No todas las batallas hay que lucharlas. Algunas se ganan soltando las armas y siguiendo el camino.
Otras hay que lucharlas, porque es menester hacerlo.
Hay otras batallas que solo las ganan la fe , el ayuno y la oración.
Lo realmente importante es saber el tipo de batalla a la que posiblemente te enfrentes, confirmar si vale la pena, y organizar la manera en que la enfrentarás. Pero toda batalla está perdida, si primero no nos armamos con la fe , el ayuno y la oración.
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