Cuando nuestras confianzas están puestas en el Señor, El nos ayuda en nuestras batallas brindándonos los carismas y habilidades necesarias para defendernos y protegernos. A su vez nos libera de futuros dolores, engaños y cadenas... en el proceso se dan pequeños milagros que preceden a la Promesa. El buen entendedor recibirá siempre con gran alegría los obsequios que día a día le regala el Padre, y el mal entendedor siempre esperará más, ni siquiera habrá notado lo pequeño, pues no recibirá en grande... Todo tiene su crisol. Alabado sea Dios!
No hay comentarios:
Publicar un comentario