
Cierta vez un discípulo preguntó al maestro:
Maestro, si a la hora de evaluar le toca un estudiante que ha sido algo difícil, al que usted ha regañado mucho. Un discípulo que ha sido algo irresponsable o vago. Pero aún así el estudiante, en el proceso busca cumplir con lo requerido, y culmina cumpliendo a cabalidad con sus tareas. A la hora de evaluar, usted le quitaría puntos por su indisciplina o faltas pasadas?
El maestro calló y pensó por unos segundos, luego volvió su rostro donde el discípulo que le preguntaba, y con una sonrisa en su rostro contestó:
Si el discípulo, durante el proceso, cumple con la tarea, saca de su tiempo y cumple, se enmienda. Entonces se evalúa la tarea y el maestro dispone de su libertad para decidir, así como el discípulo dispuso de su tiempo. En mi caso, he pensado que mi función como maestro debe ser siempre sumar, jamás restar. Para restar tenemos a la vida misma, y a las decisiones que libremente toma cada día el ser humano.
El discípulo calló, y sonrió junto al maestro.
Reflexión - CP
"Sumar no es siempre agregar ni restar es siempre quitar."
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