La ignorancia es un candado de pesadas cadenas que destaca por una pecularidad: Este solo puede abrirse desde adentro. Aquel que no quiera abrir este candado, sufrirá la eterna condena de la esclavitud y la servidumbre. Entre la ignorancia y el conocimiento comulga la libertad.
La oración lleva al conocimiento, el conocimiento lleva a la oración. Ambas son como un hilo o frecuencia que conectan místicamente al hombre con Dios y viceversa.

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