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miércoles, 22 de octubre de 2025

LA HISTORIA DE COMPLICIDAD ENTRE JORDAN Y TRUMAN (waterboy de los Utah Jazz en el 1996)


 
SALT LAKE CITY, en una mesa dentro de una habitación oscura en el antiguo Delta Center, Michael Jordan yacía de espaldas, vistiendo sólo sus shorts de North Carolina y una camiseta blanca. Era el quinto partido de las finales de 1997. El estado de salud de Jordan en ese momento no era el ideal para disputar un partido de ese calibre. Todos recuerdan aquel partido como el Flu Game.
 
Preston Truman, 23 años después, recuerda estar solo junto a Jordan en esa habitación mientras le administraban líquidos por vía intravenosa. Se desarrolló una conexión especial entre Jordan y el aguador de los Jazz esa noche.
 
Jordan le dio unas entradas que tenía para el partido y le encargó que se las entregara a uno de los miembros del staff de los Bulls. Tras coger las entradas, Truman se armó de valor y le preguntó:
"Oye, Michael, ¿qué harás con tus zapatillas después del partido?"- Jordan le miró y le dijo, "¿Los quieres?". Truman superado por la emoción del momento contestó, "Sería un honor para mí". Justo al salir de la habitación, Jordan le gritó: "Serán tuyas".
 
A Truman nunca se le pasó por la cabeza que esas zapatillas se venderían algún día por más de $100,000. El adolescente nunca pensó en las posibles consecuencias de aquel momento. Simplemente saboreó el privilegio de pasar tiempo dentro del vestuario de los Bulls mientras Chip Schaefer y los médicos del equipo discutían si Jordan estaba en condiciones de jugar aquel fundamental quinto partido.
 
"No había muchas personas allí ... Me tenía que pellizcar para creer que todo era cierto '', dijo Truman." Todavía no puedo creer que en esas circunstancias encontrara el valor de pedirle a Michael Jordan sus zapatillas ".
 
Requirió de valor pero también de cierto grado de complicidad que ambos personajes empezaron a fraguar meses antes. Concretamente seis meses antes, cuando los Bulls visitaron el estado de Utah con motivo del partido correspondiente a la regular season que debían disputar frente a los Jazz.
 
Aquel 23 de noviembre de 1996, Chip Schaefer, head athletic trainer de los Bulls, estaba intentando conseguir un poco de puré de manzana a Jordan para untar con unas galletas Graham, que solía ingerir antes de cada partido. Pero en la expedición de los Bulls se habían quedado sin existencias de dicho puré.
 
Jordan miró al tímido muchacho que trabajaba como aguador y se dirigió a él, adelantándose a las intenciones de aquel adolescente, 'Si no consigo mi puré de manzana, no obtendrás tus autógrafos después del partido'. En aquel vestuario había como más de 100 objetos encima de una mesa para que Michael los firmara '', dijo Truman. "Salí corriendo con la intención de conseguir el puré de manzana para Jordan, antes de que saliera del vestuario para su rutina pre partido".
 
Truman, en su primera temporada como recogepelotas y aguador, esperaba tanto la visita de Jordan esa temporada que se perdió un crucero familiar para estar ese día trabajando en el Delta Center. Jordan contaba con aquel muchacho para que le consiguiera su puré de manzana antes de 45 minutos. Preston recorrió a la carrera todo el pabellón buscando una cocina. Después de una búsqueda frenética, encontró un bote gigante de puré de manzana en un armario y regresó al vestuario de los Bulls. Lo dejó frente a Jordan, que parecía impresionado por la diligencia del muchacho.
 
"Extendió la compota de manzana sobre las galletas Graham, se las comió y dijo: 'Lo lograste'", dijo Truman. "Me preguntó mi nombre y dijo: 'Muchas gracias'. ''
 
Los Jazz infringieron a los Bulls una de sus 13 derrotas en la temporada regular. Jordan estaba de mal humor después del partido. Pasó de largo junto a la mesa de recuerdos sin firmar nada, pero se detuvo cuando vio a Truman. Hizo una seña al chico para que se acercara.
 
"Me preguntó si tenía algo que firmar y tenía un cromo en mi bolsillo '', dijo Truman." Lo firmó, sonrió y dijo: 'Te veré en junio' ".
 
Seis meses después, Truman le dio la bienvenida a Jordan de regreso a Utah con sus galletas favoritas y puré de manzana esperando en la casilla de su vestuario antes del primero de los tres partidos de la final que debían disputar en el Delta Center. Conmovido por el gesto, Jordan alegró la noche de Truman recordando su nombre de pila. Aunque trabajaba para los Jazz, Truman iba a ayudar en todo lo posible a Jordan para que se sintiera cómodo y centrado en el partido.
 
Unos días más tarde, desde su lugar de trabajo frente al banquillo de los Bulls durante el quinto partido, Truman pudo ver cuánto estaba sufriendo Jordan por los efectos de la intoxicación alimentaria.
"Estaba a dos metros de distancia", dijo Truman.
 
Vio todas las compresas de hielo que le aplicaban y escuchó la respuesta de Jordan cuando un médico del equipo de los Bulls trató de decirle que se tomara un descanso: "(F**k) ¡no!" Truman fue el muchacho que le entregó una toalla cuando, exhausto, se desplomó en los brazos de Scottie Pippen después de acertar un tiro crucial en la victoria de los Bulls por 90-88, uno de los esfuerzos más memorables de Jordan anotando 38 puntos en unas condiciones deplorables.
 
"Fue algo épico. me sentí como si estuviera al lado de Babe Ruth cuando conectó aquel home run '', dijo Truman." Luego me puse nervioso porque sabía que el vestuario estaría lleno de otras personas que también querían sus zapatillas''.
 
Truman llevó a cabo sus tareas post partido mientras no perdía de vista las zapatillas de Jordan. El 23 de los Bulls fue el último en vestirse, todavía ingiriendo líquidos por vía intravenosa, cuando John Ligmanowski recogió sus zapatillas. Todavía tenían los calcetines de Jordan dentro.
 
"Michael le dijo, 'Déjalo. Esas son para el muchacho'", dijo señalando a Truman. El muchacho no salía de su asombro al comprobar que Jordan recordaba la conversación que habían tenido. La noche mejoró para él cuando tentando a su suerte, le pidió una fotografía.
 
"Su guardaespaldas tomó mi cámara y comenzó a tomar fotos", dijo Truman. "Michael se puso de pie firmó las zapatillas y dijo: 'Lo hiciste bien hoy'.
"Metí las zapatillas en mi bolsa y volví al trabajo".
 
Truman recibió una oferta de un coleccionista unos años después, le ofreció $11,000 en efectivo. Por mucho que Truman necesitaba el dinero en ese momento, lo rechazó.
 
"Fue una decisión difícil"
Las zapatillas estuvieron en una caja de seguridad en un banco del condado de Davis durante 16 años hasta que un amigo le sugirió a Truman que estudiara la opción de subastarlas. Truman quería compartir su historia y obtener de paso unas ganancias. Después, tenía otro par de zapatillas que el propio Jordan le dio en las finales de 1998. Por aquel entonces, como director de ventas de una compañía de telefonía móvil de Salt Lake City pensó que con dos hijas creciendo, el dinero podría ayudarles en el futuro.
 
"Así que llamé a Grey Flannel Auctions y después de pedirme que le enviara una fotografía, me devolvió la llamada después de un minuto", dijo Truman. "Dos días después, estaba en un avión rumbo al estado de Utah. Cuando vio el par de zapatillas dijeron, 'Dios, esto es increíble'. ''
 
El subastador autenticó los zapatos por las marcas de desgaste y estimó que podrían alcanzar hasta 40.000 dólares. Para sorpresa de todos, en diciembre de 2013, aquel par de Air Jordan 12 negras y rojas que se usaron durante el "Flu Game" recibió 15 ofertas y se vendió por $104,765. Truman no supo nada sobre el comprador anónimo, excepto que la puja venía del "extranjero".
 
Con el dinero obtenido en la subasta, Truman pagó algunas deudas e ingresó el resto en un fondo universitario para sus hijos, evitó malgastar ese dinero. Hoy en día todavía conduce un Acura 2006.
"El dinero cambió mi vida pero, no me hizo perder la cabeza", dijo Truman. "Es bueno tenerlo".
Casi tan bueno como los recuerdos que le traían la procedencia del mismo.
 
Via OFF THE BENCH
H/T Los ComeBancos

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