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viernes, 18 de octubre de 2013

Como Escuchar con el Corazón?

Sólo el diálogo, por el que el otro se nos comunica, puede hacer posible nuestro conocimiento de él en cuanto persona humana.

1- Dialogar, dialogar mucho; no reducir sus relaciones a charlas insustanciales, no ocultar al otro el propio yo por miedo a quedar mal, a perderlo; decir con sinceridad la propia opinión, aunque no concuerde con la del otro. No hay veneno que corroa más el matrimonio y el noviazgo que la mentira, la insinceridad, la desconfianza.

2- Dialogar con el Otro, con Dios Nuestro Señor. Tratar a solas con Él todos sus progresos, problemas e ilusiones. Ponerse ante Él tal cual son, y pedirle que les ayude a conocerlo mejor a Él, a conocerse mejor a sí mismos, a la persona amada y a la pareja que forman los dos. Tratar que Dios Nuestro Señor sea siempre un “Tercero” que esté junto con los dos. Pregúntenle: "Señor, ¿qué quieres de mí? ¿me creaste para el matrimonio o para que me consagre sólo a ti? Señor, ¿estás contento con nuestro modo de vivir el noviazgo?".

Es evidente que no se podrá alcanzar un conocimiento perfecto del otro desde el inicio. Será de toda la vida. Pero si se debe buscar el conocimiento propio de la etapa que se está viviendo, el noviazgo, y que permita crecer en el amor mutuo como adhesión afectiva y de voluntad al otro en su verdadera realidad.

3- Aceptarse a sí mismo y al otro: ¡Acéptate!. No basta conocer, hay que saber aceptar. A veces resulta difícil, pero es una medida muy sabia y muy sana.

4- El discernimiento: Precede a la aceptación. Lo primero será pensar serenamente si ese joven o esa chica es una persona adecuada al propio modo de ser y pensar. La reflexión sobre el otro y sobre uno mismo debe llevar a una resolución madura y práctica. Si se ve que los temperamentos de ambos o el modo esencial de ver la vida, o las creencias religiosas de cada uno, etc., son incompatibles habrá que pensar seriamente si conviene seguir con esa relación o es mejor cortar con ella.

Tomado de: http://es.catholic.net/jovenes/150/2843/articulo.php?id=200

 
"Tu mision en la vida no es otra cosa que seguir los dictados de tu corazón." 

Como Escuchar con el Corazón?
 por Gary y Joy Lundberg © 
 
 ¿Por qué mi esposa me dice ´Simplemente no me escuchas´? Yo pienso que lo hago. ¿Qué estoy haciendo mal?” Esta es una pregunta que muchas parejas – esposos y esposas – están preguntando. Esta es una pregunta que hacen muchos padres que piensan que están escuchando a sus hijos, pero reciben una respuesta similar, “¡Nunca me escuchas!”
Hay razones por las cuales sus seres queridos sienten que usted no les está escuchando. El propósito de este artículo es mostrarle un modo de escuchar con su corazón. Cuando este método se pone en práctica sus seres queridos saben que usted los ha oído y comprendido, y cuando eso ocurre, todo cambia.
Muy a menudo cuando alguien viene a nosotros con un problema pensamos que es nuestro deber ayudarles a resolverlo. Naturalmente queremos arreglar las cosas para las personas que amamos. En realidad, lo que estos seres queridos quieren más que nada es que se los escuche. No que le arreglen el problema. No que les aconsejen. Simplemente que lo escuchen. Si usted entiende esa necesidad puede sacarse un gran peso de encima. Dígase a usted mismo, “No tengo que cargar con todos los problemas de los demás. Simplemente necesito escuchar.”
Algunos han dicho, “Bueno, escuché y no resultó. Ella/él aún se enojó conmigo.” El problema es el siguiente. Demasiadas veces estamos escuchando, pero en nuestras mentes estamos pensando en modos para ayudarles a resolver el problema, de modo que en el momento que terminen de hablar podemos meter la próxima palabra y decirles lo que tienen que hacer. ¡Deje de hacerlo! No es su deber. Su deber es escuchar, y puede hacerlo más eficazmente si usa las cuatro reglas de convalidación.

¿Qué es Convalidación?

Antes de que le demos las cuatro reglas, usted necesita entender el significado de “convalidación”. Todos necesitan sentirse convalidados por su familia y amigos. Convalidación en este contexto significa: caminar emocionalmente al lado de otra persona sin tratar de cambiar su dirección.
Para entender este concepto, imagínese caminando al lado de su esposa. En un momento ella empieza a compartir un problema o una preocupación. Cuando usted comienza a dar sus consejos es como si se moviese y en vez de caminar al lado ha saltado en frente de ella. El caminar al lado cesó y ahora es una confrontación.
Tenga en cuenta que usted no tiene todas las respuestas. Si usted piensa que sabe cuál es la respuesta, muérdase los labios y guarde el silencio. Siga escuchando. Puede utilizar las frases de convalidación, pero no mucho más en este momento. Más tarde las preguntas de convalidación entrarán en juego. Pero por ahora, es el momento de convalidar y escuchar.
Ahora a las cuatro reglas de convalidación, y luego a las frases y preguntas que dan validez a una persona.

Las cuatro Reglas de Convalidación

Regla No. 1: ESCUCHE. Escuche prestando toda su atención. Mire a la persona, no a un aparato de televisión, celular, computadora, periódico, o cualquier otra cosa. Deje de hacer lo que está haciendo y ofrezca de usted mismo a la persona que necesita de su oído atento. Muérdase los labios, abra sus oídos y su corazón. Una mujer cuyo marido estaba continuamente diciéndole lo que debía hacer cuando todo lo que ella quería que hiciera era que escuchara sus frustraciones, al fin se dio cuenta que ella debía instruirlo. Ella relató: “Ahora le digo a mi marido ´Tengo que hablar. No trates de solucionar nada. Simplemente necesito que me escuches´.” Funcionó.
Regla No. 2. ESCUCHE. Escuche a los sentimientos siendo expresados. Deje que la persona sienta lo que está sintiendo. No puede convencerla que no siente lo que está sintiendo. Cuando alguien dice: “No debes sentirte de esa manera,” intensifica su frustración y enojo. Si usted acaba de escuchar y dejar que la otra persona exprese como se siente, hará maravillas para ayudarle a librarse de los sentimientos intensos. Nadie tiene el derecho de corregir los sentimientos de otra persona.
Regla No. 3: ESCUCHE. Escuche a las necesidades siendo expresadas. Si su mente está pensando en soluciones, entonces dejará de escuchar. Es probable que nunca escuche cuales son realmente las necesidades de la persona. Cuando las personas tienen la oportunidad de expresar sus necesidades, sin interrupciones, eso le da a su mente la oportunidad de concentrarse, e incluso llegar a sus propias soluciones, especialmente si en ese momento usted hace una pregunta de convalidación.
Regla No 4: COMPRENDA. Comprender significa que se pone en los zapatos de la otra persona lo mejor que puede. Usted no es esa persona y no puede saber lo que está pasando a menos que trate de ver desde su perspectiva, no la suya. En vez de decir: “Entiendo lo que estás pasando,” podría decir: “No puedo saber lo que se siente al pasar por lo que estás pasando, así que por favor ayúdame a comprender mejor.” Usted no tiene que estar de acuerdo, simplemente haga un esfuerzo por comprender. Eso es escuchar con el corazón.

Frases que convalidan

Cuanto más practique la convalidación, más rápidamente la frase adecuada de convalidación vendrá a su mente durante las conversaciones. Recuerde que todo esto tiene que ver con caminar al lado de la otra persona emocionalmente. Con el fin de convalidar, sus respuestas deben ser amables, gentiles, y respetuosas, con la intención de comprender a la otra persona. Cómo las decimos tendrá mucho que ver con la forma en que las reciben. A continuación hay algunas frases de convalidación que funcionan bien. Usted pensará en otras, esto es sólo el comienzo.
            • Oh
            • ¡Bueno!
            • Apuesto a que eso es difícil.
            • Eso duele.
            • Mmm…
            • Creo que me habría sentido de la misma manera.
            • Siento mucho lo que te ocurrió.
            • Qué interesante.
            • Me dan ganas de llorar a mí también.
            • Qué difícil estar en esa postura/posición.
            • ¡Qué maravilloso!
            • Estoy tan feliz por ti.
            • Esto es asombroso
            • Me imagino cuanto lo extrañas.
            • Qué buena idea.
            • Cuéntame más.
            • Eso sí que debe ser un desafío.

Sea un poco creativo en su convalidación mientras que sigue el nivel anímico de la otra persona, como cuando está feliz y dice “¡Bien hecho amigo!” o cuando algo difícil ocurre y exclama, “¡Ay! Eso debe doler” Sus seres queridos necesitan saber que usted está realmente con ellos.
Permítase algunos errores y torpezas mientras continúa mejorando en el uso de frases que convalidan. Pronto será algo automático para usted, y comenzará a sentir el amor que la otra persona le envía de regreso.

Preguntas que Convalidan

Es muy importante hacer la pregunta correcta mientras ayuda a otra persona a descubrir las soluciones a sus propios problemas. Sin estas preguntas, la persona volverá a caer en: “¿Qué debo hacer?” Recuerde, usted no tiene que resolver el problema. De hecho, usted ni siquiera tiene el poder para resolverlo. Sin embargo, usted puede ayudar escuchando y haciendo el tipo de preguntas de convalidación que ayudará a otros a explorar sus propios sentimientos y deseos, y llegar a sus propias y mejores soluciones.
Tenga en cuenta que su intención es demostrar que realmente se preocupa por la otra persona; por lo tanto debe hacer sus preguntas de convalidación de manera amable, gentil y respetuosa. A continuación hay algunas preguntas eficaces para ayudarle a empezar.
            • ¿Como te hizo sentir eso?
            • ¿Qué hiciste?
            • ¿Y luego, qué hiciste?
            • ¿Qué quisieras hacer?
            • ¿Cuando piensas que podría hacerse?
            • ¿Qué crees que podría funcionar?
            • ¿Hay otras opciones?
            • ¿Qué pasó?
            • ¿Cómo pasó?
            • ¿Cómo pudiste soportarlo?
            • ¿Y después que dijiste?
            • ¿Qué piensas que causó el problema?
            • ¿Qué significa eso?
            • ¿Qué quisieras que haga yo?
            • ¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte?
            • ¿Ayudaría si… (mencione una idea)?

Preguntas de convalidación están diseñadas para que aprenda más acerca de la persona o la situación. Cuando usted pregunta: “¿Qué piensas que se puede hacer?” deja la responsabilidad donde corresponde y alienta a la persona a que alcance una solución personal que funcionará para él o ella.
La gente parece llegar a ser mucho más inteligente en el manejo de sus situaciones si se quedan con la responsabilidad. Al depender de otros para encontrar soluciones a sus problemas se convierten en dependientes de los demás, en busca de ayuda, y nunca llegan a ser capaces de manejar los problemas que enfrentan; esto se aplica a los niños como a los adultos.
La clave para frases y preguntas que convalidan es que no contienen ninguna respuesta. Si usted proporciona una respuesta dentro de la frase o pregunta, dejará de convalidar porque todo lo que quiere es que la otra persona confirme lo que usted está pensando. Un ejemplo de suministrar una respuesta dentro de una pregunta es: “¿No crees que deberías llamar a tu jefe y decirle por qué llegaste tarde?”

Algunos Ejemplos

A continuación hay una situación real que una pareja experimentó, del modo que la esposa la contó en sus propias palabras. Busque las frases y preguntas que convalidan dentro de la conversación:
Soy una escritora y estaba esperando recibir una excelente asignación. Le conté todo a mi esposo y cuanto significaría para mí esta oportunidad. Él estaba esperanzado conmigo mientras que yo esperaba ansiosamente la confirmación. La llamada llegó y ante mi gran decepción, le habían dado la asignación a otro. No pude contener las lágrimas y estaba llorando cuando mi marido llegó a casa. Él me preguntó: “¿Qué pasó?” Cuando le conté él dijo: “¡Oh, no! Sé cuanto significaba eso para ti. Lo siento mucho.” Entonces puso sus brazos alrededor mío y me mantuvo cerca de él. Nos sentamos en el sofá, él me dejó llorar y que le contara acerca de mi desilusión.
Estoy tan contenta que mi esposo no dijo: “Alégrate mi cariño. Eres una buena escritora y estoy segura que obtendrás muchas otras oportunidades.” En cambio, él me abrazó mientras lloraba y hablaba de mi oportunidad perdida. Después de unos minutos dejé de llorar, lo miré y le dije: “Está bien. Estoy segura que tendré otras oportunidades.” Entonces él con entusiasmo dijo: “¡Por supuesto que lo harás. Eres una excelente escritora.” Aunque aún estaba decepcionada, mi pena no era tan grande después de esa conversación. Me sentí lista para pasar a otra cosa.
Por otro lado, considere la siguiente situación de una mujer que tenía algunos problemas de salud. Le mencionó a su marido que quería perder algo de peso, pensando que podría ayudar en su situación. Su esposo, quien estaba en muy buena forma física, le respondió: “Bueno, he estado tratando de que entraras en un programa de ejercicios, pero nunca lo haces. Así que te lo digo otra vez, ven al gimnasio conmigo. Te sentirás mucho mejor.”
Suena bastante inofensivo, pero no lo es. Una vez más ella se sintió disminuida. Él necesitaba convalidar la preocupación de su esposa con: “Siento que estás teniendo estos problemas. ¿Qué quieres hacer? ¿Hay algo que puedo hacer para ayudarte?” Él debió dejar que ella llegue a sus propias soluciones. Dada la oportunidad, y el respeto, ella probablemente encontrará lo que funcionará para ella, entonces él debe apoyarla en su solución.
¿Qué pasa con el marido que llega a su casa con la noticia de que perdió su trabajo? Si su esposa responde: “¡Oh no! ¿Qué vamos a hacer?” no ayuda. Él no necesita que su esposa entre en pánico en este momento. En cambio necesita un poco de comprensión, como: “Lo siento mucho, cariño. Has trabajado tan duro en este empleo. ¿Qué pasó?” Luego ella debe escucharlo. No le debe dar ninguna solución, debe dejar que su esposo derrame su frustración y enojo. Si él no está dispuesto a hablar en ese momento, debe esperar pacientemente hasta que lo esté. Él necesita muestras de amor y el tiempo para considerar sus opciones. Más tarde, pueden sentarse y hablar de la situación laboral, en un modo cariñoso y dando apoyo, preguntando qué piensa él que podría funcionar.
Cuando se trata de sus hijos, jóvenes o adultos, es lo mismo. Por ejemplo, si un hijo no pasa una prueba, no se enfoque en eso. Él ya se siente suficientemente mal. Convalide sus sentimientos diciendo: “Es difícil. Lo sé porque yo he fallado en una prueba antes, y duele.” Su hijo lo amará por su nivel de comprensión. No le haga doler más diciendo: “¿No piensas que te habría ido mejor si hubieses estudiado más en vez de jugar juegos de video?” Esa es una pregunta con una respuesta incluida, los niños las odian tanto como los adultos y no llevan a buenas soluciones. En su lugar, con bondad haga una pregunta simple: “¿Qué piensas que podrías hacer la próxima vez?” Los adultos y los niños son más propensos a analizar un problema y llegar a su propia buena solución si se les da confianza y respeto.

Conclusión

El apóstol Santiago tiene un buen consejo para todos. “Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse. (Santiago 1:19)”
Si seguimos este consejo y escuchamos con nuestros corazones se evitarán muchos problemas y sentimientos de amor abundarán. Eso es lo que crea matrimonios y hogares felices. 

Tomado de: http://www.meridianesp.com/como-escuchar-con-el-corazon/

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