Citas de José Ortega y Gasset
«Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo.»
Ortega y Gasset
Ortega y Gasset
«La vida es, esencialmente, un diálogo con el contorno; lo es en sus funciones psíquicas más sublimes. Vivir es convivir, y el otro que con nosotros convive es el mundo en derredor. No entendemos, pues, un acto vital, cualquiera que él sea, si no ponemos en conexión con el contorno hacia el cual se dirige, en función del cual ha nacido. Si creyésemos que los buitres han nacido para vivir en jaulas, su gesto de hercúleos voladores nos parecería superlativo, frenético, absurdo.»
Ortega y Gasset
«... en general, de la mayor parte de las cosas que existen para nosotros no tenemos conciencia, pero contamos con ellas.
El caso
más extremo de esto es nuestra propia persona: en nada suele el hombre
reparar menos que en sí mismo y, sin embargo, con nada cuenta más
constantemente que consigo.
Todas
las verdades evidentes tienen ese carácter: que cuando por vez
primera las descubrimos nos parece que ya de antemano las sabíamos, pero
no habíamos caído en ellas.
Cuanto forma parte de mi vida forma parte porque me entero de ello, y sólo en cuanto me entero (la vida se entera de sí misma)»
Ortega y Gasset. (Unas lecciones de metafísica)
«El intelectual, en mi entender, ha venido al mundo nada más que para esforzarse en perseguir la verdad, y una vez encontrada lanzarla canoramente al viento».
(Dirigiéndose al director del diario):
«La prensa no es usted ni soy yo ni las docenas de periodistas
madrileños con sus nombres propios e inalienables: es una fuerza
histórica elemental y tremenda, sobre la cual tenemos que meditar
todos, usted y yo, los periodistas madrileños y los ciudadanos de
todas las naciones».
«Me trata en él reiterada y acentuadamente como profesor de la Universidad, es decir, como un extraño que desde fuera de la prensa opina sobre ella. Con esta ficción se gana la mitad de camino para que en efecto parezcan mis frases un ataque oriundo de una clase intelectual -los catedráticos- émula o envidiosa del poder que goza otra clase de intelectuales -los periodistas-»:
«Ha querido ahora seguir la arcaica y funesta costumbre de reaccionar "por espíritu de cuerpo", y de "creerse en el caso" de solidarizarse con la totalidad de una profesión».
«Para que una profesión se mantenga en plena eficiencia es menester que exista siempre en ella un grupo disidente, resuelto a no hacerse solidario m responsable de los vicios profundos que el resto del "cuerpo" cultiva y favorece. Solo ese grupo se encontrará siempre en limpio y podrá salvar ante el público la profesión, atrayendo sobre si el respeto y la autoridad necesarios».
«Habrían de no obrar sobre los periódicos los intereses inconfesables, de sus empresas; habría de mantenerse el dinero castamente alejado de influir en la doctrina de los diarios, y bastaría a la prensa abandonarse a su propia misión para pintar el mundo del revés».
«Yo no he dicho ni en un momento de obnubilación que deba arrebatarse a la prensa el "poder espiritual" que hoy ejerce. Menos todavía me ha ocurrido proponer que la Universidad ejerza ese "poder espiritual" que hoy administra la Prensa. Por la sencilla razón de que la Universidad es, poco más o menos, lo contrario que la Prensa, y no tendría sentido que quisiera ejercitar ese mismo poder. No se trata de un solo poder que convenga traspasar».
«Normalmente han coexistido en la historia diversos "poderes espirituales", y solo esta pluralidad de poderes diferentes y más o menos antagónicos asegura la salud social. Estos poderes tuvieron y tienen -inexorablemente- rangos distintos, aunque todos son, en efecto, espirituales».
«Y pido en consecuencia, no que la prensa deje de ser un "poder espiritual", sino que no sea el único y que sufra la concurrencia y corrección de otros. De uno por lo pronto: la Universidad. Se trata pues, de la colaboración y confrontación, si se quiere hasta de la lucha, entre dos formas de espíritu distintas, para que el hombre medio pueda recibir dos imágenes o interpretaciones diferentes del mundo. La interpretación periodística es y será siempre la perspectiva de lo momentáneo como tal»
«Me trata en él reiterada y acentuadamente como profesor de la Universidad, es decir, como un extraño que desde fuera de la prensa opina sobre ella. Con esta ficción se gana la mitad de camino para que en efecto parezcan mis frases un ataque oriundo de una clase intelectual -los catedráticos- émula o envidiosa del poder que goza otra clase de intelectuales -los periodistas-»:
«Ha querido ahora seguir la arcaica y funesta costumbre de reaccionar "por espíritu de cuerpo", y de "creerse en el caso" de solidarizarse con la totalidad de una profesión».
«Para que una profesión se mantenga en plena eficiencia es menester que exista siempre en ella un grupo disidente, resuelto a no hacerse solidario m responsable de los vicios profundos que el resto del "cuerpo" cultiva y favorece. Solo ese grupo se encontrará siempre en limpio y podrá salvar ante el público la profesión, atrayendo sobre si el respeto y la autoridad necesarios».
«Habrían de no obrar sobre los periódicos los intereses inconfesables, de sus empresas; habría de mantenerse el dinero castamente alejado de influir en la doctrina de los diarios, y bastaría a la prensa abandonarse a su propia misión para pintar el mundo del revés».
«Yo no he dicho ni en un momento de obnubilación que deba arrebatarse a la prensa el "poder espiritual" que hoy ejerce. Menos todavía me ha ocurrido proponer que la Universidad ejerza ese "poder espiritual" que hoy administra la Prensa. Por la sencilla razón de que la Universidad es, poco más o menos, lo contrario que la Prensa, y no tendría sentido que quisiera ejercitar ese mismo poder. No se trata de un solo poder que convenga traspasar».
«Normalmente han coexistido en la historia diversos "poderes espirituales", y solo esta pluralidad de poderes diferentes y más o menos antagónicos asegura la salud social. Estos poderes tuvieron y tienen -inexorablemente- rangos distintos, aunque todos son, en efecto, espirituales».
«Y pido en consecuencia, no que la prensa deje de ser un "poder espiritual", sino que no sea el único y que sufra la concurrencia y corrección de otros. De uno por lo pronto: la Universidad. Se trata pues, de la colaboración y confrontación, si se quiere hasta de la lucha, entre dos formas de espíritu distintas, para que el hombre medio pueda recibir dos imágenes o interpretaciones diferentes del mundo. La interpretación periodística es y será siempre la perspectiva de lo momentáneo como tal»
Ortega. (Sobre el poder de la prensa).
«Cuando de pronto despierto vitalmente y caigo en la cuenta de que vivo me encuentro ya, desde luego, obligado a realizar en el mundo el personaje que soy por anticipado. Y todo lo que hago, es decir, mi presente, lo hago para realizar ese proyecto que soy.»
Ortega y Gasset (¿Qué es la vida?)
«Es un error que ha trivializado y achatado al enorme asunto, entender la palabra "libertad" refiriéndola primariamente o exclusivamente al derecho y la política como si fueran éstos la raíz de donde brota la figura general de vida humana que llamamos libertad. Porque de esto, en verdad, se trata. La libertad es el cariz que la vida entera del hombre toma cuando sus diversos componentes llegan a un punto en su desarrollo que produce entre ellos una determinada ecuación dinámica. Tener una idea clara de lo que es "libertad" supone haber definido o encontrado con algún rigor la fórmula de esa ecuación.»
Ortega y Gasset (Origen y epílogo de la filosofía)
Ortega y Gasset
«El hombre superior no lo es tanto por sus dotes como por sus aspiraciones, si por aspiraciones se entiende el efectivo esfuerzo de ascensión y no el creer que se ha llegado.»
Ortega y Gasset (El hombre a la defensiva)
«Camina lento, no te apresures, que a donde tienes que llegar es a ti mismo.»
Ortega y Gasset (El Espectador)
«(...) el hombre es capaz de modificar su contorno en el sentido de su conveniencia, porque aprovechó todo respiro que las cosas le dejaban para ensimismarse, para entrar dentro de sí y forjarse ideas sobre ese mundo, sobre esas cosas y su relación con ellas, para fraguarse un plan de ataque a las circunstancias, en suma, para construirse un mundo interior. De este mundo interior emerge y vuelve al de fuera. Pero vuelve en calidad de protagonista, vuelve con un sí mismo que antes no tenía - con su plan de campaña -, no para dejarse gobernar por las cosas, sino para gobernarlas él (...) Lejos de perder su propio sí mismo, lo proyecta enérgica, señorialmente, sobre las cosas»
Ortega (Ensimismamiento y alteración)
«Lo esencialmente confuso, intrincado, es la realidad vital concreta, que es siempre única. El que sea capaz de orientarse con precisión en ella; el que vislumbre bajo el caos que presenta toda situación vital la anatomía secreta del instante; en suma, el que no se pierda en la vida, ese es de verdad una cabeza clara. Observad a los que os rodean y veréis cómo avanzan perdidos por su vida, van como sonámbulos, dentro de su buena o mala suerte, sin tener la más ligera sospecha de lo que les pasa. Les oiréis hablar en fórmulas taxativas sobre sí mismos y sobre su contorno, lo que indicaría que poseen ideas sobre todo ello. Pero si analizáis someramente esas ideas notaréis que no reflejan mucho ni poco la realidad a la que parecen referirse, y si ahondáis más en el análisis hallaréis que ni siquiera pretenden ajustarse a tal realidad. Todo lo contrario: el individuo trata con ellas de interceptar su propia visión de lo real, de su vida misma. Porque la vida es por lo pronto un caos donde uno está perdido. El hombre lo sospecha; pero le aterra encontrarse cara a cara con esa terrible realidad, y procura ocultarla con un telón fantasmagórico donde todo está muy claro. Le trae sin cuidado que sus «ideas» no sean verdaderas; las emplea como aspavientos para ahuyentar la realidad.
El hombre de cabeza clara es el que se liberta de esas «ideas» fantasmagóricas y mira de frente a la vida, y se hace cargo de que todo en ella es problemático, y se siente perdido. Como esto es la pura verdad -a saber, vivir es sentirse perdido-, el que lo acepta ya ha comenzado a descubrir su auténtica realidad, ya está en lo firme.»
Ortega (Las atlántidas y del imperio romano)
Ortega y Gasset, Meditaciones del Quijote (O.C., I, 316)
«¿Qué es lo que hay que hacer [...]? Se trata de evitar el capricho. El capricho es hacer cualquiera cosa entre las muchas que se pueden hacer. A él se opone el acto y el hábito de elegir, entre las muchas cosas que se pueden hacer, precisamente aquella que reclama ser hecha.»
José Ortega y Gasset, Origen y Epílogo de la filosofía
«Las cosas no nos interesan porque no hallan en nosotros superficies favorables donde refractarse, y es menester que multipliquemos los haces de nuestro espíritu a fin de que temas innumerables lleguen a herirle.»
Ortega y Gasset, Meditaciones del Quijote
«Uno es esclavo de lo que dice, pero dueño de lo que calla.»
Ortega y Gasset
«La belleza que atrae, es rara vez la misma belleza que enamora.»
Ortega y Gasset
«No podemos postergar la vida hasta estar preparados para ella. La principal característica de la vida es su coercitividad. Siempre es urgente, aquí y ahora sin postergación posible. Nos disparan la vida a quemarropa.»
José Ortega y Gasset
«El mundo cobra sentido, no en cuanto existe en sí mismo, sino en cuanto existe conmigo...»
«Bueno fuera que estuviésemos forzados a aceptar como auténtico ser de una persona lo que ella pretende mostrarnos como tal. Si alguien se obstina en afirmar que cree que dos más dos son cinco y no hay motivo para suponerlo demente, debemos asegurar que no lo cree, por mucho que grite y aunque se deje matar por sostenerlo.»
Ortega y Gasset, La Rebelión de las Masas
«Hemos caído en un recinto hermético, sin porosidad ninguna hacia el exterior. Nada de fuera podrá penetrar y facilitarnos la evasión por el agujero que ella abra. El alma de un enamorado huele a cuarto cerrado de enfermo, a atmósfera confinada, nutrida por los los pulmones mismos que van a respirarla.»
Ortega y Gasset, Estudios sobre el amor
«Toda vida es lucha por ser sí misma»
Ortega y Gasset, La Rebelión de las masas
«El reconocimiento de un error es por sí mismo una nueva verdad y como una luz que dentro de éste se enciende.»
Ortega y Gasset, La Rebelión de las masas
«Rige inexorable la paradoja de que, siendo la sociedad una suma de individuos, lo que de ella emana no depende de éstos, sino que, al revés, los tiraniza.»
Accesar libro en esta dirección: http://www.seminariodefilosofiadelderecho.com/Biblioteca/O/rebelion.pdf
Tomado de: http://vrf-larebeliondelasmasas.blogspot.com/2007/04/citas-de-jos-ortega-y-sasset.html
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