricas como el GPS y el Bluetooth.
Tomado de: https://www-womenshistory-org.translate.goog/education-resources/biographies/hedy-lamarr?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=tc
Nacer, para algunos, es el premio de una batalla brutal que se libra en silencio, en la oscuridad del útero. En ciertas especies de tiburones, como el tiburón toro o el tiburón tigre de arena, el primer aliento no se da al nacer, sino al vencer.
De la red.
De la red.
El método Montessori no surgió con niños dóciles y obedientes, sino con niños considerados "imposibles": enfermos mentales, discapacitados, marginados, desahuciados del sistema educativo, muchos sin el cuidado de sus propias familias. María Montessori, médica psiquiatra, logró transformaciones sorprendentes en ellos gracias a un enfoque basado en la libertad, la confianza y el respeto. Su primera escuela, con niños de barrios pobres, generó tanta admiración que personas de todo el mundo viajaban a Roma para presenciar los "milagros Montessori". Los niños pasaban de la rebeldía a la obediencia voluntaria, del desinterés a la motivación y del desorden a la disciplina, lo que demostraba el poder transformador de su pedagogía.
Puede parecer increíble que Maria Montessori, mujer pacifista, progresista y defensora de los derechos sociales, naciera y se educara a finales del siglo XIX en el seno de una familia italiana de clase alta y extremadamente católica. Recibió la estricta educación de un contexto sociopolítico donde la libertad de las mujeres estaba casi limitada a las tareas del hogar.
Su padre Alejandro Montessori, militar de profesión, le aconsejó ser maestra, pero Maria quería cambiar las cosas, quería cambiar el mundo. A sus 14 años empezó a estudiar ingeniería y biología y, en al año 1896 consiguió licenciarse en Medicina, título que poquísimas italianas habían conseguido obtener hasta esa fecha. Maria Montessori siguió estudiando durante toda su vida materias tan diversas como antropología o filosofía y fue pionera en psicología experimental desarrollando incluso su propia clasificación de enfermedades mentales.
La vida de esta joven médico cambió cuando a la edad de 28 años visitó el manicomio y el reformatorio de Roma y quedó horrorizada al ver cómo a los niños internados se les daba un trato tan inhumano. Pequeños sin futuro, abandonados a su suerte y destinados a permanecer recluidos y marginados de por vida. María Montessori decidió que aquello era intolerable y llegó a la conclusión de que la educación de todos los niños, sin diferencia, debía basarse en el amor y en el respeto. Sin saberlo, la joven Montessori estaba gestando una metodología educativa que iba a cambiar el pensamiento de millones padres, educadores, políticos, pensadores y científicos, dando forma a un método revolucionario en el sistema educativo global que se basaría en respetar el autoaprendizaje del niño.
La vida de Maria Montessori no debió ser fácil en un contexto donde la represión fascista de su país tenía objetivos contrarios a una educación libre, progresista y social y, donde las mujeres dependían del consentimiento de sus maridos para tomar cualquier tipo de decisión profesional. Es por eso que quizá Maria, sin intención de contraer matrimonio, tomara la que sería la peor decisión de su vida. A los 28 años dejó al hijo que tuvo en secreto con su colega de profesión Giuseppe Montesano en manos de una nodriza, un escándalo que de hacerse público hubiera puesto fin a su carrera. Quince años más tarde, Maria recuperó el contacto con su hijo Mario que ya nunca se separó de ella y que heredó su legado difundiendo los ideales de su madre por todo el mundo.
Las penurias y sacrificios valieron la pena y Maria consiguió cambiar radicalmente la visión que los adultos tenían sobre el niño, enseñándoles a abandonar su posición de fuerza y superioridad frente a él. Consiguió que aquella sociedad hermética de principios del s. XX entendiera que el niño era capaz de auto educarse a su propio ritmo. Pero sobre todo, consiguió que esos valores hayan perdurado hasta nuestros días.
Su proyecto pedagógico comenzó con niños desfavorecidos, niños de reformatorios o manicomios excluidos de la sociedad y niños con escasos recursos económicos. En 1907 Maria Montessori abrió en uno de los barrios más pobres de Roma su primera escuela: Casa dei bambini. Algo que más tarde se conocería como “el milagro de San Lorenzo”. Una escuela donde los niños rebeldes e introvertidos se volvieron amables y respetuosos aprendiendo con interés y con entusiasmo cualquier tarea. La Casa dei bambini se convirtió en un centro de investigación donde se educaba a todos los niños con dignidad, libertad e independencia. La sociedad quedó impresionada por los resultados de esta innovadora escuela y a partir de ahí su revolucionario método daría la vuelta al mundo y convertiría a Maria Montessori en un personaje icónico.
Hoy, paradójicamente, la mayoría de colegios Montessori se encuentran en zonas lujosas y cuestan una fortuna. A su metodología educativa se adhieren familias con recursos para pagar los elevados gastos de alguna de las miles escuelas Montessori de todo el mundo para que sus hijos reciban una educación exclusiva. Escritores como Gabriel García Marquez y Ana Frank, celebridades como Hillary Clinton, Jaquelin Kennedy o George Clooney y empresarios millonarios como Jeff Bezos, Sergey Brin o Larry Page se han formado en colegios que siguen el método Montessori.
Maria Montessori se inspiró en las innovadoras ideas educativas sobre el autoaprendizaje del médico francés Jean Itard y en los materiales creados por Eduardo Séguin para ayudar al niño a desarrollar sus habilidades. También descubrió los trabajos del pedagogo suizo Pestalozzi que insistía en la necesidad de educar al educador. Tres conceptos pilares del método Montessori.
En 1909 impartiría en Italia el primer curso sobre su metodología y tres años más tarde su fama internacional consiguió que Alexander Graham Bell y su hija invitaran a María Montessori a Estados Unidos para abrir la primera Casa de los niños en el país, formando la American Montessori Association bajo la propia dirección de la hija de Bell.
Tras su distanciamiento con el régimen de Mussolini, en 1934 Maria tuvo que abandonar su país natal y se trasladó a Barcelona y, en 1939 a las puertas de la Segunda Guerra Mundial, se trasladó a la India con su hijo Mario para aplicar su metodología con niños de primaria. Fue entonces cuando nació su interés por los niños de 0 a 3 años, defendiendo que la educación debía iniciarse desde el nacimiento del niño a través de comunidades infantiles como propuesta para sustituir a las guarderías tradicionales.
Tras su distanciamiento con el régimen de Mussolini, en 1934 Maria tuvo que abandonar su país natal. En 1952 Maria Montessori se fue para siempre dejándonos un valioso legado universal. Nuestra sociedad se nutre hoy de sus enseñanzas, su pensamiento y sus valores para educar a los niños que, al fin y al cabo, son el futuro de todas las cosas. ¡Bravissimo Maria!
De la red.
Una noche el público expectante, colmaba el auditorio donde el músico ofrecería un concierto. Paganini entró al escenario y la ilusión se apoderó de los presentes. La orquesta se preparó y él colocó sobre su hombro el violín. La belleza de la música que salía de aquellas cuerdas era indescriptible. Parecía que las notas poseían alas, y volaban bajo el toque de sus dedos encantados. Simplemente un apasionado por la música hacía gala de su ingenio.
Repentinamente se alcanzó a escuchar un ruido extraño. La pasión de Paganini había reventado una de las cuerdas del instrumento. La orquesta y el director se detuvieron, pero él continuó tocando con las tres que le quedaban. Pocos minutos después una segunda cuerda saltó de su lugar y la orquesta volvió a detenerse. Paganini, sin embargo, continuó tocando, completamente concentrado en aquella increíble melodía que nacía de su violín. Aunque le faltaban dos cuerdas, se manejó con las cuerdas que le quedaban. No duró mucho para que ocurriera lo absurdo: quedó con solo una cuerda. La orquesta nuevamente se detuvo, pero… como si nada hubiera ocurrido, Paganini arrancó de aquella solitaria cuerda los más asombrosos sonidos, la música seguía fluyendo y el concierto alcanzó su máxima expresión.
Aquella noche la magia de Paganini se convirtió en leyenda. Ya no era solo un violinista extraordinario, apasionado y tenaz. Había demostrado cómo sobreponerse al más duro revés que podría sufrir un violinista: perder tres de las cuatro cuerdas de su instrumento.
La lección resulta clara: Muchas veces la vida nos deja con una sola cuerda. Perdemos el trabajo, quedamos viudos, somos golpeados por una devastadora enfermedad o sufrimos una pérdida económica. Paganini nos ayuda a entender que aun cuando solamente nos quede una cuerda, podemos seguir sacando con ella las más conmovedoras melodías. Son estas lecciones las que a su tiempo serán la inspiración necesaria que tendrán nuestros hijos al crecer, porque la vida es así, muchas veces solamente nos deja con una sola cuerda y tenemos que seguir tocando la música que late en nuestros corazones. Es más fácil inspirarse cuando hemos visto que nuestros padres lo hicieron primero.
Cuando sienta que se le derrumba todo el mundo, bríndese una nueva oportunidad y continúe caminando. Nunca la vida romperá todas nuestras cuerdas. Aún existe la cuerda de la perseverancia, de la inteligencia, la confianza en Dios, y a nosotros nos corresponde intentarlo una vez más. Elija sacar la mejor de las canciones con la única cuerda que tiene.
La victoria es el arte de continuar, aunque la orquesta se detenga y le aseguro que sus hijos nunca olvidarán la lección aprendida, la cual se convertirá en la más fuerte inspiración cuando tengan que luchar con sus propios sentimientos ante la adversidad. - Sixto Porras
En una época donde la poliomielitis paralizaba a miles de niños cada año, un médico tomó una decisión que cambiaría la historia… no solo de la medicina, sino de la humanidad.
Albert Bruce Sabin nació en 1906, en Białystok, Polonia. Judío de origen, emigró a Estados Unidos donde se nacionalizó, se formó como médico y dedicó su vida a la investigación viral.
A mediados del siglo XX, mientras otros competían por patentes y prestigio, Sabin desarrolló una vacuna oral contra la polio —fácil de administrar, efectiva y segura— que sería clave para erradicar la enfermedad en muchos países.
Cuando llegó el momento de decidir, Sabin lo tuvo claro:
«Muchos insistieron en que patentara la vacuna, pero no quise. Este es mi regalo para todos los niños del mundo».
Renunció a cualquier ganancia. Gracias a su decisión, entre 1959 y 1961, millones de niños fueron vacunados en Europa del Este, Asia y otras regiones. En Italia, su vacuna fue autorizada en 1963 y obligatoria en 1966, erradicando la polio del país.
Hace apenas unas semanas, un nuevo estudio revolucionario confirmó lo que durante décadas fue una incómoda sospecha entre los arqueólogos: el Niño de Lapedo, cuyos restos fueron hallados en 1998 en una cueva portuguesa, es mucho más que un fósil infantil. Gracias a técnicas de datación molecular de última generación, los científicos han podido establecer con precisión que este niño vivió hace entre 27.800 y 28.500 años. Pero eso no es lo más sorprendente. Lo que ha dejado a la comunidad científica sin aliento es que este pequeño no era un Homo sapiens puro, ni tampoco un neandertal. Era un híbrido. Un niño nacido de la unión de dos especies humanas distintas. Y eso lo cambia todo.
De la red...
“Me pasé 79 años fingiendo que sabía leer… y a los 80, firmé mi primer libro con lágrimas en los ojos.”
Todos lo vieron caer. Nadie se acercó. Y cuando gritó por ayuda, solo recibió burlas. Hasta que alguien muy pequeño… decidió quedarse.
De la red...