Los hermanos de José lo enviaron a su esclavitud y el pueblo de Moisés a su exilio. Los hermanos de Jefté lo consideraron bastardo. Pablo recibió azotes y piedras de su nación y Jesús vino a lo suyo y los suyos no le recibieron.
Del calabozo José salió a multiplicar la economía de una nación, mientras Moisés regresó para liberar la suya y Jefté a derrotar a los enemigos de su pueblo.
Las cartas de Pablo aún nos llenan de transformadora revelación y Jesús dejó su tumba vacía.
DIOS SIEMPRE LLEVA A GRAN LUZ...A QUIENES MANEJARON BIEN SU OSCURIDAD.
Pastor Rubén Arroyo...
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