Cuando la inspiración...

La inspiración llega a aquel que la trabaja, y llega de manera natural. Lo podríamos comparar con el proceso de la conquista en el amor. El amor funciona eficazmente cuando es trabajado, se confirma que el proceso va bien cuando es correspondido, pero primero se debe sentir ese deseo de amar, experimentar esa química, para ir trazando los planes de conquistar el amor...aunque no siempre ocurre de esta manera. El artista sabe como aprovechar cada chispa de inspiración y sacarle el mayor provecho al momento en que se encuentra inspirado. No obstante, la inspiración no es suficiente. Para que el resultado sea excelente, se debe trabajar.

La inspiración es una pieza clave, pero no la primordial. Lo esencial es el esfuerzo, la entrega, el trabajo. Y como todo trabajo, Su arte lo confirma el resultado, el producto, la obra. Ahora, la inspiración es parte vital para el éxito en casi todo; es la chispa, el fuego, la energía que enciende -o al menos - mantiene prendido el motor creativo del artista, del trabajador, del empresario, del amor. Sin inspiración puede haber obra, porque toda obra nace de una necesidad, pero la inspiración puede impulsar a crear, o llegar en el proceso. Lo fundamental es llegue o no llegue: Trabajar.

El postulado que queremos destacar es que no debemos desaprovechar cada momento de inspiración, porque es la parte más bonita en el proceso de cada obra. Son pocas las veces que de la nada sale una idea, es entonces cuando debemos tomar esa idea y trabajarla. Cuando la inspiración nace de la nada, es una encomienda, o es un regalo. Este breve artículo nace como una vivencia nuestra, en el día de hoy. Luego de esta breve introducción reflexiva comparto mi testimonio:

No siempre me ocurre cuando escribo cantos o poemas, pero hoy me levanté tarareando un estribillo con una letra específica: "La vida es como una ecuacion esperando a ser resuelta..." seguía tarareando en mi mente...al rato, nace lo que musicalmente se describe como el estribillo que antecede al coro, el cual decía así: "Ven aquí, ven a mí, enseñame a vivir..." Traté de continuar mi sueño, ya que era muy temprano, pero a su vez sabía que de hacerlo, perdería una buena canción. De esta lucha interior me nace la frase: "Cuando la inspiración toca a la puerta, hay que abrirle. No sea se canse de tocar y busque a otro juglar al cual contarle sus secretos y llenarle de amor." Este pensamiento lo vuelvo a compartir más adelante, junto con un pensamiento de Krishnamurti y otro de Escobar, los cuales se complementan.

Este suceso me recuerda la anécdota que ví, creo que fue en uno de los documentales navideños que ofrece el Banco Popular de Puerto Rico - no recuerdo bien - solo sé que fue sobre el maestro Rafael Hernández, y cómo él concebió uno de sus grandes tesoros musicales. Narraba, según recuerdo vagamente, que era de madrugada y él iba camino a su casa, mirando al firmamento se inspira y nace la idea de una canción que se convirtió en el   insigne canto: "Venus", Hernández ordena parar el carro, toma una servilleta y escribe la canción junto con la melodía. Si Don Rafael no hubiera cedido ante lo que la señora inspiración le urgía, su cancionero habría perdido tan hermosa danza. La compartimos en el siguiente link (en las voces de Tito Henriquez y Ruth Fernández): https://www.youtube.com/watch?v=jfVe14F1dLE

Compartimos la letra:

Venus
(Rafael Hernández)
Entre paréntesis el contracanto:

Sentí las horas pasar
(Cierto fue,)
e impaciente las horas contaba;
mi alma se desesperaba,
(oh, dolor,)
en aquella triste soledad.
(que sentí...)

Era toda mi ilusión
(...y mi fe)
contemplar de la natura bella
a Venus, la linda estrella,
(de amor.)
el astro de mi inspiración.

Eran las primeras flores
(Por fin contemplé la visión)
de una linda primavera,
(primavera que tanto soñé)
cantaban los ruiseñores
(y, alegre, escuché su cantar.)
en su más plena quietud.
(Oh, divina creación,)
Y en los primeros albores
(qué bello es poder contemplar)
de aquella linda mañana
(mañana.)
que, como rosa temprana,
linda, bella,
Venus, la más linda estrella,
brindome su brillante luz.

Se preguntarán por el canto que escribí... Bueno, lo podrán apreciar en la próxima publicación. Les comparto que me ha pasado antes, pero no muy a menudo. Como comenzé este breve artículo, normalmente la inspiración llega a la medida que vas trabajando, pero no importa dónde, cuándo, o por qué... cuando estas cosas suceden, es menester soltar lo que se está haciendo y dejarse guiar por la señorita inspiración, que desde los orígenes de la creación ella sabe lo que hace; no sea que ella pierda el deseo de seguir brindándote de su extraordinaria presencia, y decida inspirar a otro artista las bellezas que tenía reservadas para tí.

“¿Ha notado usted que la inspiración llega cuando no la está buscando? Llega cuando toda expectativa se detiene, cuando la mente y el corazón se tranquilizan.” ―Jiddu Krishnamurti

Cuando la inspiración toca a la puerta, hay que abrirle. No sea se canse de tocar y busque a otro juglar al cual contarle sus secretos y llenarle de amor.

“Solo cuando la inspiración se vuelve doméstica es capaz de volar al infinito.” ―David Escobar Galindo