Tener orgullo no es malo, malo es que el orgullo te tenga a ti...
Soberbia y orgullo
"La soberbia no es grandeza sino hinchazón, y lo que esta hinchado parece grande pero no está sano". - San Agustín. |
La soberbia se puede definir como la pasión desenfrenada por uno mismo. Una actitud que consiste en la propia adoración, en la idolatría personal. El orgullo, en cambio, puede referirse al sentimiento valioso que se manifiesta por algo que uno hizo, como un trabajo o un esfuerzo. Sentir esto no es malo en sí mismo, pero cuando el reconocimiento es excesivo, el sentimiento resulta negativo. En psicología se denomina “narcisismo” a la manifestación exagerada de estos síntomas.
¿Por qué resultan perjudiciales para el amor o las relaciones amistosas? “Porque estas personas sólo son capaces de ver lo bueno que tienen y consiguieron con su esfuerzo —explica el reconocido investigador Enrique Rojas— pero son incapaces de asumir o reconocer los defectos personales en su justa medida. Al mismo tiempo, no pueden dirigir la mirada hacia los otros para ver lo valioso del prójimo ya que permanecen encerrados en sí mismos”.
Otra de las características que distinguen a esta clase de personas es que son muy susceptibles y no toleran ni siquiera la más mínima crítica. Por otro lado, en una reunión, muestran muchas dificultades para pasar desapercibidos y tienen una tendencia a hablar siempre de lo que les pasa, de lo que hicieron y sobre sus planes. De otra forma, pierden el interés de la conversación y participación en el diálogo.
Además, suelen mostrar un desprecio olímpico por cualquier persona cercana que sobresalga en algún aspecto y de la que se pueda escuchar algún elogio. La soberbia además, llega a provocar un error de perspectiva, no permite captar y estimar aquello que otros poseen.
Ante estas características, resulta muy complicado intentar conciliar con otra persona. Quien está enfermo de orgullo y de soberbia necesita permanentemente el reconocimiento explícito o implícito de sus cualidades y logros, por lo que resulta imposible la convivencia, ya que como dice este especialista, “se reclama pleitesía, sumisión y acatamiento en forma permanente”.
Una persona que se considera el centro de atención es incapaz de buscar ayuda o de ver las actitudes positivas del otro. Todo esto hace que se vaya encerrando y alejando cada vez más de los otros, se aísle y se empobrezca.
Si algo de esto te resulta conocido es importante que reflexiones. Tal vez tu forma de ser no pueda ser catalogada como “orgullosa” o “soberbia”, sino excesivamente humilde y eso te lleva a someter tu inteligencia y tus preferencias en bien de los que te rodean y a costa de tu propia identidad. En fin, tal vez esto te ayude a preguntarte algunas cosas acerca de tu propia experiencia y contribuya de algún modo a hacer tu vida más agradable.
"Más fácil es escribir contra la soberbia que vencerla."- Francisco de Quevedo y Villegas.
Lo contrario de la soberbia es la humildad. Todo el edificio de la persona equilibrada se basa en una mezcla de humildad y autoestima. La una no está reñida con la otra. Una persona que reconoce sus defectos y lucha por combatirlos y a la vez, tiene confianza y seguridad en sus posibilidades.
Entre la soberbia, el orgullo y la vanidad hay grados, matices, vertientes y cruzamientos recíprocos. Por esos linderos se suele acabar en el narcisismo, patrón de conducta presidido por el complejo de superioridad, la necesidad enfermiza de reconocimiento de sus valías por parte de la gente del entorno y la permanente autocontemplación gustosa.
Lasch, en su libro La cultura del narcisismo, dice que en la cultura americana éste es un emblema de nuestro tiempo. Freud puso de moda este término, recordando a la planta del narciso, que crece a orillas de los estanques y se mira en el espejo que el agua le ofrece. Lipovetsky, en su obra La sociedad perdida, habla del interés desmedido por la propia imagen: por la personalidad, por el cuerpo y sus partes descubiertas (la cara y las manos) y por la necesidad de aprobación de los demás que tienen este tipo de personas. El análisis se complica más de lo que quisiéramos y hay un terreno magnético e imantado entre estas tres estirpes mencionadas.
Sólo el amor puede cambiar el corazón de una persona. Cuando hay madurez, uno sabe relativizar la propia importancia, ni se hunde en los defectos ni se exalta en los logros. Y a la vez, sabe detenerse en todo lo positivo que observa en los que le rodean. Saber mirar es saber amar. A lo sencillo se tarda tiempo en llegar.
"Una persona segura de si misma no necesita hacer alarde de lo que es, de lo que tiene o de lo que sabe, no necesita demostrar nada, ni comprobar nada."
Canto relacionado:
http://www.youtube.com/watch?v=yLOVI4pbZoU
CORO
Hay como duele ser humilde
hay como duele ser así,
incomprendido por aquellos que no entiende
que no saben ni comprende este don en mí.
Como Don orgullo entre los ciegos el gran
tuerto el es quien dirige y hay
de aquel que le replique es tanto que
puede terminar dando le órdenes a Dios.
CORO
Como doña ingrata con su gran cuenta
en el banco con toda su plata compró
conciencia de tantos, ahora sólo falta que
quiera comprar al Espíritu santo.
CORO
Como don sufrido que se la pasa
queja y llanto porque nada sale y es
la víctima de tantos cree que con su
pena se ha ganado la gran lástima de Dios.
CORO
Cuidado mi amigo con eso de la humildad
sólo se tú mismo lo de más es un
disfraz la humildad es simple y hace grande
el corazón el orgullo no pasa de ser
una hinchazón.
Artículos nuestros relacionados:
http://musicahistoriayarte.blogspot.com/2012/08/la-humildad-y-la-mentira.html
http://musicahistoriayarte.blogspot.com/2009/09/la-humildad.html
Aportes tomados de:
http://www.webconferencia.net/discusiones-generales/soberbia-y-orgullo-126932.html
http://www.almendron.com/tribuna/psicologia-de-la-soberbia/
http://www.todamujeresbella.com/7250/orgullo-y-soberbia/
http://pensamientos-inconsultos.blogspot.com/2009/08/orgullo-soberbia-y-estupidez_18.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario