Dos mejores amigos lucharon a muerte en la actuación de gladiadores más famosa de la historia y la única pelea descrita en detalle por un contemporáneo.
Corría el año 80 d.C. y los grandes juegos por motivo de la inauguración del Coliseo estaban a punto de comenzar.
El emperador Tito se jugaba mucho con el evento, pues desde que subió al poder tras la muerte de su padre, varias desdichas habían caído sobre Roma. Por lo que aquellos juegos deberían de ser inolvidables para el público romano.
Después de la primera sesión (un espectáculo con bestias), un encarnizado combate que involucraba un gran número de gladiadores tomó lugar.
La sangre corría y el exigente público cada vez pedía más. Entonces el emperador lanzó la que sería su carta triunfal para satisfacer a la entusiasmada gente romana.
Tito había reservado a dos de los mejores gladiadores del momento para el encuentro final y después del baño de sangre, el emperador anunció la contienda principal.
Uno era Verus de Moesia, quien se había convertido en un gladiador famoso al iniciar su carrera en la arena como hombre libre en busca de obtener fortuna. El otro era un esclavo Celta de nombre Priscus, que sorprendió a su amo por su fuerza y su facilidad para la lucha en el campo de batalla.
Ambos gladiadores contaban con pocas derrotas, y no habían sido ejecutados por su valor y forma de pelear. Al principio se asombraron al verse enfrentados, pero como grandes profesionales en lo suyo, comenzaron a batirse a muerte.
El enfrentamiento quedó registrado en un poema laudatorio de Marco Valerio Marcial, convirtiéndose en la única descripción detallada de un combate de gladiadores.
La batalla entre los dos amigos se había alargado demasiado y ninguno daba su brazo a torcer. El público comenzó a pedir que se diera la lucha por empatada. Lucharon sin escudos y hasta sin espadas pero ninguno vencía ni ninguno se rendía hasta que, casi al anochecer el emperador Tito decidió parar la pelea ante la exhibición de lucha que habían protagonizado los dos guerreros. Ante el clamor del público vitoreando a los dos gladiadores, el emperador no tuvo más remedio que entregarles el rudius, una espada de madera que era el símbolo que les otorgaría la libertad para siempre, firmando una paz nunca vista en Roma después de una batalla en la arena.
Tito también cumplió su objetivo pues finalmente es recordado como uno de los emperadores más populares del imperio Romano.
De la red...
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