Son tantas cosas que dan vida al instante, que para qué quejarse de carencias, si podemos robarle a Dios un sueño, y hasta un milagro...Si le robamos un soplo y vivimos, si en una cruz robamos redención, si entre éxtasis de vida nos nacen los hijos, cómo no robarle a Dios también su corazón?
Una oración bien hecha transforma un corazón de hombre a un corazón de Dios.
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