Hay que dejar la vanidad a los que no tienen otra cosa que exhibir. - Honoré de Balzac
La experiencia del Predicador - Eclesiastés 1; 12-18
Yo el Predicador fui rey sobre Israel en Jerusalén. Y di mi corazón a inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo
lo que se hace debajo del cielo; este penoso trabajo dio Dios a los
hijos de los hombres, para que se ocupen en él. Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu. Lo torcido no se puede enderezar, y lo incompleto no puede contarse. Hablé yo en mi corazón, diciendo: He aquí yo me he
engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes
de mí en Jerusalén; y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y
ciencia. Y dediqué mi corazón a conocer la sabiduría, y también a
entender las locuras y los desvaríos; conocí que aun esto era aflicción
de espíritu. Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario