Ya bajó nuestro Dios de los cielos, ya descendió de su casa a los suelos,
ya sentiré en mi alma consuelo, ¡aleluya!
Ya comenzó el más allá de mi vida, ya se quitó de mi alma la herida,
ya siempre en mí yo tendré nueva vida, ¡aleluya!
La luz de Dios llegó hasta mí, naciendo pobre en Belén.
A Dios veré si desde aquí me hago pobre como él.
Siempre en la tierra será primavera, siempre la luz vencerá a las tinieblas,
nunca los pueblos tendrán ya más guerras, ¡aleluya!
Siento mi vida que nace de nuevo, siento mi alma subir a los cielos,
veo a Jesucristo soplando a los pueblos, ¡aleluya!
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