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El Año de la fe
Este año será una ocasión propicia para que todos los fieles comprendan con mayor profundidad que el fundamento de la fe cristiana es «el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva»[1]. Fundada en el encuentro con Jesucristo resucitado, la fe podrá ser redescubierta integralmente y en todo su esplendor. «También en nuestros días la fe es un don que hay que volver a descubrir, cultivar y testimoniar. Que en esta celebración del Bautismo el Señor nos conceda a todos la gracia de vivir la belleza y la alegría de ser cristianos»[2].
El Año de la fe desea contribuir a una renovada conversión al Señor Jesús y al redescubrimiento de la fe, de modo que todos los miembros de la Iglesia sean para el mundo actual testigos gozosos y convincentes del Señor resucitado, capaces de señalar la “puerta de la fe” a tantos que están en búsqueda de la verdad. Esta “puerta” abre los ojos del hombre para ver a Jesucristo presente entre nosotros «todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28, 20). Él nos enseña cómo «el arte del vivir» se aprende «en una relación intensa con él»[3]. «Con su amor, Jesucristo atrae hacia sí a los hombres de cada generación: en todo tiempo, convoca a la Iglesia y le confía el anuncio del Evangelio, con un mandato que es siempre nuevo. Por eso, también hoy es necesario un compromiso eclesial más convencido en favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe».[4]
La fe «es compañera de vida que nos permite distinguir con ojos siempre nuevos las maravillas que Dios hace por nosotros. Tratando de percibir los signos de los tiempos en la historia actual, nos compromete a cada uno a convertirnos en un signo vivo de la presencia de Cristo resucitado en el mundo»[5]. La fe es un acto personal y comunitario: es un don de Dios, para vivirlo en la gran comunión de la Iglesia y comunicarlo al mundo. Cada iniciativa del Año de la fe busca favorecer el gozoso redescubrimiento y el renovado testimonio de la fe. La indicaciones aquí ofrecidas tienen el objetivo de invitar a todos los miembros de la Iglesia a comprometerse para que este año sea una ocasión privilegiada para compartir lo más valioso que tiene el cristiano: Jesucristo, Redentor del hombre, Rey del Universo, «iniciador y consumador de nuestra fe» (Heb 12, 2).
Podríamos mencionar no como casualidad, sino como una "diosidad"; que el tema central de nuestra producción se titule "Fe En Ti", ya que cuando decidimos trabajar la producción, llamarle como le llamamos e incluir el tema como su pieza principal, no sabíamos sobre el año de la fe. Sumamos también que el tema del climax dentro de la historia "Saga Espiritual", del cual tres partes de seis están incluidas en esta producción. Compartimos con ustedes la letra, la dirección de iTunes donde puede adquirir la producción y dos direcciones relacionadas dentro del blog.
Fe En Ti (Saga Espiritual Parte IV)
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Con tu palabra me llegó
la paz, y limpió mi alma de todo veneno
En tu nombre renació mi
fe, y ahora a tu lado a nada le temo
Rompí las cadenas que
ataban mis odios, cruce grandes mares de duda y horror
Ahora invento maneras de
curar las heridas, que día tras día herían tu noble corazón
Coro 1
Tengo fe en ti que escuchaste el llamado, te confié mil secretos y
el dolor
Pasé grandes pruebas y me has regalado, regocijando mi espíritu todo
tu amor
El que aquí nace vive de
esperanzas, el que aquí muere es el que va a vivir
Y el justo que lucha
tendrá recompensas, y mayores riquezas si lo hace por ti
Porque nacimos con una
encomienda, porque vivimos con una ilusión
Porque morimos por ese
momento de vida eterna sin ver más dolor
Coro 1
Coro 2
Yo tengo fe en ti y me siento amado, siempre lo fui pero andaba
cegado
Hambriento de cielo aquí rebuscado, mirando de noche sin rayos de
luz, y la luz eras tú.
La puerta del espíritu
se cerró por tanto tiempo, ya machucada de tanto llamar
Porque cuando tocaste no
te escuché y a mí siempre se me olvidó llamar
Cuando lloraba secabas
mis lágrimas y no lo noté
Cuando me ayudaban eran
enviados tuyos y no me di cuenta
Cuando no habría
consuelo tendrías tus motivos y no lo entendí
Porque como mi padre y
Dios tu deber y orgullo es dar honor
Un honor a tu nombre y a
tu creación y el mío como hijo es amarte acatar y confiar en ti (bis)
Porque como mi padre y
Dios tengo fe en ti.
Extractos tomados de: http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20120106_nota-anno-fede_sp.html
[1] Benedicto XVI, Carta Encíclica, Deus caritas est, 25 de diciembre de 2005, n. 1.
[2] Idem., Homilía en la Fiesta del Bautismo del Señor, 10 de enero de 2010.
[3] Idem., Discurso a los participantes en el Encuentro promovido por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, 15 de octubre de 2011.
[4] Idem., Carta apostólica Porta fidei, n. 7.
[5] Benedicto XVI, Carta apostólica Porta fidei, n. 15.
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