Los últimos años casi no he compuesto. Las pocas canciones que he escrito las he soñado. Me veo cantándolas en diversos lugares, ocasiones, y escribir así es mucho más sencillo. Cuando me levanto tomo la guitarra o el teclado y escribo lo que recuerdo, incluso la melodía... a veces es como si tomara un dictado. Solo que soy yo el que dicta y el que escribe.
Si no
tengo el tiempo para hacerlo, grabo lo que recuerdo y luego retomo la canción.
Las pocas veces que he decidido dejarlo para después sin escribir o grabar
algo, lo he olvidado. Las canciones no las recuerdo completas, incluso, no
recuerdo si las canté completas en el sueño. Siempre recuerdo el coro y alguna
estrofa, lo demás me toca trabajarlo.
De los discos que he grabado la única canción que soñé fue "Y Nada Más".
También fue la primera que compuse de esta manera.
Trasfondo...
Nos ubicamos entre 1998 y el 2000. Luego de varios años de considerarme ateo, o
más bien agnóstico,[1]
tuve una experiencia espiritual de la que sale posteriormente la idea del disco
"Saga Espiritual", y comienzo a buscar tener intimidad con
Dios. Esa misma búsqueda me lleva a leer un centenar de libros sobre
espiritualidad. Mi espíritu se inclinaba a relacionarme con El, a buscarle, a
quererle…
El día
menos esperado, y de manera espontánea, sueño que estoy cantando "Y
Nada Más". Mientras la canto, escucho una voz que me dice: "Escribe..."
Era de madrugada y realmente no quería, así que luché con la voz como una hora[2], En
un momento dado me cansé de recibir la orden y le digo (mentalmente): “Si
escribo la canción, me dejas dormir?” La voz responde: "Sí".
Entonces tomo un papel y la canción sale perfecta, como dictada.
Dos cosas importantes:
1 - Ha sido la única canción que he escrito y colocado las notas en cada cambio
de acorde sin consultar la guitarra u otro instrumento.
2 - Luego de escribirla me acosté sin prestarle atención, estaba agotado.[3] Cuando
leo la canción al otro día me puse a llorar, porque la canción era una
respuesta a preguntas que yo le hacía mientras oraba meses antes.
Tomé la guitarra y fue sumamente fácil tocarla. Recuerdo: "A veces menos es más" (Sometimes less is more), y Dios se manifiesta siempre en la sencillez. Les comparto la canción, para irme a escribir la que acabo de soñar, la cual es una sencillez, pero debo aprovechar y sumarla a mi colección de canciones...
…Y Nada Más
(Saga Espiritual parte II)
https://open.spotify.com/track/6uEfrhcNSWNnyLouiule4a
A veces las cosas no van bien, y retrocedes
pero sabrás que el camino difícil es el mejor
no temas si te duele al caminar,
porque al final, todo es Dios, y nada más.
Coro
Cuando pido alas y siento que me arrastro más
cuando canto himnos y lo que hago es llorar
voy venciendo paso a paso cada prueba
para cuando llegue no caer jamás,
jamás.
A veces el amor es un pesar correspondido
y sabes que al final vale la pena esperar
y perseverar de no caer en lo prohibido
porque al final, todo es Dios, y nada más.
Coro
El mundo algún día parará de girar
todo hombre algún día morirá
por tus actos de seguro responderás
porque al final, todo es Dios, y nada más.
Coro
Porque al final, todo es Dios, y nada más
…y nada más,
…y nada más,
…y nada más.
*El Poema Épico: “Me Llamo Humanidad” el cual ya está escrito y estamos trabajando diversos artes para su publicación, también comenzó con un canto en un sueño: “Yo También Sueño con Serpientes”, y continué escribiendo durante tres días el libro/poemario. Describo el sueño en el canto mismo. Espero lo patrocinen cuando lo publique. ¡Bendiciones!
[1] No tenía problemas con Dios o los conceptos establecidos sobre El, solo que no me interesaba hablar o escuchar del tema, estaba cansado de las letanías religiosas... El agnóstico no afirma la existencia o inexistencia de Dios, no tiene certezas para creer, pero al mismo tiempo considera que se trata de una cuestión que la capacidad humana no puede resolver. En mi caso, el tema no tenía importancia, tampoco me llamaba la atención… Analizándolo desde mi madurez actual, considero que era un joven epicúreo, abrazando los placeres de la vida, conociendo y experimentando lo que ofrecía el mundo.
[2] Soy terco, y cuido mis horas de sueño.
[3] Con el tiempo he aprendido que cuando un ser humano tiene este tipo de experiencias el agotamiento mental y emocional es grande, la energía envuelta en cada experiencia es demasiado fuerte como para seguir con las faenas del día. Se vuelve meritorio descansar.
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