
Si para llegar a algún lado; ya sea en el amor, en lo laborar, en los estudios, o en la vida misma, optamos por mentir y/o manipular la verdad, entonces podemos concluir respecto a nosotros mismos que no tenemos mucho que ofrecer, o que continuamos andando por los caminos de la inmadurez.
Seamos siempre honestos, primero con nosotros mismos y luego con los demás, cueste lo que nos cueste. Mientras más tardamos más nos costará, y puede que perdamos cosas que jamás volverán. Al final; aquél que reconoce su error y decide por enmendar sus caminos, siempre será enaltecido y bendecido por Dios, pero todo a su debido momento, de acuerdo a la voluntad del Señor y la entrega de la persona.
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