En conmemoración de los 122 años de la invasión estadounidense...
(25 de julio 2020)
Mariano Abril Ostaló (1861 - 1935) |
En 1892, seis años antes de pisar suelo puertorriqueño el ejército estadounidense, el agudo y perceptivo periodista Mariano Abril publicó el siguiente artículo en "La Democracia":
"Con la anexión de Cuba y Puerto Rico a los Estados Unidos ¿qué conseguiríamos? Cambiar de dolor y nada más. Seguiríamos siendo colonias explotadas, con la sola diferencia de que, si hoy es la madre patria la que nos explota, entonces sería una nación extranjera con quien no nos unen vínculos de sangre, idioma ni tradiciones.
Pensar que los yanquis van a darnos todas sus libertades y todo su progreso por nuestra bonita cara es pensar cebada. Nos darán sí, aquellas libertades que ellos juzguen adecuadas a nuestra cultura a cambio de una explotación amplia y segura.
Tendríamos trenes elevados que crucen nuestras calles; puertos amplios y hermosos con sus diques y muelles; movimiento fabril y comercial inusitado; pero todo esto en sus manos; acaparado y explotado por ellos; porque esas cosas no se forman sino con grandes capitales que serían capitales yanquis. Y a la vuelta de algunos años la industria, el comercio, hasta la agricultura estarían monopolizados por los yanquis y el antillano quedaría reducido a la condición de miserable colono, sin patria, sin hogar y sin fortuna.
Concluirían por absorbernos y dentro de algunos siglos se hablaría del pueblo puertorriqueño como se habla hoy de los indios, un pueblo que existió y desapareció para nunca más volver.
Y tendríamos en cuanto a libertades: ejército yanqui, marina yanqui y tribunales yanquis; porque todo esto necesitan ellos para proteger sus intereses."
Entonces; un 25 de julio de 1898 somos cedidos e invadidos. Y el jefe del ejercito estadounidense, el General Myles - cerebro detrás de "la Masacre de Wounded Knee" unos años antes - nos comparte la Proclama "por la causa de la Libertad, de la Justicia y de la Humanidad, sus fuerzas militares han venido a ocupar la Isla de Puerto Rico." Y culmina: "No hemos venido a hacer la guerra contra el pueblo de un país que ha estado durante algunos siglos oprimidos, sino, por el contrario, a traeros protección, no solamente a vosotros sino también a vuestras propiedades, promoviendo vuestra prosperidad y derramando sobre vosotros las garantías y bendiciones de las instituciones liberales de nuestro Gobierno. No tenemos el propósito de intervenir en las leyes y costumbres existentes que fueren sanas y beneficiosas para vuestro pueblo, siempre que se ajusten a los principios de la administración militar, del orden y de la justicia.
Esta no es una guerra de devastación, sino una guerra que proporcionará a todos, con sus fuerzas navales y militares, las ventajas y prosperidad de la esplendorosa civilización."
Desde su lecho agónico en París, Ramón Emeterio Betances escribe desesperado a Lola Rodríguez de Tió y otros puertorriqueños: ¿Y qué les pasa a los puertorriqueños que no se rebelan? y muere 7 días antes de la invasión. Citamos unas palabras emblemáticas que sintetizan su ideal:
"Con la anexión de Cuba y Puerto Rico a los Estados Unidos ¿qué conseguiríamos? Cambiar de dolor y nada más. Seguiríamos siendo colonias explotadas, con la sola diferencia de que, si hoy es la madre patria la que nos explota, entonces sería una nación extranjera con quien no nos unen vínculos de sangre, idioma ni tradiciones.
Pensar que los yanquis van a darnos todas sus libertades y todo su progreso por nuestra bonita cara es pensar cebada. Nos darán sí, aquellas libertades que ellos juzguen adecuadas a nuestra cultura a cambio de una explotación amplia y segura.
Tendríamos trenes elevados que crucen nuestras calles; puertos amplios y hermosos con sus diques y muelles; movimiento fabril y comercial inusitado; pero todo esto en sus manos; acaparado y explotado por ellos; porque esas cosas no se forman sino con grandes capitales que serían capitales yanquis. Y a la vuelta de algunos años la industria, el comercio, hasta la agricultura estarían monopolizados por los yanquis y el antillano quedaría reducido a la condición de miserable colono, sin patria, sin hogar y sin fortuna.
Concluirían por absorbernos y dentro de algunos siglos se hablaría del pueblo puertorriqueño como se habla hoy de los indios, un pueblo que existió y desapareció para nunca más volver.
Y tendríamos en cuanto a libertades: ejército yanqui, marina yanqui y tribunales yanquis; porque todo esto necesitan ellos para proteger sus intereses."
Entonces; un 25 de julio de 1898 somos cedidos e invadidos. Y el jefe del ejercito estadounidense, el General Myles - cerebro detrás de "la Masacre de Wounded Knee" unos años antes - nos comparte la Proclama "por la causa de la Libertad, de la Justicia y de la Humanidad, sus fuerzas militares han venido a ocupar la Isla de Puerto Rico." Y culmina: "No hemos venido a hacer la guerra contra el pueblo de un país que ha estado durante algunos siglos oprimidos, sino, por el contrario, a traeros protección, no solamente a vosotros sino también a vuestras propiedades, promoviendo vuestra prosperidad y derramando sobre vosotros las garantías y bendiciones de las instituciones liberales de nuestro Gobierno. No tenemos el propósito de intervenir en las leyes y costumbres existentes que fueren sanas y beneficiosas para vuestro pueblo, siempre que se ajusten a los principios de la administración militar, del orden y de la justicia.
Esta no es una guerra de devastación, sino una guerra que proporcionará a todos, con sus fuerzas navales y militares, las ventajas y prosperidad de la esplendorosa civilización."
Desde su lecho agónico en París, Ramón Emeterio Betances escribe desesperado a Lola Rodríguez de Tió y otros puertorriqueños: ¿Y qué les pasa a los puertorriqueños que no se rebelan? y muere 7 días antes de la invasión. Citamos unas palabras emblemáticas que sintetizan su ideal:
"Yo creo en la independencia futura, próxima de mi país. Ella sola, por acuerdo de las
demás Antillas es capaz de salvarnos del minotauro americano. Pero si no ha llegado
aún el día, esperamos y entendámonos con España; si no ha llegado aún el día, yo creo
en la libertad y en la república; creo en ellas, para mi patria, donde abundan los hombres
de inteligencia y los hombres de bien; creo en la igualdad de nuestros derechos, con los
de todos los pueblos civilizados. "Los grandes no son grandes sino porque estamos de
rodillas. Levantémonos."...
demás Antillas es capaz de salvarnos del minotauro americano. Pero si no ha llegado
aún el día, esperamos y entendámonos con España; si no ha llegado aún el día, yo creo
en la libertad y en la república; creo en ellas, para mi patria, donde abundan los hombres
de inteligencia y los hombres de bien; creo en la igualdad de nuestros derechos, con los
de todos los pueblos civilizados. "Los grandes no son grandes sino porque estamos de
rodillas. Levantémonos."...
Los puertorriqueños lucharon, hubo levantamientos... pero España se rindió. Culminamos con otra cita de Betances, de otro escrito a Lola de 1882:
"Querida Lola (…) No hay que desesperarse; algún día vendrá la resurrección de ese pueblo que duerme y se deja mecer por la reforma. ¡Adelante! ¡Adelante, siempre!"
Escrito de Abril tomado del libro: Memoria Corta. Una Breve Historia de Puerto Rico 1800 - 1900 - Juan Cruz Ricart. P. 64-66.
También se consultaron los documentales "El Antillano" (2015), sobre la figura de Ramón Emeterio Betances, "Wounded Knee Documentary" y la revista de Dialnet: "La Geopolítica del Antillanismo en el Caribe del Siglo XIX".