Colibríes, pitírres y reinitas

Cantos, trinos y alabanzas
capturando mi atención desde la lontananza
veo como ruboroso arrebata
al guaraguao vigor y plumaje
porque de su nido quiere hacer ultraje
atesoran el espíritu de Agueybaná.
Mi mente recrea el suceso que no vió pero que sabe
Bravo cual pitírre, noble que en desigualdad luchó
contra "dioses" vestidos de oro
que su frente quebrantar no logró. 

Cantos, trinos y alabanzas
ave pequeña, cabeza negra, franjas blancas
pecho gris, vientre amarillo
junto a mi ventana hizo nido
y sus pequeños no me paran de cantar.
entretiene mis niñas,
adormece mis oídos
no le teme a mi presencia
sabe que respetaré su nido
y por las tardes me regala su cantar.

Reinita eres cual manantial
que arrulla cuando pasa
que me roba los frutos por comer
mientras me haces entretener
con tu hermoso canto.
Sabes cuando me quebranto,
sabes también cuando me río
sabes llenarme los vacíos
que a veces crean los desencantos
y si ves que muero de frío,
me arropas con tu hermoso canto.

De la nada llegó un día
del ala de una reinita
quizás cerca de ella habita
es un total misterio
con una espada por pico
azotando en mi ventana
escogió un sillón por rama
para hacerme compañía
desde el rezo de aquel día
el colibrí me acompaña.

Viene y va cuando le place
verde libre, rojo el pecho
su dama a veces al acecho
se pregunta: ¿a quién visita?
De celos no se agita
me mira con curiosidad
en el pico una lanza
me despiertan con la aurora
con sus cantos de alabanza
llenan mi espíritu de esperanza.

Tres especies tan hermosas
de aves que inspiran estos versos
de mis sentidos embelezos
madrugada hasta el ocaso
le roban pedazo a pedazo
la tristeza a este plebeyo
realeza autóctona con alas
que han hecho un palacio de ruinas
remedios y medicinas
cantos, trinos y alabanzas.

Aquí culmina esta Oda
adornada en libres rimas
sobre alas danzarinas
y hojas que no se podan
néctar de flor silvestre
de hombre ya un poquito añejo
para el futuro aquí les dejo
una décima aviaria
contracanto a tanto trino
armonía libre de alabanzas.