miércoles, 24 de septiembre de 2014

Reflexión ando...

De pequeño me enseñaron que a las personas no se les debe insistir mucho. Que así como Dios sube a unos por un tiempo, a través del mismo tiempo los baja para subir a otros, porque nada es eterno, y todos debemos reconocer nuestros momentos, lugar, y para lo que somos buenos. El justo brilla con luz propia y la gracia del portador de luz le mueve donde quiere, cuando quiere y con quien quiere. Cada día tiene una lucha y cada persona sus oportunidades, solo debemos pedir discernimiento para trabajar el día a día, de esta manera aseguramos que se ejecuten los planes de nuestro Padre en nuestras vidas. Los seres humanos tenemos libertad, pero cada decisión conlleva un compromiso y por tanto, la libertad es limitada. En conclusión, entiendo que ponernos en las manos del Padre nos asegura una libertad saludable, plausible, y un éxito que solo el tiempo, la fe y la constancia asegurarán. Bendiciones!

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