"Ser bueno es fácil; lo difícil es ser justo." - Víctor Hugo
Ser justo y ser bueno son conceptos diferentes,
pero aquél que trata de vivir una vida espiritual sabe que debe integrar y
armonizar ambos conceptos con su diario vivir. El ser bueno responde a trabajar
la esencia humana desde el centro del mismo ser humano. Aferrarse a unos
principios, unos valores, una ética... la cual debe ir de la mano con el
respeto y el amor propio, y de esta misma forma para con los demás[1].
La
bondad, el amor y el bien se cultivan y trabajan desde adentro. La justicia
viene a ser entonces un reflejo de ese bien. Dicho a la manera cristiana:
"La fe sin obra es muerta". Aristóteles define el bien en el
hombre de una manera relativa a la situación a la que enfrenta: “Pues aunque
sea el mismo, el bien del individuo y el de la sociedad, es evidente que es
mucho más grande y más perfecto alcanzar y salvaguardar el de la ciudad[2]”.
Muchos suponen que el bien es un reflejo de los actos de justicia cometidos por
el ser humano, pero debemos recordar que lo que el ser humano analiza sobre su
hermano es solo un reflejo de lo que percibe a través de sus sentidos. Quien
realiza el acto es el único que sabe las verdaderas intenciones.
El bien y la justicia deben ir
tomados de la mano. Sócrates presenta estos conceptos como parte integral de la
virtud, a la cual se llega con la práctica contínua del bien y la justicia.[3]
Uno va relacionado al concepto natural que tendemos a crear sobre la persona
ideal, y el otro al reflejo de este concepto, visto a través de sus acciones, decisiones,
palabras y escritos. El ser justo también va relacionado a medidas, evaluación
de situaciones y toma de decisiones.
El ser bueno y el ser justo están indudablemente relacionados, pero no
son sinónimos. Inclusive, un ser humano puede tomar decisiones justas y
no ser necesariamente una buena persona; y a su vez ser una buena
persona y actuar injustamente en determinada situación. En este mundo
occidental tan competitivo, donde se nos inculca el valor de las cosas
por su precio, y no por su valor y esencia, debemos repasar nuestros
conceptos inculcados y reevaluar. Hemos aprendido...pero parafraseando
al filósofo americano Toffler: Debemos también desaprender y reaprender
para no convertirnos en los analfabetos de este nuevo siglo. Debemos
inculcar nuestro cerebro algo que siempre supo el corazón, y es que el
ser bueno y justo, es la mayor inversión que puedes hacer en el mejor de
los negocios, el de la Vida Eterna.
[1] "Ama a tu prójimo como a tí
mismo", pero debemos aprender a amarnos como debemos primero, para
entonces saber cómo amar al prójimo.
[2]
Ética Nicomáquea I 6, 1130 a 8.
[3] Aunque el autor moderno Strauss
explica que cuando Sócrates habla sobre la virtud, lo hace refiriéndose al
conocimiento. Señala que Sócrates no reconoce la virtud moral.
Algunas direcciones electrónicas utilizadas como referencia:
1- http://dadun.unav.edu/bitstream/10171/1869/1/01.%20James%20G.%20COLBERT,%20JR.,%20Boston%20State%20College,%20El%20intelectualismo%20%C3%A9tico%20de%20S%C3%B3crates%20.pdf
2- https://pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/numero45/jusnien.html
3- http://www.lacavernadeplaton.com/articulosbis/platonrepublica0607.htm
4- https://pciucr.files.wordpress.com/2011/03/toffler-alvin-el-shock-del-futuro.pdf
5- http://dadun.unav.edu/bitstream/10171/18634/1/POLO.pdf
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