Boricua
en la Luna (1988)
El
historiador Carlos Quiles Rodríguez; en su libro “Un
Boricua en la Luna. Juan Antonio Corretjer en la Comunidad Puertorriqueña de
Chicago”, nos narra que un 27 de octubre de 1974 se lleva a cabo la asamblea
más grande que se haya dado del independentismo puertorriqueño en los Estados
Unidos. La misma se suscita en el Madison Square Garden de Nueva York con la
asistencia de más de veinte mil personas. Los actos fueron dedicados a los
puertorriqueños que atacaron a principio de la década de 1950 la Casa Blair y
el Congreso federal. Durante el transcurso de la actividad; señala Quiles, es
que se va fecundando la idea del “Boricua en la Luna” en el imaginario
independentista de Corretjer, como una estrategia política para la lucha
popular puertorriqueña, ya que éste reconocía que había cierto distanciamiento
entre los grupos independentistas de la isla y los movimientos y organizaciones
que luchaban por la independencia de Puerto Rico en los Estados Unidos.[1]
Luego
de señalar que el distanciamiento provenía principalmente de ciertas
situaciones y conflictos entre ambos bandos, el idioma y la visión estricta del
nacionalismo isleño que excluía la diáspora puertorriqueña y a los frutos de la
misma, entre otras particularidades. Corretjer; buscando la unidad por el ideal
y considerando a los mismos como la retaguardia de la lucha por la
independencia de Puerto Rico y una extensión de la nación puertorriqueña,
concibe el “Boricua en la Luna” como concepto.
En
dicha actividad multitudinaria, se corre la voz sobre un ataque hecho a un
objetivo particular en Nueva York y quienes asumen la responsabilidad por los
mismo se denomina las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), de quienes
Corretjer viene a convertirse en su portavoz para el año 1977. Un dato algo jocoso que menciona Quiles respecto al
estribillo “a Nueva York se acercaba” dentro del poema es el siguiente:
“Al principio, cuando los puertorriqueños comienzan
a emigrar hacia los Estados Unidos, el enclave más conocido era la ciudad de
Nueva York. Llegó un momento en que, por esa repetición del nombre, para una
gran mayoría de los puertorriqueños, especialmente para la clase humilde y
trabajadora del campo, de donde provenía la inmensa mayoría de los inmigrantes,
el país era Nueva York”.[2]
Mencionamos este detalle ya que Bernardo Rodríguez; a quien Corretjer honra y menciona como “el peón de las Marías que fue a New York a cantar…”; quien a su vez era el padre de las prisioneras políticas pertenecientes a la FALN en el Estado de Chicago: Alicia y Lucy,[3] emigró desde Las Marías a Chicago y se estableció allí a principio de la década de 1950, y no tuvo que ver en la absoluto con la ciudad de Nueva York.
Quiles confiere el título de cantor nacional y símbolo indiscutible del artista absolutamente comprometido a Roy Brown quien musicalizó el poema “Boricua en la Luna”; pero esta vez lo hizo por encargo y como homenaje póstumo a Corretjer.[4] La singularidad del cántico “Boricua en la Luna” es que alude a las “Fuerzas Armadas de Liberación Nacional”, honra Bernardo Rodríguez, símbolo de la clase trabajadora de los años cincuenta, honra a sus hijas Lucy y Alicia, símbolo de la prole trabajadora y comprometida por la causa independentista y representantes de la diáspora boricua, honra a la compañera de amores, batallas y jornadas, su Consuelo; y a todo aquel que se considera borincano, aunque irónicamente haya nacido en la luna.
Desde las ondas del mar
que son besos a su orilla,
una mujer de Aguadilla
vino a New York a cantar
pero no sólo a llorar
un largo llanto y morir.
De ese llanto yo nací
como en la lluvia una fiera.
Y vivo en la larga espera
de cobrar lo que perdí.
que son besos a su orilla,
una mujer de Aguadilla
vino a New York a cantar
pero no sólo a llorar
un largo llanto y morir.
De ese llanto yo nací
como en la lluvia una fiera.
Y vivo en la larga espera
de cobrar lo que perdí.
Por un cielo que se hacia
más feo que mas más volaba
a Nueva York se acercaba
un peón de Las Marías.
Con la esperanza, decía,
de un largo día volver.
Pero antes me hizo nacer
y de tanto trabajar
se quedó sin regresar:
reventó en un taller.
más feo que mas más volaba
a Nueva York se acercaba
un peón de Las Marías.
Con la esperanza, decía,
de un largo día volver.
Pero antes me hizo nacer
y de tanto trabajar
se quedó sin regresar:
reventó en un taller.
De una lágrima soy hijo
y soy hijo del sudor
y fue mi abuelo el amor
único en mi regocijo
del recuerdo siempre fijo
en aquel cristal de llanto
como quimera en el canto
de un Puerto Rico de ensueño
y yo soy puertorriqueño,
sin ná, pero sin quebranto.
y soy hijo del sudor
y fue mi abuelo el amor
único en mi regocijo
del recuerdo siempre fijo
en aquel cristal de llanto
como quimera en el canto
de un Puerto Rico de ensueño
y yo soy puertorriqueño,
sin ná, pero sin quebranto.
Y el echón que me desmienta
que se ande muy derecho
no sea en lo más estrecho
de un zaguán pagua la afrenta.
Pues según alguien me cuenta:
dicen que la luna as una
sea del mar o sea montuna.
Y así le grito al villano:
yo sería boricano
aunque naciera en la luna.
que se ande muy derecho
no sea en lo más estrecho
de un zaguán pagua la afrenta.
Pues según alguien me cuenta:
dicen que la luna as una
sea del mar o sea montuna.
Y así le grito al villano:
yo sería boricano
aunque naciera en la luna.
Carlos Quiles culmina reseñando que el primer trovador que el “Boricua en la Luna” en décima, como originalmente se escribiera, fue el trovador Tony Ortíz, un 4 de abril entre 1983 y 1984, en unos actos recordatorios del arresto de los compañeros de la FALN en Chicago. También aclara que el poema original difería en algunas palabras al que grabara el cantautor Roy Brown. Por ejemplo su final: “yo sería borincano manque naciera en la luna”.[5] Respecto a Alicia y Lucy; el historiador Michael González Cruz, en su trabajo “Nacionalismo Revolucionario Puertorriqueño”, menciona que Corretjer fungió como consejero de los prisioneros de Guerra y conoció la historia de éstas, quienes estuvieron prisioneras desde 1980 hasta el año 2000.
[1] Quiles Rodríguez, Carlos. Un Boricua
en la Luna. Juan Antonio Corretjer en la Comunidad Puertorriqueña de Chicago.
(Chicago, Illinois, Ed: Mariana., 2008) 18 – 21.
[2] Ibid.,
p 21.
[3]González Cruz, Michael. Nacionalismo
Revolucionario Puertorriqueño 1956 - 2005 (San Juan, Puerto Rico., 2006)
106-109.
[4] Ya que luego de enterarse de su
fallecimiento recordó que no había cumplido la encomienda de musicalizarlo. Lo graba
en Cuba en su Disco “Arboles” para el
año 1988, junto al insigne Silvio Rodríguez.
[5] Quiles
Rodríguez, Carlos. Un Boricua en la Luna. Juan Antonio Corretjer en la
Comunidad Puertorriqueña de Chicago. (Chicago, Illinois, Ed: Mariana., 2008) 22
– 23.
Gracias por compartir este relato tan importante, histórico, e interesante. Todo a seca de este poema y la historia de nuestros hermanos boricuas en la diaspora es muy interesante. Me quito el sombre por la investigación y compartirlo con nosotros. Un abrazo y mucho éxito, ∆lé
ResponderEliminarA la orden siempre Alí, un abrazo!
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