La mayoría de las ideas preconcebidas
sobre cómo se supone que tienen que ser las relaciones de pareja
promueven idealismos sino difíciles, algunos imposibles de alcanzar. Y esas expectativas no realistas conducen a las personas al sentimiento de fracaso cuando se rompe la relación.
Todos los seres humanos, poseemos todas
las cualidades humanas, amabilidad-crueldad, bondad-mezquindad, y un sin
fin de polaridades complementarias, pero a la mayoría de las personas
les cuesta reconocer que poseen cualidades que consideran negativas y,
si lo admiten, se sienten culpables o tratan de ocultar ese aspecto de
ellas mismas.
Rechazar una parte de uno
Con esta actitud esas personas rechazan
una parte de su personalidad, pero, curiosamente, por cada cualidad
negativa que rechazan enaltecen la cualidad opuesta. De esta manera, su
sensación de inferioridad se equilibra sintiendo orgullo o atracción
hacia una parte de sí mismas o de otros. En ambos casos este
comportamiento es un indicador de FALTA DE AMOR porque no abrazan el
lado que no les gusta.
La relación de pareja es una forma de aprender a Amar los dos
aspectos de tí, el que te gusta y el que no te gusta. Ambos son
necesarios y perduran inquebrantables como el día para actuar y la noche
para descansar. Cuando alguien es capaz de amar sus cualidades
negativas en sí mismo, es fácil amarlas en la pareja y amar a la pareja como es hace que la pareja se convierta en lo que uno desea.
Todos poseemos en nuestro interior los
ingredientes para existir y vivir plenamente, pero experimentarlo es
tarea de cada uno. La pareja que atraes a tu vida va a contribuir en
este autodescubrimiento personal de tu totalidad porque te va a mostrar
desde el primer encuentro hasta el último adiós los aspectos que
enalteces o rechazas en tí y en otros.
¿Cuál es el propósito de una relación?
En las relaciones hay un equilibrio de
atracción y rechazo que está vinculado a las expectativas que se
proyectan sobre la pareja. En última instancia entran en juego las
sensaciones de miedo y culpabilidad que cada persona lleva consigo en su
vida. El verdadero propósito de una relación o del
matrimonio no es la felicidad, sino enseñarte a reconocer y amar los
aspectos que rechazas de ti, incluidos tus miedos y culpabilidades.
Pensar que tu pareja te tiene que hacer sentir SOLO bien, esperando que se comporte solamente de manera simpática, cariñosa, amable y que te brinde apoyo en cualquier situación, es la fantasía más común en las relaciones. Todo el mundo muestra simpatía, cariño, amabilidad y apoyo según los valores de cada uno, pero la adicción inconsciente a experimentar esas cualidades de la manera que tu las brindas es lo que causa desengaño y desilusión.
El enamoramiento, se produce como
consecuencia de ver los aspectos positivos en detrimento de no ver los
negativos. Es la fase en la que se ven las similitudes o la
complementariedad con la persona. Pero a medida que pasa el tiempo,
empiezas a darte cuenta de que esa persona que sólo parecía positiva,
también tiene un lado que no es “tan agradable”, y empiezas a ver las
diferencias. Aquí es cuando empiezan los reproches y el resentimiento y
asumes que el amor se ha terminado. Pero esta idea es falsa, porque se confunde enamoramiento con Amor.
Enamoramiento y resentimiento son sólo experiencias emocionales positivas y negativas.
En todas las relaciones se manifiestan estos aspectos, pero vincular el
Amor al aspecto positivo de la persona impide que veas tu verdad. El
verdadero Amor es la síntesis de esos estados emocionales, y representa
el sentimiento de COMPRENSIÓN por encima de los juicios positivos o
negativos acerca de la persona.
La ruptura
Desde cierto punto de vista terminar una relación es una actitud honesta, porque permanecer por miedo o necesidad es una forma muy habitual de infidelidad y de engaño. A menudo, es simplemente la manifestación de miedos no reconocidos y una forma de huir para no afrontar los aspectos de uno mismo que no tolera.
Pero del mismo modo que las experiencias que no has amado de tu pasado las volverás a repetir, aquello de lo que huyes de tu relación se volverá a reproducir en la siguiente.
Y eso no es mala suerte, ni un error, es la forma que utiliza la vida
para que despiertes a tu totalidad, formada por una parte que aceptas y
otra que rechazas. Ambos aspectos de tu ser, sirven para que crezcas y vivas tu vida con grandeza.
Ninguna relación termina por falta de Amor, solo por la desilusión de las expectativas no cumplidas.
Los juicios positivos y negativos sobre ti mismo son los que se
interponen entre tú y tu esencia, impidiéndote que despliegues tu propia
magnificencia. La única razón por la cual no puedes dar las gracias a
quien te desafió es porque aún permaneces en tus justificaciones
positivas o negativas.
¡Sepárate agradecido, no resentido!
Oscar Durán-Yates
Actor-escritor-coach
Tomado de: http://www.reconciliarte.com/articulos/580
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