domingo, 30 de noviembre de 2014

La diversión y la alegría.

La diversión es el resultado de un estímulo externo; puede provenir de la música, de algún deporte, de algún programa televisivo, o algo propio de la amistad. En cambio, la alegría es un estado interior, nace del conocimiento pleno de la persona sobre sí mismo, sobre su fe, sobre la vida, sobre el amor, sobre la esperanza. Una persona espiritual debe ser una persona en un estado alegre, que transmita su estado naturalmente. Este tipo de persona es capaz de evangelizar sin necesidad de la prédica, porque su sermón por excelencia viene a ser  su propio estilo de vida.

"Cuando el cuerpo no tiene modo de expresión para algo sublime llora, cuando conoce las lágrimas está listo para saber que es la alegría." - Anónimo

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