La sinceridad siempre nos llevará a odiarnos un poco - Mario Benedetti
Para alcanzar la verdad, es necesario, una vez en la vida, desprenderse de todas las ideas recibidas, y reconstruir de nuevo y desde los cimientos. - René Descartes
Deberíamos aprender todos a decir las cosas con tacto, entender todo lo que creemos pero no decir todo en lo que creemos. No claudicar a la verdad para defender algo indefendible, ni intentar vender ideas que no se puedan vender solas. Todos desarrollamos lo que conocemos como un sentido social común, pero cuando nos vamos involucrando en una sociedad enferma, se vuelve necesario reevaluar sus cimientos. No podemos jugar al arte de la mentira para conseguir las cosas que queremos porque nos convertiríamos en un político de los que siempre han existido. Lo que sí deberíamos aprender y desarrollar es los artes de la mediación y negociación dentro de la política para poder innovar el status quo, procurar que la justicia social se convierta en lumbrera, de tal manera, que todos podamos decir orgullosamente que pertenecemos. Pero, para lograr innovar nuestro sistema a uno inclusivo todos debemos estar dispuestos a sacrificarnos por ese bien común, dentro de nuestras limitaciones y virtudes individuales.
Con nuestras acciones debemos eliminar la frase: "El fin justifica los medios", porque los medios demuestran la calidad de persona que busca ese fin y por tanto, la califica o descalifica de la supuesta bendición que es poderse llamar líder. Recordamos la frase de Víctor Hugo: "Es fácil ser bueno, lo difícil es ser justo", debemos ser capaces de encontrar y/o desarrollar soluciones justas, aunque tengamos que sacrificarnos en parte todos para poder salir de este atolledero filosófico, político, religioso, social y económico. No podemos continuar siendo una sociedad de doble moral, debemos ser capaces de hacer lo que decimos y ser quienes consideramos ser. "Ser o no ser, esa es la cuestión", como decía Shakespeare en "Hamlet".
Debemos recomenzar dejando de buscar culpables, porque todos hemos contribuido. Debemos reconocer que el problema en el que estamos sumidos es el mismo hombre, sus dos caras y su "doble vara" cuando establece leyes y conceptos. En este caso, las caras vienen a ser los políticos, los bancos y las grandes empresas, y las varas los extremos de la balanza que lleva el peso de la ley. Hay que devolverle al inescrupuloso la conciencia y al conciente su derecho a tomar acción. Hay que demostrar que el ser justo es el mejor negocio de todos, que todos se atrevan a ser justos, aunque sea por negocio.
Debemos procurar defender las libertades y derechos de todos, sí. Pero que estas libertades y derechos no afecten al otro. Como sociedad, debemos tener claro los límites de hasta dónde podemos llegar, ésto incluye a los millonarios, que deben aprender a ver al prójimo como prójimo, y deben verse comprometidos a invertir también en la seguridad de ellos, en la salud de ellos, en el bienestar de ellos. Que los banqueros y prestamistas sepan los límites a los que deben llegar. Que un buen negocio no sea sinónimo de una estafa o robo, que una buena administración sea aquella que legisle para el bien de todos. Que la ambición al poder se entienda como un malestar en su esencia, y por tanto, el poder debe ser limitado para todos. Que estamos de paso, y no pertenecemos... Parece que hablamos de la utopía de siempre, así como la lucha entre el bien y el mal. Pero: ¿Es que no aprendemos de la historia?
Han existido civilizaciones y desaparecido. Llegan a su máxima evolución y se extinguen. Lo sabemos por sus restos. Tenemos La Atlántida, un sinnúmero de Pirámides regadas por el mundo, los círculos de las cosechas en Inglaterra, las lineas de Nazca, las estatuas de la isla de Pascua, los restos de razas humanas ya extintas (un ejemplo son "los cráneos de Paracas", en Perú)... ¿Qué probablemente los llevó a su extinción? ¿Acaso la avaricia y el poder? La Biblia confirma que no hemos evolucionado, y seguiremos cometiendo los mismos errores hasta ese día: "Lo que fue, eso será, y lo que se hizo, eso se hará; no hay nada nuevo bajo el sol ¿Hay algo de que se pueda decir: Mira, esto es nuevo? Ya existía en los siglos que nos precedieron. No hay memoria de las cosas primeras ni tampoco de las postreras que sucederán; no habrá memoria de ellas entre los que vendrán después." (Eclesiastés 1; 9-11)
En este mundo occidental capitalista, regido por la oferta y la demanda hay que asegurarle al pobre lo básico, que no se vea tentado a robar, a la clase media hay que motivarla a continuar su lucha por tener una mejor calidad de vida, por ser los trabajadores y el corazón de la economía merecen al menos la posibilidad de superarse sanamente. Hay que enmendar el sistema de tal manera que aquel que quiera aspirar a la política deba saber que tiene que trabajar, que no es una manera fácil de enriquecerse, y que si lo cogen robando, malversando o aprovechándose de su posición, va a pagarlo no solo con la cárcel, sino que también deberá devolver lo robado de alguna manera. Desgraciadamente la justicia como concepto es relativa, ya que depende de los valores de una sociedad y de las creencias individuales de cada persona. Pero, cuando se impone una ley que no es justa, la justicia debe pasar por encima de la ley, y existen muchas maneras de luchar y de hacerse escuchar. Los maestros Gandhi, Luther King, Malcolm X, Karl Marx, Adam Smith, Albizu, Betances, Corretjer, Allende, Wilberforce, Mandela, Kennedy, Lenin, Trotsky, Washington, Adams, Jefferson, Franklin, Livingston, Sherman, y muchos otros, han abierto caminos dentro de diversas filosofías y tiempos, que podemos volver a transitar o repasar para abrir nuevos caminos acordes a estos tiempos. Comenzamos con una cita del siglo XVII, de Descartes, y culminamos con una paráfrasis de la misma (siglo XX), de AlvinToffler: "Los analfabetas del siglo XXI, no serán aquellos que no sepan leer y escribir... sino aquellos que no puedan aprender, desaprender y reaprender."
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