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Saludos amigos del blog!!!! Quiero darles la bienvenida a mi humilde aposento cibernético con el cual comparto desde el año 2009 lo que me apasiona en el mundo de las artes, la historiografía, la música, la literatura y la espiritualidad. Y también escritos originales... Pueden accesar a mi música en Spotify, YouTube y a los interesados en mis publicaciones literarias, las pueden adquirir en su librería preferida en Puerto Rico, Amazon, eBay, o escribiéndome. Muchas bendiciones!

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lunes, 14 de julio de 2025

Elige creer...


 Este policía arrestó a una joven en su juventud, la hizo entrar en razón, le cambió la vida y, años después, ella lo invitó a su graduación como muestra de agradecimiento.

Él no la trató como una delinc* uente más. Habló con ella. Le dijo que podía cambiar, que estudiara, que creyera en sí misma… cuando ni ella lo hacía. Y esas palabras —tan simples, tan humanas— se le quedaron grabadas. Tiffany tomó una decisión radical: dejó las adiccio* nes, se mantuvo limpia y se inscribió en la universidad. Años después, con su título en la mano, hizo algo que estremeció a todos: invitó al mismo policía que la arrestó… a su graduación.

Y él fue. Se sentó entre la multitud y la aplaudió de pie. “Es uno de los momentos más orgullosos de mi carrera”, dijo Foster. No solo vio a una exdetenida graduarse. Vio a una mujer que eligió creer. Y lo hizo porque alguien, una vez, la trató con dignidad.

Un segundo de empatía puede transformar toda una vida.

De la red... 

jueves, 10 de julio de 2025

Ben y Noah

 

Cuando nació Noah, los médicos le dijeron a su joven padre, Ben, con síndrome de Down, que no podría criar a un niño.
Que no entendería los horarios de alimentación.
Que no sabría cómo consolar a un bebé que lloraba.
Que no sería suficiente.
Pero Ben no escuchó.
Abrazó a su recién nacido, le besó la frente y le susurró:
"Puede que no lo sepa todo... pero sé cómo amarte".
Y lo amaba.
Ben lo alimentaba con manos temblorosas, aprendía canciones de cuna tarareando y lo mecía todas las noches hasta que salía el sol. Trabajaba a tiempo parcial doblando servilletas en un restaurante local, ahorrando cada centavo para el futuro de Noah.
Había miradas. Susurros.
Otros padres preguntaban: "¿Es él... el padre?".
Ben simplemente sonreía y asentía con orgullo.
"Es mi hijo. Mi mejor amigo".
Noah crecía. Ben envejecía.
Los años pasaban como páginas de un libro silencioso. Noah se hizo hombre. Fuerte, amable, exitoso. La gente decía:
"¡Qué bien te has portado!".
Él respondía:
"Porque me crio alguien que solo veía el mundo con amor".
A medida que Ben crecía, su memoria empezó a desvanecerse. Olvidaba dónde guardaba las cosas. Luego los nombres. Luego el de Noah.
Y un día, lo miró a los ojos y le preguntó:
"¿Eres mi amigo?".
Noah le tomó la mano y le susurró:
"Soy tu hijo. El que criaste. A quien le diste todo".
Ahora, Noah lo alimenta. Lo ayuda a caminar. Tararea canciones de cuna cuando Ben no puede dormir.
No solo cuida de su padre.
Le está devolviendo el favor al hombre que lo crio... dos veces.
Y cuando se toman fotos ahora, Noah sonríe ampliamente.
Porque el mundo ve a un anciano con síndrome de Down y a su hijo adulto.
Pero él ve a su héroe.
A su maestro.
A su corazón.

De la red...

sábado, 5 de julio de 2025

La inclusión, la exclusión y la ideología (Reflexión)

 

Cualquier ideología que necesita atacar algo que no la amenaza, es una ideología que no sobrevivirá a su propia generación. La inclusión, no la exclusión caballeros, es la clave de la supervivencia. - The Power Of One

Una idea es algo que tienes, una ideología es algo que te tiene a tí. - Morris Berman

¿Existe una ideología recomendable? Puedes saberlo con estas tres opciones
1. Reflexiona si tus pensamientos e ideas son tuyos, o de alguien más
2. Adopta la ideología que quieras, pero de forma consciente
3. La más difícil: Crea una ideología tú mismo (De la red...)

martes, 1 de julio de 2025

La verdadera fuerza...

 

Mientras el Titanic se hundía en las aguas heladas del Atlántico Norte, entre gritos, pánico y oscuridad, un hombre tranquilo emergía desde las cocinas.
No era oficial. No llevaba galones. No tenía silbato.
Era Charles Joughin, jefe panadero del Titanic.
Cuando la tragedia se desató, no corrió por su vida. Corrió por pan. Reunió provisiones para los botes salvavidas. Ayudó a subir a mujeres y niños. Empujó a los que dudaban. Y cuando ya no quedaban botes, cedió su lugar… y se quedó.
Volvió a su camarote. Tomó un par de tragos de whisky. Y esperó el final.
A las 2:20 a.m., el Titanic desapareció bajo el mar. Joughin fue arrastrado al océano. Flotó durante más de dos horas en agua casi congelada. Y sobrevivió.
Según su testimonio, no entró en pánico. Se mantuvo en calma. Apenas sentía frío.
¿El whisky lo salvó? La ciencia dice que no. El alcohol puede empeorar la hipotermia.
Lo que lo salvó fue otra cosa: su temple. Su flotación consciente. Su condición física.
En los momentos más oscuros, la verdadera fuerza no siempre grita.
A veces, simplemente hace pan, ayuda a otros… y se mantiene a flote.

Tomado de la web

domingo, 29 de junio de 2025

No es el final. Es el comienzo (Reflexión).

 

Cuando una ballena muere… no es el final. Es el comienzo.
El cuerpo de una ballena no flota para siempre. Eventualmente, se hunde — lento, silencioso — hacia el fondo del océano.
A esto se le llama un “whale fall” (caída de ballena).
Y allí, en las profundidades, ocurre algo asombroso.
El cuerpo de una sola ballena se convierte en un refugio de vida.
Durante décadas, alimenta a cientos de criaturas marinas: tiburones, cangrejos, pequeños carroñeros y formas de vida únicas que no existen en ningún otro lugar.
De una muerte, nace un ecosistema completo. 🐚✨
De la muerte, brota la vida. Callada. Abundante. Sagrada.
Pero hay más.
Durante toda su vida, las ballenas absorben carbono de la atmósfera.
Y cuando mueren y se hunden, ese carbono se va con ellas al fondo del océano, donde queda atrapado durante siglos.
Incluso en la muerte, ayudan a enfriar un planeta que se calienta.
Incluso en silencio, nos protegen. 
Y mientras viven… cantan.
No con palabras, sino con sonidos tan poderosos que pueden viajar miles de kilómetros bajo el mar.
Las madres cantan a sus crías.
Algunos grupos recuerdan a quienes han perdido.
Otros esperan a los que se quedan atrás.
Sus canciones no son solo comunicación.
Son conexión.
El corazón de una ballena azul es del tamaño de un automóvil pequeño.
Y cuando se sumerge a lo más profundo…
late solo dos veces por minuto.
Como si nos susurrara:
🕊️ Mantén la calma.
Ve profundo.
Muévete con gracia.
Alguna vez, los marineros temieron a las ballenas como monstruos.
Hoy sabemos la verdad:
Son gigantes gentiles.
Guardianes de los océanos.
Portadores de memoria.
Así como los elefantes enseñan compasión en la tierra,
las ballenas la susurran en el agua.
Y ambas nos enseñan:
La grandeza no grita.
Canta.
Guía.
Y cuando llega el momento…
se entrega, convirtiéndose en algo aún más grande.
 
De la red... 

“Siempre preséntate.” (Back to the Future)

“Siempre preséntate.”
Una frase que me dijo un amigo cuando aún trabajaba en las artes.
“No importa qué tan pequeña sea la oportunidad. Siempre preséntate.”

En su momento no me pareció un gran consejo. Era simple. Sincero. Pero esas palabras se me quedaron grabadas.

Recuerdo el día que me llegó un guion. Lo hojeé por encima, sin interés. Estaba cansado, distraído… y no sentí la chispa.

Lo tiré. Literalmente.
Pero entonces, la voz de mi amigo retumbó en mi cabeza:
 “Siempre preséntate.”

Así que lo saqué de la basura, lo leí con calma… y pensé: ¿por qué no?

Semanas después, estaba cara a cara otra vez con Bob Zemeckis.
Y así… comenzó a escribirse la historia.

Volver al Futuro no empezó con magia.
Otro actor tenía el papel principal. Grabamos seis semanas antes de que llegara Michael.
El estudio buscaba algo diferente. Alguien con chispa.

Yo ya había puesto el alma en el Doc Brown.
Volver a empezar desde cero con otro compañero… me aterraba.
No sabía si podría hacerlo de nuevo.

Pero entonces entramos en escena juntos.

Y simplemente funcionó. Al instante. Naturalmente. Como si siempre hubiéramos sido compañeros.

Incluso años después, sin ensayos, podíamos regresar a esos personajes como si nunca hubiéramos parado.
Como accionar un interruptor.
La conexión nunca desapareció.

 Y ahora…

Esa historia sigue viajando en el tiempo.

He conocido a personas que crecieron viendo Volver al Futuro, que se convirtieron en científicos, ingenieros, inventores.
Algunos se enamoraron del cine gracias a ella.
Otros me han dicho que cambió la manera en que pensaban sobre el tiempo, las posibilidades… el futuro.

De todos los papeles que he interpretado,
ninguno ha resonado tanto.
Ninguno ha sido heredado con tanto asombro, de padres a hijos.

Y pensar… que estuve a punto de perderlo.

Una suave lección que quiero compartir,
de parte de mí, Christopher Lloyd:

A veces, los momentos más grandes se esconden dentro de las decisiones más pequeñas.
Así que… siempre preséntate.
Nunca sabes a dónde te puede llevar.

A veces… te lleva de regreso al futuro. 

De la red... 

sábado, 28 de junio de 2025

Hedy Lamarr - "la madre del Wi-Fi"

 

Hedy Lamarr (1914–2000)

Por Colleen Cheslak | 2018

Hedy Lamarr fue una actriz e inventora austriaca-estadounidense, pionera en la tecnología que un día sentaría las bases de los sistemas de comunicación wifi, GPS y Bluetooth actuales. A pesar de su belleza natural, ampliamente vista en la gran pantalla en películas como Sansón y Dalila y Carga Blanca , la sociedad ha ignorado durante mucho tiempo su ingenio inventivo.  

Lamarr era originalmente Hedwig Eva Kiesler, nacida en Viena, Austria, el 9 de noviembre de 1914 en el seno de una familia judía acomodada. Hija única, Lamarr recibió mucha atención de su padre, director de banco y hombre curioso, quien la inspiró a mirar el mundo con los ojos abiertos. A menudo la llevaba a dar largos paseos donde conversaba sobre el funcionamiento interno de diferentes máquinas, como la imprenta o los tranvías. Estas conversaciones guiaron el pensamiento de Lamarr y, con tan solo 5 años, se la podía encontrar desmontando y volviendo a montar su caja de música para comprender su funcionamiento. Mientras tanto, su madre, pianista de concierto, la introdujo en las artes, inscribiéndola en clases de ballet y piano desde muy pequeña. 

La brillante mente de Lamarr fue ignorada, y su belleza cobró protagonismo cuando fue descubierta por el director Max Reinhardt a los 16 años. Estudió interpretación con Reinhardt en Berlín y en 1930 consiguió su primer papel secundario en una película alemana titulada Geld auf der Stra βe ("Dinero en la calle"). Sin embargo, no fue hasta 1932 que Lamarr alcanzó el reconocimiento como actriz por su papel en la controvertida película Éxtasis .

El comerciante de municiones austriaco Fritz Mandl se convirtió en uno de los fanáticos más fervientes de Lamarr cuando la vio en la obra Sissy . Lamarr y Mandl se casaron en 1933, pero la relación duró poco. Ella dijo una vez: "Supe muy pronto que nunca podría ser actriz mientras fuera su esposa... Él era el monarca absoluto en su matrimonio... Yo era como una muñeca. Era como una cosa, un objeto de arte que debía ser custodiado y encarcelado, sin mente, sin vida propia". Era increíblemente infeliz, ya que se vio obligada a hacer de anfitriona y sonreír a petición de los amigos y escandalosos socios comerciales de Mandl, algunos de los cuales estaban asociados con el partido nazi. Escapó de las garras de Mandl en 1937 huyendo a Londres, pero se llevó consigo el conocimiento adquirido en las conversaciones durante la cena sobre armamento en tiempos de guerra.

Durante su estancia en Londres, la suerte de Lamarr dio un giro cuando conoció a Louis B. Mayer, de los famosos estudios MGM. Con este encuentro, consiguió su billete a Hollywood, donde deslumbró al público estadounidense con su gracia, belleza y acento. En Hollywood, Lamarr conoció a diversos personajes peculiares de la vida real, como el empresario y piloto Howard Hughes.

Lamarr salió con Hughes, pero lo que más le interesaba era su afán de innovación. Su mente científica había sido reprimida por Hollywood, pero Hughes ayudó a impulsar el espíritu innovador de Lamarr, dándole un pequeño equipo para usar en su tráiler durante el rodaje. Aunque tenía una mesa de inventos en casa, el pequeño set le permitió a Lamarr trabajar en inventos entre tomas. Hughes la llevó a sus fábricas de aviones, le mostró cómo se construían y le presentó a los científicos responsables del proceso. Lamarr se inspiró para innovar, ya que Hughes quería crear aviones más rápidos que pudieran venderse al ejército estadounidense. Compró un libro de peces y otro de pájaros y observó los más rápidos de cada especie. Combinó las aletas del pez más rápido y las alas del ave más rápida para esbozar un nuevo diseño de alas para los aviones de Hughes. Al mostrarle el diseño a Hughes, este le dijo a Lamarr: «Eres un genio».

Lamarr era sin duda una genio, pues su mente inventiva seguía en constante desarrollo. Una vez dijo: «Mejorar las cosas me sale natural». Creó un semáforo mejorado y una pastilla que se disolvía en agua para producir un refresco similar a la Coca-Cola. Sin embargo, su invento más significativo se diseñó mientras Estados Unidos se preparaba para entrar en la Segunda Guerra Mundial.

En 1940, Lamarr conoció a George Antheil en una cena. Antheil era otra figura peculiar pero inteligente a tener en cuenta. Conocido por sus escritos, bandas sonoras y composiciones musicales experimentales, compartía el mismo espíritu inventivo que Lamarr. Ella y Antheil hablaron de diversos temas, pero una de sus mayores preocupaciones era la inminente guerra. Antheil recordó: «Hedy dijo que no se sentía muy cómoda, sentada en Hollywood y ganando mucho dinero en semejante estado de cosas». Tras casarse con Mandl, adquirió conocimientos sobre municiones y diversas armas que resultarían beneficiosos. Así pues, Lamarr y Antheil comenzaron a experimentar con ideas para combatir a las potencias del Eje.

Ambos idearon un extraordinario sistema de comunicación para guiar torpedos hacia sus objetivos en tiempos de guerra. El sistema consistía en el uso de "saltos de frecuencia" entre ondas de radio, con el transmisor y el receptor saltando a nuevas frecuencias simultáneamente. Esto impedía la interceptación de las ondas de radio, permitiendo así que el torpedo alcanzara su objetivo. Tras su creación, Lamarr y Antheil solicitaron una patente y apoyo militar para la invención. Si bien se le concedió la patente estadounidense n.° 2.292.387 en agosto de 1942, la Armada decidió no implementar el nuevo sistema. El rechazo llevó a Lamarr a apoyar los esfuerzos bélicos con su fama, vendiendo bonos de guerra. Feliz en su país de adopción, se nacionalizó estadounidense en abril de 1953.

Mientras tanto, la patente de Lamarr expiró antes de que viera un solo centavo. Si bien continuó acumulando créditos en películas hasta 1958, su ingenio inventivo aún no había sido reconocido por el público. No fue hasta sus últimos años que Lamarr recibió algún premio por su invento. La Electronic Frontier Foundation otorgó conjuntamente a Lamarr y Antheil su Premio Pionero en 1997. Lamarr también se convirtió en la primera mujer en recibir el Premio Bulbie Gnass al Espíritu de Logro de la Convención de Invenciones. Aunque falleció en el año 2000, Lamarr fue incluida en el Salón Nacional de la Fama de los Inventores por el desarrollo de su tecnología de salto de frecuencia en 2014. Este logro la ha llevado a ser apodada "la madre del Wi-Fi" y otras comunicaciones inalámbricas como el GPS y el Bluetooth.

Tomado de: https://www-womenshistory-org.translate.goog/education-resources/biographies/hedy-lamarr?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=tc

jueves, 26 de junio de 2025

Quien sobrevive al infierno antes de nacer, no le teme a nada.

 

Nacer, para algunos, es el premio de una batalla brutal que se libra en silencio, en la oscuridad del útero. En ciertas especies de tiburones, como el tiburón toro o el tiburón tigre de arena, el primer aliento no se da al nacer, sino al vencer.

Dentro del vientre materno no hay ternura ni compasión. Los embriones no flotan pacíficamente. Luchan. Compiten. Matan. A medida que se desarrollan, algunos forman antes que los demás un arma letal: dientes afilados. Y con ellos, comienza una masacre silenciosa.

Los más fuertes devoran a sus hermanos no nacidos. Uno por uno. Día tras día. Hasta que solo quedan los más capaces. Los sobrevivientes emergen al mundo ya curtidos en sangre y supervivencia. No son simples crías. Son guerreros.

No hay entrenamiento. No hay aviso. Solo un instinto primitivo que los empuja a ser los primeros y los últimos. La madre no interviene. No puede. Porque esa brutal selección natural ya está inscrita en sus genes.

Así es como nacen estos tiburones. No con ternura, sino con conquista. No rodeados de hermanos, sino sobre sus restos. Porque en su mundo, la vida empieza cuando termina la del otro.

Y así llegan al océano: solos, fuertes, preparados para todo. Porque quien sobrevive al infierno antes de nacer, no le teme a nada.

De la red.