Dicen que quien vive del orgullo muere de soledad, asumo entonces que quien es humilde no está solo, pero no está solo porque primero fue feliz y compartió su felicidad, no está solo como resultado a su actitud, atrayendo sobre sí resultados positivos. ¿Y cómo se hace para ser feliz? Ama, sé lo que buscas. Si no encuentras gente buena, sé bueno tú, y hallarás gente buena. La vida te devuelve lo que das, es ese espejo que refleja lo que piensas, la vida es ese imán que atrae lo que emites, la vida es ese fruto que sale del árbol de la semilla que sembraste, la vida es ese canto que escuchas, esa comida que comes, ese libro que lees, esa persona que amas y que no posees... pero: ¿Por qué no la posees? Porque los seres humanos solo se pertenecen por autodeterminación. Así que libera y atrae libremente, desata... y quien se ate a tí que lo haga en el amor. Crece y crecerán contigo, vive y vivirán contigo, ama y te amarán, pero debes comenzar tú a ser eslabón para luego hallar la cadena a la que quieras adherirte. Por ejemplo; la del orgulloso, la soledad.
La felicidad no es una fórmula especifica, más bien es un estado, pero para permanecer el mayor tiempo posible en él, se debe compartir, aqui redunda lo extraordinario de la genuina felicidad: Es un regalo que se debe compartir, que no te pertenece en realidad. Las cosas que valen carecen de precio y no nos pertenecen, nos posesionamos de ellas, pero a sabiendas que no son nuestras, que son un regalo, una gracia, una bendición. La felicidad y las gratas compañías son esos tesoros que hayas cuando te velas tal cual eres, cuando te aceptas tal cual eres, pero siempre sumando quién debieras ser. O sea, siempre habrá camino por recorrer. ¿Y cómo deberías ser? Esa es una pregunta de motor. Una pregunta que impulsa a la búsqueda de por vida. Te aseguro que si te cuestionas seriamente y lo trabajas, hallarás que la persona que eres actualmente no será la misma dentro de un año, dos años, y así sucesivamente. Porque te encontrarás en constante crecimiento, en evolución. Cada paso traerá nuevas interrogantes y nuevas experiencias. Mientras... se feliz, porque la felicidad es el camino, no la meta.
¿Y qué hay con la soledad? Aquél que es feliz jamás está solo. Aprende a ser selectivo en su peregrinaje, pero tampoco le afecta la soledad, pues sabe que aunque la vida le muestre un aparente estado de soledad, no lo está completamente, también que es pasajero. Sabe que hay cumbres que hay que subirlas solo, y otras que no. Aquél que halla la felicidad venció primero la prueba, superó al titán llamado orgullo y desarrolló carácter, descubrió que ser feliz es una tarea diaria y que las buenas compañías hay que trabajarlas. Feliz compañía es aquella que aunque no está físicamente se mantiene, aquella que sabes que es tuya sin poseerla, aquella que te da vida, con el simple hecho de hacerte compañía de alguna manera. Felicidad comienza con fe, y compañía más que una palabra, es una acción compuesta por un mínimo de dos.