No creo en la palabra olvido; porque entonces no se aprendería de la experiencia... y podríamos ser víctimas de las mismas situaciones o de las mismas personas.
El perdonar y olvidar es sabiduría de Dios, y nuestro deber como cristianos es siempre perdonar, pero no debemos olvidar...y para perdonar necesitamos tiempo...ya que las heridas emocionales, al igual que las físicas, dejan cicatrices. Todo depende también de la circunstancia. Este planteamiento no significa el dejar de relacionarnos con quien nos haya herido; sino...simplemente tratarlo con algo de precaución, en especial si la persona no reconoce que te hirió. Al respecto se han escrito muchos libros. Y estos pensamientos que hemos decidido compartir con ustedes vienen de la misma experiencia, y de la tinta de psicólogos y cristianos los cuales hemos tenido la bendición de leer.
Dios; con las cualidades de su omnisciencia; omnipresencia y omnipotencia es incapaz de salir herido por decirlo así a causa de nosotros...si en algo le afectáramos sería solo en su amor, lo único que podemos herir de Dios es su amor, y esto ocurre cuando nos fallamos los unos con los otros, ya que somos su Templo por excelencia.
De qué servirían las Iglesias, las Sinagogas, las Mezquitas y las Ermitas sino albergaran al Templo preferido de Dios, en comunidad, alabanza y oración? Las Grandes Maravillas del Hombre no sirven para nada sino se reconoce la grandeza y maravilla del hombre... Y por supuesto; primero habría que reconocer y dar el lugar que merece tener Dios en nuestras vidas.
Por otra parte; y retomando el tema, nosotros no debemos ajustar nuestro pensamiento de perdonar y olvidar a como hace Dios. Porque mientras vivimos somos vulnerables y podríamos recaer como víctimas de nuestro hermano. En especial cuando se trata de conceptos y criterios los cuales tenemos el derecho de pensar distinto; reaccionar y actuar distinto dada la circunstancia.
El no olvidar significa aprender de la experiencia; llevar nuestras heridas recordando su origen y procurar el no volver a ser herido de la misma manera. Nuestro deber es no olvidar... inclusive; llamar la atención y tomar la acción correspondiente en su momento puede ser recomendable dependiendo de la situación...No debemos olvidar...en especial cuando el victimario no ha aprendido de su error y por circunstancias que sobrepasan nuestra voluntad tenemos que seguir relacionandonos con él (sea parte de nuestra familia; compañero de estudio o trabajo, etc.).
Como conclusión a esta pequeño análisis; el perdonar es meritorio, pero el cuándo lo decides tú; y toda herida conlleva su tiempo de sanación, toda relación tiene su limitación, y las pautas las pones tú. Si a tu mente viniera la tentación del pensar que eres egoísta en cierta forma; relee este escrito y confirmarás que no es así. Simplemente estás procurando protegerte; ya que aprendiste de una experiencia la cual no estás dispuest@ a volver a vivir. Si la persona que te hiriera necesita de tí...dale la mano, a su vez le estarías dando una lección y practicando tu cristiandad, pero el cómo continuar la relación... Lo decides tú. Sin notarlo estarás creciendo emocional y espiritualmente, estarías ejercitando la voluntad y practicando el verdadero amor, (ya que este también reclama y necesita ser trabajado)... y éstos son campos y disciplinas más dificiles de trabajar que el campo intelectual.
Bendiciones!!!!
