
Solo una cosa de este mundo no pertenece a Dios... nuestra voluntad.
Una vez sometida a Dios en su totalidad... volvemos a él irremediablemente.
Pero en el proceso; podríamos ser capaces de realizar cosas que jamás imaginaríamos poder hacer; es entonces cuando descubrimos lo grande que somos; cuando ejercitamos la voluntad y la combinamos con la fe y el esfuerzo... ya sea espiritual; intelectual o físico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario