El verdadero ser espiritual ama, analiza y jamás se fanatiza, bajo sentimientos de tristeza y de coraje no toma decisiones, al igual que en sus momentos de alegría tampoco se compromete. Acepta a los demás tales y como son, predica primero con el ejemplo, y de ser necesario, utiliza la palabra. El verdadero ser espiritual ama, y jamás deja de amar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario