Entre el orgullo y el miedo se presentó la soledad. El orgullo le hizo creer que era buena compañera, mientras el miedo le alejó del sueño que una vez le urgió a caminar. La soledad, enemiga del sueño se vistió de cuento y desvió su afán, embelezándole, ensimismándole, encerrándole en una cárcel de invisibilidad. Desvaneciendo con el tiempo el sueño que estuvo a punto de hacerse realidad, partió en busca de un nuevo hogar. Ella quedóse privada de una gran oportunidad, atada entre el orgullo, el miedo y la soledad.
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